lunes, 24 de septiembre de 2018

BOCA 0 RIVER 2: UN DEJA VU

El fútbol es un deporte que se caracteriza porque nunca es lineal, es decir, un día puede ganarse de una manera, otro día de otra, jugar contra un rival de una forma, y volver a jugar contra el mismo rival y que pase todo lo contrario. Pero cuando hay factores que persisten, las variables pueden volver a presentarse de igual manera. 
 En la recordada final de la Supercopa River venció a Boca por 2-0 con goles de Martínez y Scocco, quien ingresó en el segundo tiempo. River no necesitó llegar demasiado al arco para marcar, convirtiendo en las únicas ocasiones que tuvo frente al arco de Rossi, que empezaría a ser cada vez más cuestionado no por la abundancia de errores, sino por la precariedad de aciertos. Ese día Gallardo planteó un partido táctico que neutralizó a Boca en la mitad de la cancha para que no llegue cómodo al arco de Armani, que respondió bien las veces que fue exigido. Boca dejó todo yendo al frente para empatar pero tuvo a un Tévez apático, poca claridad en el juego y pocas respuestas en general. Increíblemente, ahora por la sexta fecha de la Superliga 2017/2018 en la Bombonera, se dio un partido similar (no idéntico, obviamente), con River ejerciendo superioridad en el medio, ganando con goles de Martínez y Scocco, que ingresó en el segundo tiempo; con Rossi cada vez más resistido al no poder atajar las veces que le patearon, aunque no haya sido el mayor responsable; y Tévez haciendo todo lo posible para no volver a ser titular. Muchas de las características mencionadas son iguales a las de la Supercopa. Quiere decir que Guillermo no logra enderezar el rumbo en los duelos contra River porque no acierta en los planteos para desactivar la fórmula de Gallardo, que le resulta efectiva contra Boca (en este 2018). 
 Que los partidos se ganan en la mitad de la cancha es una frase afirmada a lo largo de la historia del fútbol y reafirmada por la doctrina de Pep Guardiola: "mientras más volantes tenga mi equipo, más chances voy a tener de jugar mejor al fútbol". Esto no quiere decir que haya que jugar con 11 futbolistas cuyo puesto sea el de mediocampista, sino que los 11 deben estar involucrados con la tarea que realizan los volantes. Antes los zagueros y el centro-atacante eran piezas aparte: los primeros estaban rodeando el área propia mientras que el nueve lo hacía en el área rival. En el fútbol de hoy se pide participación en el circuito: que los centrales salgan jugando con la misma técnica que debe tener un volante central, y el nueve debe saber asociarse como si fuera un número diez (a raíz de esto surge la moda del falso nueve). Guillermo tiene muy arraigados esos conceptos del fútbol moderno, pero no logró que sus futbolistas los apliquen bien: su equipo se vio absorbido por la presión de River cuando quiso salir desde el fondo: en el primer gol Magallán se equivoca dándole la pelota a Almendra, que estando de espaldas la pierde. La única forma de superar la presión alta del rival es, o salteando líneas con un envío aéreo, o ejerciendo superioridad numérica. Si la única opción de pase es un volante que está de espaldas y no se forma un rombo o triángulo con más futbolistas es porque hay errores conceptuales y tácticos. Además, para no fundamentar el primer gol únicamente en la buena pegada de Martínez, cabe resaltar que cada integrante de la defensa de Boca comete un error: después de la mala salida de Magallán, a Izquierdoz le queda corto el rechazo, luego Mas tiene una intervención defectuosa que mete la pelota en las cercanías del área, y Jara no llega a amortiguar la posición del atacante de River. Es menester observar dichos detalles porque si bien Boca es el bicampeón del fútbol argentino, lo cual significa que Guillermo tuvo más aciertos que errores, tampoco hay que dejar de lado que Boca nunca terminó de ser del todo sólido en defensa (recordemos el primer campeonato obtenido por Guillermo, donde se terminaron cambiando hacia el final del torneo los cuatro integrantes de la defensa, y aunque en la Superliga obtenida estaba claro quienes eran los titulares, se debió ir en busca de Andrada e Izquierdoz para tener más seguridad). 
 A Boca no le sirve que Nandez esté demasiado abierto por la derecha y no apoye a Barrios cuando no está Pablo Pérez para construir juego, y tampoco le sirve que Cardona entre para hacer la banda por la izquierda cuando el problema no está en los carriles sino que está en que no había un sostén en el medio, lo cual hizo que hasta Barrios tenga un mal partido, de los que no suele tener. 
 Otro deja vu es el contraste de Guillermo con el ciclo de Arruabarrena: si tuvo un defecto al comenzar su ciclo como DT de Boca fue que el Vasco administró mal la riqueza: hizo tantas rotaciones durante todos los partidos a tal punto de que ya no se sabía quién era titular y quién no, y sin sostener aunque sea una columna vertebral es muy complicado construir sociedades dentro del campo. Boca había encontrado ante Cruzeiro una sociedad entre Pérez y Zárate, además de que estos habían sido figuras en el triunfo, e inexplicablemente quedaron fuera del equipo titular en un partido que significa tanto para Boca como es el superclásico, y el que terminó jugando fue Almendra, un chico de 18 años que por lo menos por el momento no está al nivel de Pérez, que además es el capitán. Para armar un equipo sólido lo primero que tendrían que hacer los mellizos es saber cuales son sus titulares y no rotar demasiado, y a partir de allí se podrán corregir errores y preparar especialmente los duelos contra River, que puede tener "pseudo-titulares" como Scocco o Quintero, pero que sabe perfectamente con qué jugadores va a salir a la cancha y qué partido debe plantear según el rival. 

jueves, 20 de septiembre de 2018

BOCA 2 CRUZEIRO 0: PENSAR EN UN INSTANTE EN DONDE NO HAY TIEMPO PARA PENSAR

Era momento de ver a Boca frente a un rival de mayor estampa: un grande de Brasil como Cruzeiro, dos veces campeón de América (lo cual no implica que sea un rival más poderoso que Libertad), que cuenta con figuras como Barcos, Thiago Neves, Fabio, entre otros. Pero a la hora de la verdad terminó siendo un equipo normal, cómplice del agrandamiento de Boca, cuya imagen de candidato a ganar su séptima copa es cada vez más desmesurada. 
 El plantel con el que cuenta Guillermo hace que el DT deba plantearse ciertos dilemas a la hora de elegir la formación: dejar afuera a Cardona, futbolista talentoso si los hay; a Gago, un sub-campeón del mundo; a Tevez, con todo lo que significa su nombre; y sin mencionar que Abila, que aporta siempre una considerable cuota goleadora, no puede formar parte de los concentrados por lesión (Guillermo tiene la suerte de que primero estuvo Benedetto lesionado, y ahora que este se encuentra en óptimas condiciones, se lesiona Abila, para no tener que dejar sentado en el banco a ninguno de los dos). 
 Las dudas para formar el equipo debido a la abundancia siempre van a dejar disconforme a varios, ya que el fútbol nunca es blanco o negro y depende en gran medida de la subjetividad (para algunos lo mejor hubiese sido jugar con Pavón por derecha y Cardona por izquierda, mientras que para otros tal vez el colombiano le tenga que dejar su lugar a Nandez tal como lo decidió Guillermo). Pero la representación subjetiva de la realidad para Guillermo fue que lo mejor para este tipo de encuentros era priorizar el despliegue de Nandez y no la pegada y lectura de Cardona, tratando de encontrar un equilibrio entre defensa y ataque. La experiencia material para Guillermo fue que encontró al equipo algo desbalanceado ante Libertad, así como para el proletariado (según la teoría marxista) su experiencia material los encuentra con una enajenación en donde no son dueños de su fuerza de trabajo y no les es remunerado todo el valor que producen. 
 Guillermo presentó un equipo equilibrado, pero no por eso alteró su representación subjetiva de la realidad, es decir, su ideología: Boca nunca dejó de ir al golpe por golpe, pero corrigiendo varios aspectos que tuvieron en Izquierdoz a un estandarte de la defensa.
 Boca empezó el encuentro de forma dubitativa, con una cierta ansiedad que le impedía calmarse y elaborar mejor las decisiones. Los simples pases errados por Pablo Pérez eran el síntoma de que Boca no hacía pie, y en el momento en el que el xeneize pudo calmarse para tomar la mejor decisión vino el gol que terminó de estancar y transformar a Cruzeiro en un rehén indefenso de un delincuente armado hasta los dientes. Claro que cuando hablamos de serenarse y pensar para colocar un pase que desmorona la línea defensiva del adversario, estamos hablando de milésimas de segundos. En el documental "Boca Confidencial" estrenado en la plataforma Netflix, puede verse como Boca incorporó tecnología a su gimnasio para realizar un ejercicio en donde el futbolista debe pisar la baldosa que se ilumina, lo cual aumenta el nivel de reacción y toma de decisiones en el cerebro. Por eso actividades como el ajedrez, donde no se realiza una actividad física, es considerado un deporte, ya que este no es solo trabajo físico sino también un trabajo cognitivo bastante importante. Por eso cuando un futbolista tiene grandes cualidades físicas pero no hace buenas lecturas del juego se está en presencia de un deportista mediocre. 
 Todo lo trabajado tiene sus resultados en el campo de juego, pero nunca sería posible si no se contara con futbolistas capaces de interpretar el juego, ya que Pérez no es un jugador talentoso comparado con los rivales con los que compite en el fútbol profesional, pero no por eso deja de ser una pieza fundamental por la visión y respuestas certeras que aporta en cuestión de segundos, demostrado en el primer gol y corrigiendo los errores que estaba teniendo anteriormente. 
 A partir del momento del tanto de Zárate se acomodaron las cosas para el local y el ex Vélez, que estaba teniendo un gran rendimiento, fue sacrificado a merced del esquema (¿o pensando en River?), para tener más recorrido por las bandas con el ingreso de Villa. Es interesante preguntarse qué es más importante, si el esquema o el jugador. En este caso para Guillermo fue el esquema, porque era impensado que Zárate saliera con el satisfactorio partido que estaba realizando y con Boca dominando la situación. Tal vez la salvada de Barrios haya sido una alarma para el DT (jugada aislada que marca un antes y un después, y que agiganta aún más la figura del colombiano, jugadores insignia que no pueden faltar si se piensa en conquistar un torneo como la Libertadores). 
 La mala noticia para Boca es la fractura mandibular de Andrada, que será una baja muy sensible. Observando la jugada puede decirse que no hay intención de lastimar al arquero de parte del brasilero, que tiene el objetivo de cabecear la pelota, por lo que la expulsión es difícil de entender. Ya que vivimos tiempos en donde son normales los cambios en el fútbol (la introducción del VAR, permitir pasar la pelota hacia atrás cuando se saca del medio, entre otros) sería válido plantearse si en vez de la intención habría que sancionar según la acción (es decir, por más de que no sea la idea, si se golpea a un rival sancionar por el golpe y no por la intención), ya que siempre será polémico adentrarse en la compleja mente de un ser humano para interpretar si tuvo una intención violenta o si realmente lo suyo fue una torpeza.