lunes, 26 de diciembre de 2022

OPINION: UN EXPRESIDENTE CONDENADO ES UN REFLEJO DE LA FORTALEZA DE LA LEY

Lionel Messi y el resto de la selección argentina le dieron una alegría a un pueblo golpeado.
 
Emile Durkheim, considerado uno de los padres de la Sociología, teorizó en su obra División del Trabajo Social acerca del delito en las sociedades. Siguiendo su argumentación, la pena ante un delito no pasa por la venganza del damnificado hacia el delincuente, sino que tiene más bien a la sociedad como aquel sujeto colectivo que busca prevenirse de los delitos del condenado y que aplica un castigo ante el daño cometido. El derecho penal es lo que permite a una sociedad funcionar correctamente, ya que priva de su libertad a aquel que destruye la solidaridad orgánica: esta es la solidaridad que nos une a todos casi inconscientemente, gracias a la división social del trabajo. Si bien el principal motor de una pena es la moral, se equivoca el que piensa que la economía no tiene nada que ver: en una sociedad que funciona correctamente, la división social del trabajo implica que un vendedor de autos le venda el automóvil a un verdulero, que este lo utilice para ir al mercado central a comprar la fruta, pasando por una ruta que fue hecha por un empresario de la construcción que a su vez contrata a un trabajador para que arregle el asfalto, y así se podría seguir con miles de casos más de cómo nuestra sociedad nos une a todos orgánicamente hasta que el vendedor de autos le compra la fruta al verdulero que le compró el vehículo. Ahora bien, ¿Qué pasa si en vez de ser todo tan perfecto, el empresario (empresaurio, diría Milei) que tiene que hacer la ruta le paga sobreprecios al político de turno, y la obra ni siquiera se termina? Los negocios personales del que cobra y el que paga la coima le salen más caro al contribuyente que paga sus impuestos, y tal vez esa ruta no pueda ni usarse por su estado desastroso. 
 En una sociedad es casi imposible que no exista el delito, pero este puede combatirse si se cumple la igualdad ante la ley: que se condene tanto al punguista que roba en los semáforos como a la gente con mucho poder es un indicador sobre que hay una república robusta y donde reina el imperio de la ley, destinada a ser igual para todos. En una sociedad que desea empezar a funcionar, la corrupción como una práctica institucionalizada debe ser no solo penada por la legislación, sino que esta última se aplique a rajatabla. Una vez consolidadas las mínimas condiciones de un Estado de Derecho (no solo que exista la ley, sino que se aplique), será posible dar pie a erradicar prácticas que se encuentran tan arraigadas y que hacen mucho daño. Primero, es menester que el que comete un delito no se vuelva impune, y luego fomentar mecanismos de prevención que hagan a la transparencia del manejo de los fondos públicos, donde el ciudadano esté informado sobre quiénes son los candidatos de una boleta; que aquellos que fueron condenados no puedan presentarse; establecer contrapesos para ejercer un control efectivo en el momento mismo en que se lleva a cabo el manejo discrecional del erario público.
 Habiendo ya una condena firme y demostrada la existencia del delito, los seguidores mesiánicos y su salvadora siempre tendrán pretextos para convertir en perseguida a una Cristina condenada: que fue investigada por ser peronista y mujer, que la justicia y los medios son una herramienta de la derecha para deslegitimar gobiernos populares. Toda una ensalada de cuestiones ideológicas, de género, históricas, que no resisten el menor análisis. A un fanático no se lo puede hacer entrar en razón: es una empresa perdida la de pretender que desaparezca el kirchnerismo. El punto no pasa por borrarlo, sino por vencerlo: que el voto que no es ideológico y vota según la coyuntura no legitime la corrupción con tal de salir de un mal momento, tal como ocurrió en las elecciones del 2019.
 En países como Perú, a diferencia de la Argentina, hay una gran inestabilidad política, con presidentes que no duran lo previsto en el cargo. Pero la fortaleza de sus leyes ha condenado a distintos ex jefes de Estado, y a su vez ha consolidado la independencia de las reglas del juego: no es casualidad que, a pesar del desfile de presidentes, el titular del Banco Central sea el mismo hace muchos años y que su economía goce de una envidiable estabilidad. Una fuente de solidez de una economía siempre pasa por la fortaleza de las instituciones. Que la ley se aplique a todos por igual puede ser para la Argentina, aunque sea un principio, un atisbo, de una futura economía estable a partir de una república fuerte. 
 Cabe agregar que está en manos de la oposición y de la gente poder encauzar al país en un sendero de confiabilidad institucional. En Brasil Lula fue electo habiendo estado condenado, preso y confirmada su sentencia en distintas instancias. Si bien los jueces que dictan la sentencia condenaron a CFK, para que no la absuelva la ¨historia¨ (como ella dice), las otras fuerzas políticas tienen en sus manos hacer bien los deberes para que el pueblo no olvide rápidamente lo ocurrido. Solamente así, la historia la habrá condenado. 

miércoles, 2 de noviembre de 2022

OPINION: BELGRANO DIO TODO POR EL PAIS PARA QUEDARSE SIN NADA, LA POLITICA NO DA NADA Y PIENSA QUEDARSE CON TODO

El gigante y torpe tamaño del Estado beneficia a los políticos y hace pagar con la inflación a los argentinos. A su vez, la inflación en Brasil se sigue desacelerando. 

Luego de haber peleado en las guerras de independencia, en una joven y recién nacida patria argentina fallecía sumido en la miseria uno de sus más grandes próceres: el General Manuel Belgrano murió pobre, habiendo pagado su última consulta con el médico con un reloj, pues no tenía dinero para poder abonarla normalmente. Que uno de los héroes de la independencia haya terminado de esa manera obedece a lo gigante de su obra: el dinero ganado por combatir contra los realistas lo donó para la construcción de escuelas. Su salud fue entregada en virtud de lo que él consideraba que era primordial, siendo esto último el futuro de una nación que daba sus primeros pasos. 
 La obra de un estadista radica en su mirada a largo plazo. Un estatista, en cambio, solo piensa en el día de hoy: que el Estado subsidie todo; regale plata; tome permanentemente empleados en las plantas de los organismos públicos. Lo único importante es ganar las próximas elecciones, y por lo tanto, a un estatista solo le interesa que la gente esté contenta para que lo sigan votando, sin pensar que a futuro se estarán cosechando problemas. Invertir en educación no rinde electoralmente, ya que los resultados expresados en la construcción de capital humano tardarán años en vislumbrarse. Lo mismo pasa con las obras hidráulicas necesarias para evitar inundaciones: muchos políticos piensan que es una pérdida de tiempo emprender semejante proyecto, ya que son obras que llevan años en terminarse y el municipio sólo dejará de inundarse cuando estas terminen. Según cuenta en su nuevo libro Para Qué, Macri decidió emprender dichas obras en la Ciudad y confesar que por tres años las calles porteñas se seguirían inundando.   
 En la Argentina se asiste diariamente a un espectáculo que no tiene nada de divertido: mientras la inflación carcome los salarios, la inseguridad se cobra vidas y el narcotráfico avanza como una topadora, los que tienen en sus manos el destino de la gente se preocupan por su "quinta". En su agenda no parece estar derogar la ley de alquileres (por nombrar tan solo una de las tantas cuestiones que realmente son primordiales), sino cancelar las PASO para perjudicar a la oposición (que está implosionando producto de su batalla interna de egos imparables), intentar una reforma de la Corte Suprema que genere una mayoría adicta, y hemos visto cómo todas las figuras del oficialismo tienen una preocupación tan desbordada por sus intereses, que postergan los del público que les otorgó el poder. Katopodis piensa en volver a San Martín, Ferraresi a Avellaneda, Manzur a Tucumán. Al estar las próximas elecciones presidenciales prácticamente perdidas, quieren asegurarse de no perder sus territorios. Muchos gobernadores del PJ también se anticipan a la derrota y planean desdoblar las elecciones en sus provincias para no quedar pegados al gobierno nacional. Es por eso que la reelección indefinida, ya sea a nivel provincial o municipal personaliza la gestión pública en el caudillo que ocupa el cargo, y esto se presta a la discrecionalidad para que el gobernante de turno utilice todos los recursos a disposición para perpetuarse en el poder. Citando a Esteban Bullrich, "no hay personas imprescindibles, sino ideas imprescindibles". Muchos legisladores bonaerenses de Juntos por el Cambio parecen no haberlo entendido cuando votaron por que continúen las reelecciones indefinidas en los municipios de la Provincia de Buenos Aires. 
 La preexistencia de las Provincias al Estado Nacional sentó las condiciones para el poco peso de los partidos políticos a nivel nacional, lo cual va en detrimento de construir proyectos a largo plazo para la Nación. Los partidos tienen un desarrollo organizativo más centrífugo (una tendencia localista), y muchos diputados nacionales obedecen a los gobernadores de sus provincias, permanecen poco tiempo en el Congreso para migrar a cargos provinciales, y de esa forma se complica aún más emprender reformas profundas que el país demanda. Alfonsín tenía una mirada de estadista al plantear la necesidad de implementar una modernización del Estado. Alcanzar ese objetivo parece imposible sin una apuesta por hacer converger un proyecto nacional, donde el PJ, el partido más importante y hegemónico de la Argentina, deje de obedecer a sus homónimos provinciales como son los feudos de San Luis, Formosa, Santiago del Estero, Catamarca, entre otros, y encare una visión republicana y viable a largo plazo donde la agenda del ciudadano esté por sobre la de los políticos eternos.
 El poder no es ni un recurso mágico, ni un componente de la naturaleza. Es una relación social, asimétrica, desde ya. Pero donde el que tiene el poder necesita de la aceptación de la sociedad. El gobernante sin gobernados no existe. La dialéctica de Hegel entre el amo y el esclavo lo sintetizan muy claramente: en un primer momento de tesis, el amo piensa que lo es todo, y el esclavo nada; luego, en la fase de antítesis, el amo contrasta a partir de la experiencia que los servicios de su casa se cumplen gracias a la labor del esclavo; y finalmente en la síntesis (resultado de los dos momentos previos), el amo entiende que sin el esclavo no es nada, que no podría sin él tener todas sus necesidades satisfechas. El kirchnerismo se mal acostumbró a permanecer en el poder: en diciembre de 2023 va a haber gobernado 16 de los últimos 20 años, y no gobernar para la gente que le dio el poder puede llevar al amo a quedarse sin esclavo.
 En medio de la necesidad de acumular reservas, la Argentina gasta dólares para importar papel destinado a la impresión de billetes, todo por no crear papel-moneda de mayor denominación. La tramoya de aparentar una menor inflación de la que hay para no sincerar el fracaso económico con fines electorales y a costa de las reservas que el país necesita es la única explicación plausible para entender semejante sinsentido. Así como Belgrano sacrificó su patrimonio por el futuro del país, los vándalos de la banda comprometen el futuro para engrosar sus ambiciones ególatras. La oposición también debería tomar nota, y leer el libro de su principal referente con el fin de tener claro Para Qué quieren el poder cuando termine la guerra entre halcones y palomas y los outsider como Manes devenidos de repente en políticos de raza. Un día el amo puede quedarse sin su esclavo, es decir, el gobierno puede perder el voto de la gente que le otorga el poder. En ese instante, se habrá quedado sin nada.  

martes, 6 de septiembre de 2022

OPINION: EL AMOR Y EL ODIO HACIA PERSONALISMOS COMO LOS DE CRISTINA LE HACEN MAL A LA DEMOCRACIA

El fiscal Luciani pidió 12 años de condena para CFK. Mientras tanto, sufre embates del Presidente y otras figuras del oficialismo. 


El reconocido politólogo italiano Norberto Bobbio planteaba una dicotomía bastante conflictiva, que consistía en el gobierno de las leyes frente al gobierno de los hombres. En una democracia, los cargos los ocupan hombres que deben cumplir las leyes, y se corre el riesgo de que el hombre pase por encima a la norma. Y si se ejerce una preponderancia de la ley, esta puede reducir al hombre. Esa tensión persiste constantemente, y no es fácil alcanzar el equilibrio deseado.    

 Puede decirse que de alguna manera, los intelectuales fundadores de la Constitución de los Estados Unidos se anticiparon varios años a dicha dicotomía: bajo el seudónimo de "Plubio", Hamilton, Madison y Jay formulan en "El Federalista" su escrito sobre el funcionamiento de la carta magna estadounidense, norma fundamental que será una fuente de inspiración para todas las constituciones liberales y republicanas del continente.   

 La clave para que una democracia sea liberal está en la división de poderes: puede haber elecciones periódicas, pero si el ejercicio del poder no respeta la independencia de un poder sobre otro se cae en híbridos que ya han existido en la historia, llamados "democracia iliberal" o "autoritarismo competitivo". La división del poder del Estado en tres poderes hace al objetivo de salvaguardar la libertad: que el poder se distribuya en tres evitando su concentración implica que uno frene al otro. Es decir, que haya hombres que controlen a otros hombres, por medio de la ley. Para que ningún poder se corrompa, hay mecanismos de control para que no haya minorías oprimidas por la mayoría ni elites que sometan a las mayorías. 

 Cuando Cristina habla de la existencia de un "partido judicial", con la teoría que expresa que aquel es la continuidad del partido militar que derrocaba gobiernos democráticos en el siglo XX, está acudiendo a un relato que deslegitima el funcionamiento de la justicia. En vez de ponerse a disposición de esta última, la Vicepresidente incurre en sembrar dudas acerca del compromiso democrático por parte de los jueces y el Ministerio Público Fiscal. Al contrario de lo que sostiene, es ella misma la que erosiona las instituciones democráticas con su comportamiento. 

 El Poder Judicial está sometido al control por parte de los restantes poderes: el pliego de los jueces federales se instituye por medio de una terna vinculante del Consejo de la Magistratura, y hasta hace poco tiempo este último tenía una sobre-representación de los miembros provenientes de los partidos políticos que favorecía al kirchnerismo. Luego, los pliegos de los jueces deben ser votados por dos tercios del Senado, al igual que los fiscales. En la Cámara Alta, antes de la ultima elección, el peronismo siempre tuvo quorum propio. Gran parte de los jueces y fiscales que según Cristina  "ya tienen la condena escrita" fueron nombrados bajo gobiernos peronistas. Por otra parte, otro mecanismo de control sobre la justicia es el juicio político. No hay ninguna evidencia que indique que haya falta de imparcialidad en un magistrado como para utilizar tal herramienta contemplada en la Constitución. Hasta ahora, los argumentos de Cristina consistieron en intuir que por el hecho de participar de un partido de fútbol Luciani es macrista; o que Nicolás Caputo es tan corrupto como ella; pero no expone ningún fundamento que contradiga lo investigado por el fiscal. Por de pronto, sí existen motivos para iniciarle un juicio político al Presidente, quien no solo se inmiscuyó en la labor del Poder Judicial opinando sobre las causas que comprometen a la líder de su espacio (algo que la Constitución le prohíbe), sino que también, por si faltaba más, lanzó una amenaza encubierta hacia el fiscal Luciani.

 La idea alocada de democratizar la justicia que invocan ciertos militantes es desconocer su funcionamiento: en el "Federalista", texto mencionado anteriormente, se explica que los jueces deben ser vitalicios porque si su función durara unos pocos años como ocurre con otros cargos, entonces los jueces faltarían a su imparcialidad con el fin de ser designados periódicamente; mientras que los jueces no pueden ser elegidos por el voto de los ciudadanos debido a que entonces se convertirían en cargos político-partidarios, denotando una clara parcialidad que desautorizaría su rol como magistrados. 

 El intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner es el clímax lamentable de una serie de pasiones fanatizadas que expresan amores y odios desmedidos hacia su persona. Que la democracia se concentre en su figura es insano: habla de la falta de ideas y el seguimiento por personalismos que intentan estar por encima de las instituciones, lo cual termina por destruir a la aludida democracia. 

 Es natural que los líderes basen gran parte de su liderazgo en el carisma (para Max Weber a ese atributo estaba muy vinculada la política profesional y representativa), pero el seguimiento religioso de una figura no acepta que esta debe acatar las instituciones, y que estas no tienen que encarnar a su persona tal como ocurre en Corea del Norte (para muchos una teocracia). Escuchando a muchos adeptos de CFK se puede entrever su divinización (la declaración de "amor" de sus militantes, llamar a su casa como un "santuario"). Mientras que el odio que despierta en casos como el del brasileño detenido, está de más decir que tampoco respeta las reglas del juego, y que abre la posibilidad a atrofiar aún más los mecanismos constitucionales a través de un estado de violencia política que la Argentina ya vivió en su momento. El peligro de todo esto es la deslegitimación de las instituciones republicanas y de la democracia como método capaz de solucionar los conflictos. La violencia es un síntoma de la enfermedad.      

lunes, 1 de agosto de 2022

OPINION: LOS POSIBLES CAMINOS DEL GOBIERNO BICEFALO DE CARA A 2023

Mientras Alberto Fernández y Cristina Kirchner se disputan el poder, el peso quema en el bolsillo de los argentinos.

Charles Darwin alcanzó la fama luego de escribir acerca de su teoría de la selección natural. Aquella explica la supervivencia del más apto en la naturaleza. Los animales evolucionan a lo largo del tiempo adaptándose al entorno. El que no lo logra, no puede sobrevivir. La mariposa cambió el color de sus alas para confundir a sus depredadores. De lo contrario, aquella se habría extinto, siendo eliminada por reptiles, anfibios, o arañas. 
 Algo parecido ocurrió con los partidos Socialdemócratas europeos: la socialdemocracia implica un socialismo a través de la democracia. Primero, dicho tipo de partidos se dieron cuenta que para ganar elecciones no podían contar únicamente con electorado proveniente del proletariado, por lo que orientaron su discurso a atraer los votos de electores pequeño burgueses y de la clase media. Por otra parte, entendieron que las promesas socialistas de nacionalizar industrias y crear empresas públicas, además de no ser competitivas en lo electoral, iban a ir en contra de sus intereses al llevarlas a la práctica en caso de alcanzar el gobierno. Si la socialdemocracia pretendía representar a los trabajadores, aplicar medidas extremas que destruyan el capital e impliquen un aumento de la inflación eliminando puestos de trabajo iría en perjuicio de la clase trabajadora que tales partidos decían defender. Es por eso que los partidos socialdemócratas europeos siguen conservando ese nombre pero en la práctica son partidos de una ideología keynesiana: lejos de querer llevar a la práctica una economía socialista, son partidos que respetan el capitalismo pero creen en una cierta intervención del Estado en la economía. Tal como indica la teoría de Darwin para la naturaleza, si los partidos socialdemócratas europeos no se adaptaban al "entorno" ( el desarrollo y la evidencia de la historia), hubieran dejado de ser competitivos y tal vez hubiesen desaparecido.
 El gobierno bicéfalo de los Fernández en Argentina, al cual le queda poco más de un año, tiene que enfrentar un dilema por delante: descartando la alternativa de que bajen la inflación y la pobreza en el tiempo que les queda de forma tal que la sociedad olvide todo lo ocurrido y que eso les permita ganar las elecciones en 2023 (lo cual podría considerarse un milagro), las dos cabezas que se dirimen el poder del sillón de Rivadavia tienen dos posibilidades, donde ambas los conducirán probablemente a una derrota, pero una posiblemente sea de una mayor dignidad.
 La primera posibilidad es empecinarse con el decálogo kirchnerista: continuar con los controles de precios, echarle la culpa de la inflación a los empresarios, seguir emitiendo, negarse a hacer el ajuste. Lisa y llanamente, continuar con los errores que la Argentina viene cometiendo hace décadas. La imagen negativa de los fundadores del Frente de Todos seguiría en alza, al igual que el precio del dólar.  
 Mientras que la segunda posibilidad podría ser comenzar a realizar el trabajo sucio, reconociendo que el ajuste es inevitable: eliminar subsidios; corregir el déficit fiscal; llegar a emisión cero; empezar a revertir el asunto de los planes sociales indefinidos y sin contraprestación; achicar la brecha entre el dólar oficial y el paralelo para que al campo le resulte beneficioso exportar. Seguir este camino tendría un costo político enorme, también llevaría a la derrota del gobierno en 2023, pero significaría lo mejor para el país. Además de que de tal forma se le allana el camino al próximo gobierno, que de lo contrario debería comenzar a hacer todas las reformas de golpe antes de que la bomba le explote en la cara. 
 Las intenciones de Batakis sobre alcanzar el equilibrio fiscal y concretar las metas pautadas con el FMI son un fuerte indicio de que el propio kirchnerismo está reconociendo que la heterodoxia llegó a su límite. No quiere decir que con la introducción de Massa en el gabinete el gobierno se haya vuelto ortodoxo, pero sí que la heterodoxia está llevando al país a una crisis económica y social muy profunda. El ajuste que había empezado la "derecha" de Macri está siendo ejecutado por un gobierno "nacional y popular". La realidad le puso coto a la diatriba del kirchnerismo, tal como le ocurrió a la socialdemocracia europea.   
 Las complicaciones económicas y sociales no pueden despegarse de la crisis política. El filósofo Jean Jacques Rousseau argumenta en el Contrato Social que el Poder Legislativo debe ser la mente (aquello que piensa, elabora leyes) de un cuerpo, el cual viene a ser el Poder Ejecutivo (quien le da movimiento a lo concebido por la mente y ejecuta las leyes). En un sistema presidencialista, el Presidente tiene el menester de ser el conductor de los resultados de la deliberación parlamentaria. Al ser un gobierno de coalición, es natural que pueda haber tensiones en el oficialismo, pero lo que hace de este gobierno una anomalía es el carácter bicéfalo de las decisiones finales. Los cambios en el gabinete corren el riesgo de ser meros intercambios de nombres si no hay una decisión política de torcer el rumbo.
 Si Alberto Fernández tomara las decisiones sobre el rumbo de la Argentina y aplicara las medidas anti-populares pero necesarias, a lo mejor su carrera política termine para siempre. Pero el PJ podría reinventarse, dejando de lado la prédica chavista y así poder jactarse de que fue el partido que comenzó con el ajuste que la Argentina necesitaba, aunque parece difícil con Cristina siendo la jefa de su espacio. En un gobierno donde el Presidente no tiene la lapicera para dar pie a las reformas requeridas, su fuerza política corre el riesgo de ser devorada como una mariposa cuyas alas no se camuflan en el marrón de las ramas; alas cuyo rojo fluorescente son el rojo de la depredación sangrienta del destino. 

lunes, 11 de julio de 2022

CUENTO: EL PAIS DE LA IGNORANCIA

En el País de la Ignorancia, todo se hace cuesta arriba. Sus habitantes, los Ignorantes, oran por el dios Gnoscere, dios del placer, quien ha implantado una cultura del mínimo esfuerzo. Wilfredo Mejía es un investigador proveniente de otra parte del mundo, y ha llegado a Ignorancia para observar las particularidades que ocurren en estas tierras.  

 La educación aquí tiene poco que ver con lo conocido por los habitantes de donde viene Mejía: es un sistema educativo que premia la diversión y el hedonismo, mientras que en los grados mas altos de la escolaridad se califica bien a la lujuria y la intemperancia. 

 Es muy complicado vivir bajo las condiciones de vida ignorantes, ya que las casas tarde o temprano terminan derrumbándose, porque son construidas sin conocimientos y con poca concentración. Los platos de comida tienen altas probabilidades de generar malestar corporal, debido a su imprecisa cocción. La política partidaria se destaca por tener candidatos que no saben hablar, por lo que terminan ganando las elecciones sólo aquellos que son más divertidos. No hay ningún deporte popular para la sociedad, teniendo en cuenta que nadie conoce las reglas de ninguno. Los accidentes de tránsito ocurren a una frecuencia de uno cada cinco minutos, pues es raro que alguien sepa bien las normas de tránsito para conducir. Encontrar trabajo es harto complicado: prácticamente no existen seres que cuenten con los requisitos requeridos por las empresas.

 Estas últimas se interesan en un mínimo de pericia y experiencia a la hora de contratar un empleado. A pesar de no existir persona con dichas cualidades, se niegan a bajar sus pretensiones. Eso habla también de su ignorancia: cada emprendedor es tan ignorante, que funde al poco tiempo su propio negocio.

 Analistas sociales, políticos y económicos de otras partes del mundo han intentado encontrar la causa de semejante caos en el País de la Ignorancia. Si bien no lo consiguieron, dedujeron que todos los males que aquejan a esta particular sociedad pueden resolverse mediante la lectura. Leyendo, los ignorantes podrían ahora subsanar su falta de conocimiento. Sin embargo, en esta población nadie entiende lo que lee. 

 La inseguridad también da que hablar: se suceden una multiplicidad de delitos sin condena, ya que no existe un código penal porque nadie sabe como elaborarlo. No hay casamientos, porque no existe sujeto que haya estudiado abogacía y haga un código civil. Es una comunidad que se encuentra super-poblada, a causa de que se desconoce como cuidarse ante una relación sexual. 

 Wilfredo Mejía podría seguir observando con mucha gallardía más sucesos que hacen a la desorganización de los ignorantes. Pero sin caer en conclusiones despectivas hacia la vida de estos ciudadanos, el investigador partió rumbo a su patria con una idea que lo desveló durante su última noche de estadía: "A lo mejor, los ignorantes no saben nada porque nunca tuvieron a nadie que les enseñe". 

jueves, 16 de junio de 2022

OPINION: LA PELIGROSA PARSIMONIA DE LA PRINCIPAL COALICION OPOSITORA

Pichetto, Morales, Bullrich y Rodríguez Larreta. Cuatro importantes referentes de Juntos por el Cambio.

En la Argentina, a pesar de la consigna que se repite anualmente de "Memoria, verdad y justicia", no hay ninguno de esos tres elementos. La memoria es incompleta, la verdad es parcial según quién la cuente, y la justicia es un poder del Estado que está envuelto en el descrédito. No hace falta remontarse a la trágica época de los 70'. Tan solo es necesario observar los protagonistas del kirchnerismo, la fuerza política que más tiempo ha gobernado el país en el presente siglo, para diagnosticar la memoria de corto plazo en que caen fatalmente las masas, con material humano de cualquier extracción social: el matrimonio Kirchner, que hace loas a favor del Estado presente y los derechos humanos y en combate del neoliberalismo, no fueron ni por asomo opositores al gobierno justicialista de Carlos Menem; más atrás en el tiempo, hicieron grandes negocios en Santa Cruz bajo la dictadura militar; y volvieron al poder en 2019 luego de que la sociedad observara casi en forma caricaturesca el revoleo de bolsos llenos de dólares. No obstante, a pesar de sus contradicciones, sus rivales electorales no pueden subestimar al relato y a su proyecto. Este supo hipnotizar a miles de jóvenes desencantados con la política luego del 2001; se infiltró en universidades, escuelas, en las Fuerzas Armadas; le colocó el nombre de Néstor Kirchner a toda obra, centro cultural, ruta y espacio público que uno se pueda imaginar. Al proyecto kirchnerista se lo debe tomar en serio. Siempre puede estar al acecho para volver aunque parezca que haya quedado destruido. 
 Antonio Gramsci hablaba sobre crear generaciones de intelectuales que reproduzcan en las distintas unidades de la sociedad un sentido común, seguido por una filosofía en un nivel más elevado, capaz de capturar unidades culturales que expandan la ideología pretendiente de hegemonizar las ideas de la sociedad civil. Para el filósofo marxista italiano, la superestructura de la que teorizaba Marx estaba constituida por dos componentes: uno era la sociedad política, el Estado en sentido estricto; y el otro era la sociedad civil, de la que debía emanar la ideología conducida por el partido con aspiraciones de poder. Los Kirchner fueron alumnos obedientes de Gramsci. El aparato coercitivo del Estado sin una hegemonía ideológica no alcanza para construir un proyecto político a largo plazo. ¿El pueblo se equivoca al votar? Puede ser. La democracia no es un régimen exento de complicaciones. Pero al voto hay que saber guiarlo. Y es allí donde no puede negarse que bajo las incoherencias del relato kirchnerista que no hace falta enumerar, se esconde la virtud política de una batalla hegemónica que la oposición nunca supo pelear.  
 Las divisiones dentro del Frente de Todos deben ser una luz de alerta para un hipotético gobierno de Juntos por el Cambio en 2023, coalición que sigue unida pero no deja de estar fragmentada: en un régimen semi-presidencialista, donde el Presidente es electo como en los presidencialismos pero el gabinete se conforma como en un sistema parlamentario, la anomalía del actual gobierno sería una diarquía, es decir, un gobierno con dos cabezas, donde el gabinete es opositor al Presidente. Se supone que en un régimen presidencialista eso no debería suceder, pero a Alberto solo le queda Guzmán como un alfil leal a su conducción. En el resto del gabinete, con la salida de Kulfas quedan sólo soldados de Cristina. A un gobierno de tales características solo le queda gestionar la crisis hasta el final del mandato. Sin embargo, más allá de las limitaciones del gobierno de los Fernández, a la oposición no le alcanza con ser la opción menos mala si no quiere caer en el mismo marasmo.
 Juntos por el Cambio se encuentra ante la necesidad de dar la batalla ideológica que en su momento supo dar el kirchnerismo, y no darle una nueva vida a este último como lo hizo Macri en su gobierno. Con tener el poder político no es suficiente para consolidar un proceso social que convenza a la sociedad del camino a seguir, sino que hace falta dar una disputa ideológica por las ideas. ¿Gerardo Morales es capaz de retirar a la UCR de la alianza si el resto de sus miembros coincide en que se debe privatizar Aerolíneas Argentinas, empresa deficitaria que le cuesta millones de pesos a los argentinos?¿La coalición va a respaldar la postura de Pichetto de reivindicar el rol de estadista de Julio Argentino Roca, o Rodríguez Larreta va a plegarse al falso progresismo, como hizo el Pro en su momento al votar, en la Legislatura Porteña, por colocarle el nombre del terrorista Rodolfo Walsh a una estación de subte?¿El Jefe de Gobierno porteño sería capaz de enfrentarse a 14 toneladas de piedras al votar una reforma previsional, u optaría por conceder, como lo hace cada vez que los piqueteros cortan calles en la Ciudad? Son preguntas que la mesa chica de Juntos por el Cambio debería plantearse si pretende gobernar más que cuatro años. La pluralidad de voces es una virtud, pero la falta de ideas claras es un error que se paga muy caro. En términos del sociólogo Göran Therborn, la ideología es la forma en que se operacionaliza la conciencia: si los partidos que aspiran a gobernar no son conscientes ellos mismos de lo que se debe hacer, difícilmente lo sea la sociedad para respaldarlos.   
 En la región se está acentuando una polarización cada vez más marcada: en Chile, donde supo haber un sistema de partidos muy consolidado, el electorado se volcó a los extremos y por fuera de los partidos tradicionales; en Perú, con un sistema de partidos de distintas características, se terminó en un ballotage entre Castillo y Fujimori, también dos extremos opuestos; en Colombia, el electorado deberá elegir entre el izquierdista Petro y el antisistema Hernández; y en Brasil, todo parece indicar que la elección estará entre Lula y Bolsonaro. Una segunda vuelta entre el kirchnerismo duro y Milei en 2023 parece muy complicado, pero si se observan las últimas elecciones, hay un crecimiento muy marcado del polo ubicado a la derecha: entre Gómez Centurión y Espert no llegaron al 3% en las elecciones de 2019; y en el 2021 Milei sacó 17 puntos en la Ciudad y Espert 8 puntos en Provincia. Es probable que ese electorado se agrande en 2023. En la medida que Juntos por el Cambio no de la batalla contra el kirchnerismo en lo cultural, en el mundo intelectual, en la educación, las ideas libertarias seguirán ganando adeptos al igual que lo hace el trotskismo. En el Frente de Todos y su electorado hay ideas afines al Frente de Izquierda tanto como en Juntos por el Cambio y sus votantes hay afinidades con los libertarios: la polarización extrema existe, pero aún está contenida en comparación a otros países de Sudamérica. No es posible vaticinar que tal polarización (extrema) llegue a la Argentina en 2027, pero tampoco se puede asegurar lo contrario. 
 Macri no quiso dar malas noticias ni aburrir con cadenas nacionales, y la estanflación trajo al kirchnerismo de vuelta. No se puede subestimar al relato y su utilidad. Aunque esté todo dado para que el oficialismo pierda las elecciones de 2023, Juntos por el Cambio no está presentando un discurso unificado y programático. Si las divisiones internas carcomen a un probable gobierno cambiemita y lo dejan sin rumbo como al de Alberto Fernández, el kirchnerismo ya demostró que puede volver al poder.

miércoles, 25 de mayo de 2022

POESIA: LA DUDA

 Antes del hablar, se siembra la duda, 

la del qué dirán, si lo dicho será como una ojiva nuclear, o será fugaz.

La acción de preguntar, mucho hace dudar,

que lo preguntado sea atendido, o que disperse una ventisca abisal.

Antes de cruzar, siempre es mejor esperar, 

nunca es seguro si el otro va a parar, o te decide atropellar.

La duda siembra miedo, como el niño que se asusta en la oscuridad,

y no sale hasta el comienzo del alba.

El accionar es temporal, y la inseguridad lo transforma,

lo anticipa precozmente como un vuelo de águila,

o lo retrasa hasta el final, como el sigilo de un león escondido.

La palabra es una duda en sí misma,

nos pregunta si vamos a arriesgar, o preferimos inspirar,

sin exhalar el final.

Antes que hablar, y oler la mierda de las letras,

de una palabra podrida, es mejor callar.

La duda atosiga, y nos plantea si es mejor rezar,

esperando que nos oigan, dudando hasta el final.


sábado, 16 de abril de 2022

OPINION: UNA SOCIEDAD FALLIDA EN UN GOBIERNO FALLIDO

Miles de automovilistas porteños sufren una peripecia cada vez que los piqueteros cortan las calles.

La Argentina siempre fue una nación atravesada por diversos clivajes: unitarios vs federales; progresistas vs conservadores; peronistas vs antiperonistas; kirchnerista vs antikirchneristas. Siempre la idea de una Nación Argentina, al igual que en cualquier otra nacionalidad, abarca un ideario abstracto, de un pueblo en forma homogénea, pero que en la práctica es totalmente heterogéneo. Sin embargo, a pesar de que la pobreza es una problemática histórica, de que las villas miseria no nacieron en este siglo sino que lo hicieron en la década del 30' con las grandes migraciones a los centros urbanos, siempre hubo ciertos consensos en torno a que la Argentina era un país de oportunidades. 
 Un país de inmigrantes, donde la calidad de la educación pública permitía que haya ascenso social, con una basta clase media. Todas esas cualidades que conformaban un ideario del ser argentino se están resquebrajando hace muchos años: si bien muchos inmigrantes continúan llegando en busca de una vida en la Argentina, son muchos los jóvenes que buscan emigrar para tener un mejor futuro; la educación muestra cifras cada vez más preocupantes, con una mayoría de alumnos que no termina sus estudios secundarios en tiempo y forma, sumado a la cantidad de chicos que perdieron la escolaridad durante la pandemia; hoy la pobreza está cercana al 40%, siendo de alrededor del 50% para algunos analistas teniendo en cuenta las distintas formas de medición (sin la asistencia del Estado probablemente muchas personas que no son contabilizadas como pobres por el INDEC caerían en la pobreza). 
 En su Teoría de la Acción Comunicativa, el filósofo Jurgen Habermas elabora una teoría de funcionamiento de la sociedad diferente de las teorías liberal y republicanas, donde los sujetos principales son el individuo portador de una racionalidad calculadora de costos y beneficios, y el Pueblo como un gran sujeto colectivo, respectivamente. Para el pensador alemán no hay un sujeto individual o colectivo sino intersubjetividad: a través del diálogo entre todos los sujetos es que la sociedad funciona. Se encuentra latente el componente individual portador de libertades, y la intersubjetividad de todos los individuos nutre al Pueblo de una opinión pública. Podría decirse que, tomando la idea de la intersubjetividad, en una sociedad que funciona cada uno de sus habitantes es y se siente ciudadano ante su interacción con el prójimo. Es decir, aporta al mercado laboral contando con una cierta preparación, y satisfaciendo sus intereses particulares hace un aporte hacia el Pueblo en forma generalizada, ya que, siguiendo a Adam Smith, el mercado no es más que un sistema de intercambio donde las partes cooperan mutuamente, donde una "mano invisible" nos empuja a satisfacer a la sociedad en general a partir de nuestro interés individual. 
 Cuando fracasa la intersubjetividad necesaria para que el vínculo entre ciudadanos de lugar a la convivencia indispensable entre el gran sujeto de la sociedad que es el Pueblo y el sujeto individual portador de una racionalidad en cuanto a costos y beneficios, puede decirse que las normas básicas y predecibles del Estado de Derecho se quebrantan, y la sociedad se vuelve anómica. Así es como la sociedad argentina se ha convertido en un estado de anomia: millones de personas son rehenes de los planes sociales y en lo que va del 2022 han cortado accesos a la capital y avenidas importantes de la misma en múltiples ocasiones, siendo manejados por gerentes de la pobreza, los cuales fueron alimentados tanto por las administraciones kirchneristas como durante la gestión macrista. Nuestra sociedad es una sociedad fallida porque tiene millones de miembros que son parte y a su vez no lo son: están totalmente fuera del mercado laboral, no pudiendo ingresar en ese "diálogo" intersubjetivo con el resto. La sociedad está partida en una porción de argentinos que aportan a través de su trabajo siendo útiles a sus intereses individuales y al Pueblo en su conjunto, y otra porción que subsiste gracias al aporte de aquellos y bloqueando su circulación, siendo esta última porción mucho más grande y con tendencia a seguirse agrandando.
 Una sociedad con millones de excluidos del sistema educativo y del mercado laboral nunca puede hacer al mantra kirchnerista de "La patria es el otro": la comunicación intersubjetiva no existe, porque el intercambio entre todos los sujetos que componen la sociedad no se da en términos de seres conscientes y acciones cognoscibles: miles de rehenes de los planes de asistencia están desposeídos de su carácter de subjetividad, al ser llevados como ganado a acampar en condiciones inhumanas sin voluntad propia. Al mismo tiempo, se comete el delito de impedir el libre tránsito por la vía pública, siendo la extorsión un recurso que excluye a cualquier sujeto de todo tipo de diálogo (no hay un "otro" con el cual entablar un intercambio). No hay intersubjetividad, porque en una sociedad donde hay vínculos entre sujetos se espera que haya comportamientos básicos y predecibles para que una sociedad funcione: los chicos que durmieron en medio de la 9 de Julio deberían estar en las aulas para tener un futuro; sus padres, capacitándose para tener empleos que los rescaten de la miseria; cualquiera de ellos tendría que ser consciente de que no puede cometer el delito de cortar la calle a la hora de convivir con el resto de los ciudadanos; y el Estado, ser el garante de que las condiciones para una convivencia sana sean posibles. 
 No se trata de criminalizar la protesta ni de señalar como delincuentes a gente humilde que es movilizada sin una propia voluntad. Se trata de enfatizar la estafa del Estado actual: no garantizar condiciones educativas mínimas para que los excluidos dejen de serlo, y financiar a los ideólogos de los piquetes a través de un saqueo a los trabajadores que aportan al sistema, hace de la sociedad argentina una sociedad que no funciona; una sociedad fallida donde el policía que restaura el orden es un represor, y el que quiebra las normas es la víctima. 
 En un sistema presidencialista donde el Poder Ejecutivo debe ser monocéfalo, que el gobierno esté dividido entre los que quieren apoyar a Alberto Fernández y los que se pliegan a las organizaciones de izquierda en protestas violentas contra su propio gobierno, habla de una presidencia trunca, donde el Presidente no puede evitar la violencia de sus propios socios. El Presidente debe conducir el Estado para que los habitantes que viven en su territorio sean libres de satisfacer sus necesidades individuales por sus propios medios, y que el aporte a un ser colectivo no sea con el fin de reproducir la conflictividad sino para garantizar el progreso de sus conciudadanos. Ese rumbo no existe si no hay un Presidente de la República convencido de la dirección de sus decisiones y con una coalición que lo apoye. La sociedad está fallida, en gran medida porque tiene un gobierno fallido. 

viernes, 18 de marzo de 2022

CUENTO: EL JUBILADO

Aristóbulo César Valdivieso, un jubilado de 76 años, residente del barrio porteño de San Telmo, cobra una jubilación de unos 30.000 pesos, unos 200 dólares en la Argentina del 2022. Ari, como lo conocen en el barrio, es divorciado, tiene un hijo que alquila un monoambiente en La Boca. Suele estar en la vereda hablando con vecinos durante el amanecer. En sus tertulias matutinas se entretiene hablando con gente de su edad; por la tarde va a la plaza a tirarle migas a las palomas; escucha radio en su departamento; y de noche mira televisión hasta perder el combate contra el sueño. 
 Dicha rutina no estaría tan mal si con su jubilación podría llegar tranquilo a fin de mes: come carne tan solo dos veces por mes, suele alimentarse a base de fideos y alguna ensalada sobrepasada en lechuga. "Entre las expensas, servicios y alimentos vivo cagando todos los días", suele rezongar en las mañanas cuando vecinos de su edad salen a tomar un poco de aire y sol en las calles porteñas. La vida austera y humilde es aún más complicada debido al aumento de precios que Ari debe padecer por cada compra realizada en el supermercado y la verdulería. 
 Sus remedios los consigue todos los meses luego de largas colas esperando en un hospital público, mientras que cuando debe atenderse con un médico es una peripecia entre las horas de espera y su dolor de columna. 
 Un día frío en el invierno de Buenos Aires los alimentos sufrieron un alza del 10% en julio. Ari ahora no puede contar con comer las cuatro comidas del día, y su hijo apenas llega a fin de mes para poder ayudarlo. Las intervenciones odontológicas son impagables para reponer su maltrecha dentadura; sus anteojos rotos no pueden ser reemplazados en medio del infierno de la inflación galopante. Y encima de todo, se viene un aumento en las tarifas de luz y gas anunciado por el gobierno.
 Ari cayó al piso del departamento en medio de un profundo dolor en una muela. Sentía un fuego ardiente que consumía su boca y paralizaba el deteriorado cuerpo. Durante un momento su vista se volvió negra. No podía mover ni un dedo. "La falta de proteínas me está haciendo agonizar", pensó por un instante. O tal vez era el dolor en su desgastada dentadura, quizás lo hizo desmayarse. Podría ser también que se haya vuelto ciego. Repentinamente, en medio del negro total que capturaba su vista, un ser blanco y alado de forma humanoide le hablaba con una voz tenue y parsimoniosa: "Vas a viajar al pasado, con el mismo estado físico que ahora, y se te depositará por mes la misma jubilación que estás cobrando, pero esos 30.000 pesos serán equivalentes a 30.000 dólares". 
 En una mañana de frío gélido, Aristóbulo amaneció sobre su cama con el dolor de huesos habitual. Prendió el televisor para ver la temperatura y se encontró con un programa de Tato Bores. El anciano recordaba con una sonrisa aquellos monólogos pensando que se trataba de una filmación vieja. Sin embargo, al cambiar de canal ve una noticia del "Actual ministro de economía, Domingo Cavallo". 
 La sensación de nervios en el pecho lo hacía salir a la calle olvidando su aquejado dolor de cuerpo. En un puesto de diarios paró a preguntar la fecha del día. "30 de julio de 1992, señor". Ari pensaba que estaba alucinando, y recordó las palabras de aquella visión. Fue rápidamente al banco a retirar sus haberes de jubilado. Eran los 30.000 pesos que venía cobrando. Tomó 5.000, llevándose 50 billetes de 100 pesos, pareciéndole raro que no haya ni uno de 500 o de 1000. Compró un diario con un billete de 100 pesos, regalándole el holgado vuelto al diariero, quien se sorprendía por haber vendido un diario a 100 dólares.
 "La ley de convertibilidad pulverizó la inflación en Argentina". "Valor del dólar: 1 peso la compra, 1,20 la venta". Aristóbulo estaba llorando de emoción mientras las lágrimas empapaban el periódico. Había viajado al pasado, a los años 90`, teniendo los mismos 30.000 pesos de jubilación.
 Aristóbulo de repente pasó a tener el poder adquisitivo para hacerse una dentadura nueva; cambiar sus anteojos; contratar cesiones de masajes que le aliviaron los dolores de cuerpo; pudo empezar a ir a la farmacia a comprar sus medicamentos con tarjeta de crédito; con el tiempo le compró un departamento a su hijo; comenzó a irse de vacaciones a Miami; y no solo tuvo dinero suficiente para no escatimar en el consumo de alimentos, sino que no lo afectaba una suba generalizada de precios que carcoma su poder adquisitivo. 
 Ari, quien a pesar de haber viajado 30 años en el pasado seguía teniendo su misma edad del 2022, disfrutó de esa época con holgura como nunca en su vida. Cada mes fue capaz de disfrutar de sus 30.000 pesos, siendo estos 30.000 dólares.
 Al momento de volver a pasar por la dramática crisis económica y social de los años 2001 y 2002, Aristóbulo, quien ya experimentó aquellos sucesos, se encontraba en Miami y pasó todos sus ahorros a dólares, los cuales fueron depositados en una cuenta en el exterior. 
 Para sorpresa de su hijo, éste se enteró allá por julio de 2003 que su padre regresó a vivir al barrio de San Telmo. Después de haber pasado una velada jocosa con él en su departamento de Buenos Aires, el hijo de Aristóbulo no tuvo noticias sobre su progenitor durante varios días, por lo que acudió a un cerrajero para abrir por la fuerza la puerta de su vivienda. Lo que tanto temía se confirmó: su padre, Aristóbulo César Valdivieso, yacía muerto recostado en el pequeño living. Sobre la mesa se encontraba el pan listo para tirarle migas a las palomas en la plaza. El médico forense firmó en el certificado de defunción: "Aristóbulo César Valdivieso; edad desconocida; muerte a las 20:03 del 30 de julio de 2003; causa del deceso: no identificable". 

jueves, 3 de febrero de 2022

OPINION: EL MOVIMIENTO LIBERTARIO Y EL POPULISMO DE DERECHA


 Frederick Nietzsche acuñó el término de "eterno retorno" para referirse a la situación de un porvenir que siempre vuelve al mismo lugar: un devenir de la historia que a pesar de su desarrollo, siempre termina en el mismo punto. Tal como la película "El día de la marmota", los argentinos se despiertan siempre en un mismo día con problemas que hace décadas no parecen tener solución. A su vez, el hecho de actualizar, para Walter Benjamin, es evitar que el progreso devenga en la fatalidad del destino; tener una postura creativa hacia el futuro y crítica del pasado es lo que permite abrir nuevas posibilidades que eviten caer en el eterno retorno de Nietzsche. Encontrar soluciones a la inflación, la pobreza, la inseguridad, la falta de credibilidad en las instituciones es lo que debe salvarnos del nihilismo, donde todos los valores pierden su valor. Que los valores cambien y aparezca la alternativa de un nuevo devenir, donde se puedan solucionar problemas y posiblemente aparezcan otros, nos llevaría a no caer en la fatalidad del destino. Probablemente, pueda ser en otro destino y otra fatalidad, pero también con la oportunidad de no regresar al eterno retorno. 
El populismo en Latinoamérica se ha caracterizado por ser parte del socialismo del siglo XXI: gobiernos corruptos que dicen gobernar en nombre del pueblo y en contra de todo lo que conspire contra aquel, siendo parte del antipueblo todo aquello que no se aferre a sus ideales. Son parte del antipueblo los "gorilas", los medios de comunicación críticos, los jueces y fiscales que imparten justicia e investigan los actos criminales de políticos que aparentan ser parte de la plebe, pero que viven enriquecidos como el más rancio oligarca que defenestran en sus discursos. Los líderes populistas en la región han estado asociados a la izquierda. Sin embargo, el populismo también puede ser de derecha. 
 A veces el populismo puede traer aparejadas ciertas valoraciones positivas: pueden poner al frente de la opinión pública asuntos que se encontraban relegados, renovando de tal manera la competencia política. Lo negativo, a su vez, suele implicar que los líderes populistas socaven las instituciones, aferrándose al poder cuando son derrotados democráticamente. Así sucedió con Donald Trump en los Estados Unidos: el ex presidente del Partido Republicano reavivó el problema del déficit comercial con China, siendo su política arancelaria para con el país asiático continuada por Joe Biden. El problema de confrontar a un "pueblo" con un "antipueblo" es que el líder que enuncia tal dicotomía siempre va a formar parte del "pueblo", y tal como ocurrió con Trump, será capaz de negarle el triunfo a su contrincante inventando denuncias infundadas de fraude, ya que entregarle el poder a su sucesor es atentar contra la construcción imaginaria y ficticia que se hace del pueblo como tal. Al no aceptar la derrota cuando la mayoría de la ciudadanía elige a otro candidato, se atenta contra los principios básicos de la democracia.
 Andreas Schedler escribió acerca de un subtipo de populismo denominado "Partidos Antiestablishment", donde el "pueblo" es la gente de a pie, y el "antipueblo" es la clase política en su totalidad. Los miembros de dicho tipo de partidos siempre forman parte del pueblo, son puros y honestos como todos sus miembros, mientras que los políticos tradicionales son una elite corrupta, poco capacitada y deshonesta. 
 Claro está que dentro de la clase política no puede decirse que en su totalidad sea honesta, ni que en su totalidad sea corrupta. Pero el crecimiento de los partidos antiestablishment son un síntoma de que la gente está en gran parte harta de los políticos profesionales y de que estos no solucionen sus problemas. Que aparezcan nuevos partidos con nuevas ideas posiblemente pueda ayudarnos a no caer en la fatalidad del destino ante la emergencia de nuevas soluciones y nuevos problemas.
 José Luis Espert y Javier Milei son casos de candidatos de partidos antiestablishment en Argentina. A diferencia de Trump, quien se erigiera como candidato de uno de los partidos tradicionales de los Estados Unidos, emergieron como diputados por frentes nuevos y sin experiencia en la política. Es común en sus discursos referirse a toda la clase política en su totalidad como gente corrupta e ignorante, mientras ellos se referencian como parte de la gente común. Ambos se colocaron como terceras fuerzas en sus respectivos distritos, y aunque sea común pensar que le quitan votos a Juntos por el Cambio (a tal punto de acusarlos injustificadamente de ser una "colectora del kirchnerismo"), también le quitaron votos al Frente de Todos. Ambos representan no solo una alternativa liberal en lo económico sino también el hartazgo contra la clase política tradicional y la desesperanza de muchos jóvenes que ven su futuro fuera del país. La renuncia a cobrar su dieta como diputado habla de una actitud de Milei de acercarse al pueblo y alejarse de los privilegios de los políticos que viven de sus impuestos. Ambos se catapultaron a la política a partir de su frecuente aparición en los medios de comunicación, y en el caso de Milei, su campaña se caracterizó por ser muy austera y tuvo mucho que ver con el accionar en las redes sociales y la ayuda de influencers. Sus métodos y su idealismo sin dudas refieren a una fuerza política novedosa.
 Tanto Espert como Milei reavivaron temas que parecían estar prohibidos: la necesidad de una reforma laboral e impositiva y el deber de ordenar las cuentas públicas llegaron a la opinión pública con una fuerza tal que ahora son argumentos pregonados por Juntos por el Cambio, coalición que supo llegar al poder (en ese entonces era Cambiemos) sin defender la idea de hacer un ajuste y flexibilizar las condiciones laborales, y que ahora dice sin temor querer reducir el déficit para bajar impuestos, reivindicando su leve pero verdadera baja de impuestos junto a la reducción del gasto público que hubo en el período 2015-2019. De hecho los candidatos de Juntos por el Cambio firmaron un compromiso para no avalar ninguna suba de impuestos, algo que no suele ocurrir en las elecciones argentinas, además de que Macri empezó a referirse a sí mismo como un liberal en lo que fue la campaña del 2021 (sumando a Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires a Republicanos Unidos, partido de López Murphy y otros liberales). 
 Lo negativo del movimiento libertario (cabe hablar de movimiento ya que la figura de Milei ha movilizado a mucha gente tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el interior del país) es que se concentre demasiado en una figura personalista como puede ser la de Milei, defendiendo no solo sus ideas sino también sus agresiones (el economista ha hablado de "aplastar" a Rodríguez Larreta, siendo tal advertencia poco afín a las reglas de lo que es una convivencia pacífica y democrática entre las fuerzas políticas). Mientras Milei se jugó convencido a respaldar la idea de fraude en las elecciones estadounidenses denunciado por Trump (lo cual también es una incógnita acerca de su actitud frente a la democracia), Espert se despega de figuras como Trump y Bolsonaro, sin dejar de utilizar un lenguaje coloquial que lo acerque a la gente común (tal como la idea de "transformar en un queso gruyere a los delincuentes"). Combatir al populismo de izquierda con un populismo de derecha es querer intercambiar kirchnerismo por trumpismo: ideas económicas loables pero con un tono populachero, con promesas de hacer volar por los aires el Banco Central y negando los perjuicios del cambio climático, pueden servir para sacar una buena cantidad de votos pero no para construir un proyecto de país. 
 Si Milei, quien consiguió un destacable 17% en las elecciones porteñas, tiene la ambición de gobernar, deberá tejer alianzas. Al no integrar un bloque junto a Espert en la Cámara de Diputados descartó la oportunidad de formar un bloque más grande y con legisladores que comparten gran parte de sus ideas. Para que una tercera opción sea gobierno en 2023 debería producirse una descomposición del sistema de partidos argentino, habiendo un divorcio entre el electorado y los frentes tradicionales (Frente de Todos y Juntos por el Cambio). Teniendo en cuenta el arraigo social que tienen los dos frentes más importantes, en el corto plazo parece imposible que tal acontecimiento ocurra como sucedió en Chile, donde el sistema abandonó a los partidos tradicionales y los votos se fueron hacia los extremos. 
 Si el movimiento libertario es un populismo de derecha tal vez sea muy pronto para vaticinarlo. Su retórica antiestablishment los acerca a la típica dicotomía de pueblo-antipueblo, pero su compromiso hacia los principios republicanos tampoco está descartado más allá de sus posturas agresivas y personalistas. El acercamiento de Milei hacia los "halcones" del Pro indican un cierto abandono de su postura ultra-confrontativa, mientras que Espert estuvo negociando con Juntos para armar un amplio frente opositor en la provincia de Buenos Aires. 
 En medio de las disputas infantiles y egocéntricas del radicalismo y la negativa de Milei a conformar un bloque junto a Espert, los argentinos que buscan un país distinto siguen esperando a que toda la oposición se una en base a las ideas de la libertad, la república y el capitalismo para poder salir de la decadencia. 
 Mientras gran parte del pueblo argentino no cree en sus políticos, ni en la justicia, ni en su moneda, y tal vez lo mas peligroso de todo, en su democracia, el movimiento libertario gana adeptos que intentan poder creer en algo que les avizore un mejor futuro, al mismo tiempo que diputados bonaerenses de Juntos votan a favor de la re-reelección de los intendentes, siendo todo lo contrario a renovar las viejas costumbres de la política. 
 Si el 17% de Milei en CABA es extrapolable al resto del país, una hipotética alianza con Juntos por el Cambio podría decidir las próximas elecciones presidenciales así como en el 2019 fue decisiva la alianza entre CFK, Alberto Fernández y Massa. Sería un gesto heroico para los votantes de la oposición que quieren un gobierno no kirchnerista y están alejados ideológicamente de la izquierda, que no quieren ver políticos peleando por un cargo sino patriotas que dejen sus intereses de lado por el bien de la nación (el ala dura de Patricia Bullrich es afín a incorporarlos, siendo el radicalismo y la Coalición Cívica reacios a establecer una alianza de ese tipo). Dicha actitud, junto con la batalla cultural que se está dando en favor de las ideas de la libertad y que son enunciadas cada vez más por figuras de la política como hace mucho no se veía en la Argentina, puede ser una oportunidad para despertarnos un día en un país distinto, terminando con nuestro "Día de la Marmota" y eludiendo de una vez por todas nuestro eterno retorno.