Pero la realidad no es el verano: se puede tener una muy buena pre-temporada y llegar al torneo último, o tener una pésima excursión marplatense y a la hora de jugar por los puntos estar en la cima. La realidad es que Boca está primero en soledad, y en la noche de sábado en la Bombonera venció merecidamente a un equipo que si hay algo a lo que no le tiene miedo es a jugar ofensivamente. Pudo haber jugado mejor, pero aún así fue justo vencedor.
La ausencia de Pablo Pérez era un problema porque es el jugador que maneja los tiempos en Boca, pero ante tanta abundancia de nombres, tal vez la solución para darle un lugar a Tévez termine siendo la lesión de un compañero. Desde el comienzo, con el 1-0 de Pavón se vieron las intenciones de Boca, luego algo desdibujadas, primero porque Colón le cuestionó la maestría en posesión de pelota, diciendo presente con un juego que también hizo destacar a Domínguez como entrenador en Huracán: movilidad constante para triangular, y un juego asociativo que involucre a todos los componentes del compuesto. Lo que no tuvieron los santafesinos fue la frialdad que tuvo Nández para liquidar el pleito, encontrando en Rossi (muy criticado injustamente en el verano, como si no mereciera ser el arquero de Boca) un obstáculo inquebrantable para emparejar el asunto. El segundo ítem por el cual el esparcimiento de Boca se vio circunvalado fue que la presión alta de Colón obligó a Cardona y compañía a recurrir a un envío largo sin destinatario, o a corridas en soledad de Tévez o Pavón en las que faltó tomar un poco de aire y buscar juntarse con un compañero. En ese sentido, cuando las carreras hacia el oasis parecían ser la salida de Boca para aumentar la capacidad goleadora, Carlitos fue muy útil para Boca porque con su sabiduría para colocar su masa corporal pudo ganar metros y en algunas oportunidades generar faltas. Como se dijo anteriormente, el xeneize debe aprovechar esa ventaja apoyándose en otros jugadores para hacer de una iniciativa un contraataque efímero y eficaz.
Un aspecto cualitativo en el encuentro fue que Boca defendió los tres puntos a fuerza de correr, por eso Nández se convirtió en figura por su faceta combativa, Tévez fue el que más pelotas recuperó y Cardona y Pavón recorrieron en plenitud sus respectivos carriles. Quedó aún más en evidencia con la salida de Bou y el ingreso de Buffarini: Guillermo optó por prescindir de un hombre de área y definición por un carrilero nato. Menos referencia y más esfuerzo. No quiere decir que ganar a través del esfuerzo sea algo negativo: todo lo contrario, reconocer que hay rivales que demandan transpirar más la camiseta es reconocer las limitaciones y tomar los caminos más apropiados para el éxito.