En la recordada final de la Supercopa River venció a Boca por 2-0 con goles de Martínez y Scocco, quien ingresó en el segundo tiempo. River no necesitó llegar demasiado al arco para marcar, convirtiendo en las únicas ocasiones que tuvo frente al arco de Rossi, que empezaría a ser cada vez más cuestionado no por la abundancia de errores, sino por la precariedad de aciertos. Ese día Gallardo planteó un partido táctico que neutralizó a Boca en la mitad de la cancha para que no llegue cómodo al arco de Armani, que respondió bien las veces que fue exigido. Boca dejó todo yendo al frente para empatar pero tuvo a un Tévez apático, poca claridad en el juego y pocas respuestas en general. Increíblemente, ahora por la sexta fecha de la Superliga 2017/2018 en la Bombonera, se dio un partido similar (no idéntico, obviamente), con River ejerciendo superioridad en el medio, ganando con goles de Martínez y Scocco, que ingresó en el segundo tiempo; con Rossi cada vez más resistido al no poder atajar las veces que le patearon, aunque no haya sido el mayor responsable; y Tévez haciendo todo lo posible para no volver a ser titular. Muchas de las características mencionadas son iguales a las de la Supercopa. Quiere decir que Guillermo no logra enderezar el rumbo en los duelos contra River porque no acierta en los planteos para desactivar la fórmula de Gallardo, que le resulta efectiva contra Boca (en este 2018).
Que los partidos se ganan en la mitad de la cancha es una frase afirmada a lo largo de la historia del fútbol y reafirmada por la doctrina de Pep Guardiola: "mientras más volantes tenga mi equipo, más chances voy a tener de jugar mejor al fútbol". Esto no quiere decir que haya que jugar con 11 futbolistas cuyo puesto sea el de mediocampista, sino que los 11 deben estar involucrados con la tarea que realizan los volantes. Antes los zagueros y el centro-atacante eran piezas aparte: los primeros estaban rodeando el área propia mientras que el nueve lo hacía en el área rival. En el fútbol de hoy se pide participación en el circuito: que los centrales salgan jugando con la misma técnica que debe tener un volante central, y el nueve debe saber asociarse como si fuera un número diez (a raíz de esto surge la moda del falso nueve). Guillermo tiene muy arraigados esos conceptos del fútbol moderno, pero no logró que sus futbolistas los apliquen bien: su equipo se vio absorbido por la presión de River cuando quiso salir desde el fondo: en el primer gol Magallán se equivoca dándole la pelota a Almendra, que estando de espaldas la pierde. La única forma de superar la presión alta del rival es, o salteando líneas con un envío aéreo, o ejerciendo superioridad numérica. Si la única opción de pase es un volante que está de espaldas y no se forma un rombo o triángulo con más futbolistas es porque hay errores conceptuales y tácticos. Además, para no fundamentar el primer gol únicamente en la buena pegada de Martínez, cabe resaltar que cada integrante de la defensa de Boca comete un error: después de la mala salida de Magallán, a Izquierdoz le queda corto el rechazo, luego Mas tiene una intervención defectuosa que mete la pelota en las cercanías del área, y Jara no llega a amortiguar la posición del atacante de River. Es menester observar dichos detalles porque si bien Boca es el bicampeón del fútbol argentino, lo cual significa que Guillermo tuvo más aciertos que errores, tampoco hay que dejar de lado que Boca nunca terminó de ser del todo sólido en defensa (recordemos el primer campeonato obtenido por Guillermo, donde se terminaron cambiando hacia el final del torneo los cuatro integrantes de la defensa, y aunque en la Superliga obtenida estaba claro quienes eran los titulares, se debió ir en busca de Andrada e Izquierdoz para tener más seguridad).
A Boca no le sirve que Nandez esté demasiado abierto por la derecha y no apoye a Barrios cuando no está Pablo Pérez para construir juego, y tampoco le sirve que Cardona entre para hacer la banda por la izquierda cuando el problema no está en los carriles sino que está en que no había un sostén en el medio, lo cual hizo que hasta Barrios tenga un mal partido, de los que no suele tener.
Otro deja vu es el contraste de Guillermo con el ciclo de Arruabarrena: si tuvo un defecto al comenzar su ciclo como DT de Boca fue que el Vasco administró mal la riqueza: hizo tantas rotaciones durante todos los partidos a tal punto de que ya no se sabía quién era titular y quién no, y sin sostener aunque sea una columna vertebral es muy complicado construir sociedades dentro del campo. Boca había encontrado ante Cruzeiro una sociedad entre Pérez y Zárate, además de que estos habían sido figuras en el triunfo, e inexplicablemente quedaron fuera del equipo titular en un partido que significa tanto para Boca como es el superclásico, y el que terminó jugando fue Almendra, un chico de 18 años que por lo menos por el momento no está al nivel de Pérez, que además es el capitán. Para armar un equipo sólido lo primero que tendrían que hacer los mellizos es saber cuales son sus titulares y no rotar demasiado, y a partir de allí se podrán corregir errores y preparar especialmente los duelos contra River, que puede tener "pseudo-titulares" como Scocco o Quintero, pero que sabe perfectamente con qué jugadores va a salir a la cancha y qué partido debe plantear según el rival.