jueves, 29 de junio de 2023

Opinión: Los caudillos del interior fracturan la democracia desde adentro

 

Alperovich, Capitanich e Insfrán. Tres "señores feudales". El primero, acusado de abusar sexualmente de su sobrina. El segundo, muy ligado a la familia responsable del asesinato de Cecilia Strzyzowski.

¿Qué tienen en común Gildo Insfrán, José Alperovich, Jorge Capitanich, Gerardo Zamora, Adolfo Rodríguez Saá, Alicia Kirchner, entre otros, además de ser gobernadores en muchos casos hace más de dos períodos en sus provincias, y de pertenecer al Partido Justicialista? Patrimonios injustificables teniendo en cuenta sus salarios; poblaciones domesticadas a base de un estilo de gobernar a mano de hierro; e índices de pobreza, subdesarrollo y humanitarios catastróficos son hoy un factor común en las provincias de los caudillos peronistas. 
 En la famosa obra de Domingo Faustino Sarmiento, Facundo: Civilización y Barbarie en las pampas argentinas, el caudillaje estaba representado antes, en el siglo XIX, en las figuras de Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas. El rol de los caudillos no es nuevo y data de las épocas post-independencias en los nacientes países latinoamericanos: en esas nuevas naciones, donde no había Estados-Nación consolidados, se heredaba un esquema fiscal que ya desligados de la corona española se encontraba fracturado, y con la necesidad emergente de construir la ley que debía a partir de entonces regir la vida política y social. En tal coyuntura estaban las personalidades de los caudillos cuyo dominio de sus territorios era un componente ya existente, anterior a las independencias. Por sus personas pasaban el cobro de impuestos, los permisos en forma informal para emprender negocios, el acceso a cargos públicos. En ese contexto, el caudillo concentraba el poder ante la falta de ley: es por eso que, en términos de Sarmiento, en el interior del país reinaba la barbarie de la violencia y la falta de educación con las que los caudillos fortalecían sus nichos de autoridad. Hoy la situación de los caudillos argentinos es sutilmente distinta, ya que se amparan en las leyes que el PJ ha construido en sus diferentes territorios: es la ley de la Constitución formoseña lo que le permite a Insfrán ser reelegido eternamente; o las políticas públicas de vivienda lo que le permitió al clan de los Sena formar un Estado paralelo donde, en alianza con Capitanich, se extorsiona a los chaqueños con amenazas y piquetes. 
 No muy distinto ocurría en la época del peronismo original, con el general fundador de su movimiento: la Fundación Eva Perón brindaba caridad a los pobres, a los que sus propias políticas eran incapaces de rescatar de la pobreza. Pero además de ese engaño, lo más siniestro era la presunta legalidad de la maquinaria. Aportes a dicha fundación pasaban por voluntarios, cuando en realidad eran donaciones de empresarios cuya supervivencia de sus negocios dependía de realizarlas ante las amenazas y extorsiones. El intelectual Friedrich Hayek lo comentó con sapiencia en el Camino de Servidumbre: el gobernante autoritario siempre buscará legalizar sus actos de gobierno.
 No es casualidad que el peronismo se caracterice más comúnmente bajo ese nombre que a través de la palabra "justicialismo", a pesar de que el partido se llame de esta última forma. El culto a la personalidad es peligroso, y sobre todo cuando la gente se inclina por este aun cuando haga explotar todo por los aires. Si en el tiempo sobrevive el liderazgo por sobre la democracia, es porque los mecanismos de contralor de esta última fueron vencidos, no únicamente a causa del primero sino por la utilidad de la gente que lo ha votado.
 La democracia, por lo menos en la mayoría de la población, no está puesta en duda como el régimen más adecuado. Es por eso que la fachada democrática, donde hay elecciones como forma de mostrar al público exterior al territorio que en sus pagos se respetan la libertad y los derechos humanos, es hoy uno de los principales instrumentos de los autócratas para destruir a dicho sistema. Ya no hace falta hacer un golpe de Estado con ayuda de los militares para establecer una dictadura. A partir de los resortes de la democracia, esta misma sufre una erosión por dentro. Autócratas como Putin y Erdogan accedieron al poder a partir de elecciones libres, y lo revalidan en cada acto eleccionario, solo que este último es cada vez menos libre y menos competitivo. Un régimen se define por su forma de acceder al poder, pero también por cómo se ejerce: ambos elementos son igual de necesarios, y no alcanza con uno si no existe el otro.
 Artilugios como la ley de lemas que hacen que más del 70% de las boletas de un cuarto oscuro en Formosa tengan la cara de Insfrán son una tramoya que hace de las elecciones una institución menos competitiva para los demás espacios políticos. Pero no deja de ser un instrumento que, dada la legislación vigente en esa provincia, ningún juez parece objetar. Es una tarea importante para la democracia evitar dinámicas que dentro de su propio funcionamiento pueden hacerla eclosionar. El clientelismo, la piñata de cargos públicos que se reparten como golosinas en estas provincias mal llamadas feudales (como dijo Andrés Malamud, el feudalismo era un modo de producción, y estas provincias no producen nada), alimentan la concentración del poder y por lo tanto el mal funcionamiento democrático. En este funcionamiento distorsionado de ejercer el poder, surgen delincuentes como Emerenciano Sena y Milagro Sala. La imagen de Capitanich destrozando un diario en una conferencia de prensa cuando era Jefe de Gabinete representa la ideología peronista y de los caudillos del PJ en el interior: así es como gobierna en su provincia.