miércoles, 10 de junio de 2020

LA DEMOCRACIA PERDIDA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Una familia perteneciente a una comunidad es maltratada y abusada por las fuerzas policiales, mientras el gobernador del distrito ordena cercar el barrio prohibiendo la salida y entrada de sus habitantes al buen estilo de un "gueto". Parece una historia de discriminación y maltratos hacia las minorías étnicas del siglo XX. Sin embargo, dichos acontecimientos ocurren contra la comunidad Qom en la provincia de Chaco, en pleno 2020.
 Un campesino sale de su humilde casa, pero nunca mas vuelve: es encontrado muerto en un monte, luego de haber sido asesinado por las fuerzas policiales. Esto ocurrió en la provincia de Tucumán. Una víctima del cruento autoritarismo de la violencia represiva. Pero no es un hecho ocurrido en el marco de la guerra de guerrillas de los 70', donde el foquismo implantaba células guerrilleras cuya batalla era redimida en zonas rurales: aquel fatídico destino le ocurrió a un tucumano que nada tiene que ver con acciones de sedición y terrorismo, y el hecho tiene lugar en el mismo contexto que el anterior, en el año 2020 en medio de un gobierno que fue elegido a través del voto democrático.
 En Santiago del Estero y San Luis, personas detenidas largas horas por las fuerzas policiales denuncian maltratos y torturas físicas y psicológicas. No se trata de la Triple A ni de secuestros ordenados por los cuadros de las fuerzas armadas acoplados en el trono de una dictadura sanguinaria. Las torturas ocurren a través de las policías provinciales dependientes de la gobernación de aquellas provincias. La primera de ellas gobernada por un matrimonio (turnándose entre marido y mujer al frente de la gobernación desde el 2005); la segunda gobernada por otra familia, solo que el vínculo dinástico no es entre un matrimonio sino entre hermanos, que manejan San Luis desde la vuelta de la democracia en 1983.
 En el 2018 una nena de siete años debe dar un discurso político: el guión que le hacen decir dice "... En Formosa estoy tranquila, aquí está mi capitán...". Sin hacer mención a la provincia, parece un relato de adoctrinamiento infantil en la Italia de Mussolini o en la Alemania nazi, pero el "capitán" es el peronista que gobierna Formosa desde 1995, el mismo que fue cobijado por el presidente de la Nación hace pocos días en un acto público.
 Todos los hechos tienen que ver con provincias gobernadas por el mismo signo político, con provincias sumidas en la pobreza, el clientelismo político, la corrupción y la falta de empleo privado y genuino. En medio de una pandemia cuyos números son muy pequeños comparados a la hecatombe económica que ocurre en la Argentina (apenas mas de 700 muertes en un país con más de 44 millones de habitantes, en contraste con una caída de la economía que se estima que será igual o peor que en el 2001), un Estado omnipresente controla los horarios en los que la gente puede salir; dispone qué actividades se pueden o no realizar; le quita el derecho al trabajo, a la educación y a la libre circulación a sus habitantes; y sin darnos cuenta, la democracia se escurre como agua entre los dedos a través prácticas autoritarias que no tienen a los grupos de presión que hacen negocios con el lema de los derechos humanos alzando la voz contra dichos abusos, como sí ocurrió en un caso inventado y totalmente parcializado como el de Santiago Maldonado. ¿Quién ayuda a la familia del campesino tucumano asesinado y tirado por un barranco en Catamarca?¿Quién reclama por los derechos de la comunidad Qom?¿Es más doloroso y preocupante un virus cuya persona infectada tiene mas oportunidades de recuperarse que de morir que un chico Qom muerto de hambre, sin acceso a condiciones de higiene y de alimentación básicas? 
 Los gobernantes que construyen relatos demagógicos (el término demagógico entendido como un "gobierno de los pobres", en términos de Aristóteles) necesitan de que el relato contemple a un enemigo que atenta contra el bienestar del pueblo para justificar que las acciones gubernamentales son por el bien de ese "pueblo". Ese enemigo en la Argentina fue mucho tiempo el campo, los medios de comunicación, los grandes capitales, el neoliberalismo. Hoy en día el enemigo favorito del kirchnerismo es el coronavirus. El gobierno nos quita las libertades para "cuidarnos"; si no hacemos caso a las restricciones corre "peligro" nuestra vida; es mejor ser mas pobres y no "morirnos"; y de forma silenciosa, en un contexto ficticio construido por un relato que nos amenaza con la muerte en caso de la no obediencia, tienen lugar los abusos: abusos policiales; casos de sobreprecios; violación de la libertad de expresión (cíber-espionaje) y de la propiedad. 
 En cuanto a la violación de la propiedad, nos encontramos con otra enseñanza aristotélica, que tiene que ver con lo que es un gobierno: para el filósofo de la Antigua Grecia un Estado es la asociación de distintos componentes de la sociedad con el fin de lograr un objetivo máximo, y el gobierno debe ser el gobierno de las leyes y no de los hombres, porque un líder que no respeta la Constitución termina por corromper y deformar la forma y el fin del Estado. 
 El artículo 17 de nuestra Constitución dice: "La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. (...)". La maniobra del gobierno para quedarse con Vicentín interviniendo la empresa pasando por encima al juez que estaba a cargo de homologar el concurso, para su posterior expropiación, es parte de la concentración de poder que se viene dando con la excusa de la pandemia, al igual que la empresa cordobesa de respiradores que fue intervenida en el comienzo de la cuarentena, sumado al intento de intervención de las clínicas privadas.
 ¿Cual puede ser la utilidad pública de dicha expropiación, cuando el Estado argentino manejado por la misma elite política ha demostrado ser totalmente ineficiente en la administración de otras empresas públicas? Un Estado que no puede pagar la deuda con sus acreedores no está en condiciones de hacerse cargo de la deuda contraída por una empresa del mundo privado, donde la indemnización, la deuda y la consecuente ineficiencia que implica que el Estado maneje una empresa terminan siendo pagadas por todos los contribuyentes. 
 La filosofía de la Antigua Grecia nos deja enseñanzas que parecieran contadas en los tiempos de hoy: para Aristóteles un Estado debe integrarse por elementos distintos, donde la virtud de cada uno lleve a una virtud general, con cada uno cumpliendo su función, porque un Estado compuesto por partes iguales tiende a desaparecer. El Estado debería dejar que la actividad privada produzca, sin adueñarse de sus activos, dando lugar a la virtud de los actores privados. Sin estatizar Vicentín, el Estado ya intentaba controlar el mercado agro-exportador a través de altas retenciones y condiciones restrictivas para liquidar divisas, con un tipo de cambio desfavorable para el campo. Que el gobierno se adueñe del mercado y de las libertades sin respetar la Constitución nos lleva a un Estado que se destruye para dar lugar a otro: un Estado que ya no es gobernado por las leyes sino por la voluntad de un hombre; un Estado uniforme integrado por un único elemento: el pensamiento único y voluntad del líder, donde toda propiedad pasa a formar parte de su posesión. Los ejemplos asoman dentro de la misma región: el chavismo se apoderó de Venezuela y hoy dicho país no puede producir ni su propio petróleo, cuando era uno de los países mas ricos del mundo en materia petrolera.
 Bajo el contexto de la pandemia, el Estado no se ocupa de garantizar condiciones de seguridad jurídica, no caer en la cesación de pagos y ocuparse de arreglar rutas, escuelas y hospitales: el Estado cumple funciones que no son las suyas jugando al empresario, metiéndose en la privacidad y libertad de los argentinos en medio de una economía en caída libre. "Kirchnerizar" el mercado de granos podría ser apenas el comienzo de una ola estatizadora.
 Encerrados en nuestras casas, en medio de feudos provinciales, expropiaciones, pérdida de libertades, la democracia se pierde en tiempos de una pandemia que resulta ser una gran oportunidad para los que quieren delegar atribuciones del resto de los poderes en el poder ejecutivo. Llamar una democracia a tal concentración de poder sería faltarle el respeto a los países realmente liberales.

2 comentarios:

  1. es así Tomás , muy lejos estamos de "parecer " un país DEMOCRÁTICO , la concentración de poder es lo antidemocrático
    discursean pero los hechos son antagónicos
    Realmente surge en mí desazón de un futuro incierto
    Juventud como vos me da cierta ilusión que podemos desviar este camino equivocado
    muy descriptivo y real tu análisis , te felicito
    Laura D

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  2. Estimado Tomas: jueces timoratos (léase cobardes) ineptos puestos por el poder político, corruptos, todo esto lleva a que la Argentina, sin justicia, no es un estado de derecho; mucho de lo que describís corresponde a un discurso fascista (= populismo, denominación del siglo XXI)la democracia argentina es muy básica, elemental, solo se limita a elegir algunos candidatos y listas sabana cuyos candidatos apenas conocemos (si es que los conocemos)solo tiene en cuenta al "pueblo" cuando hay que votar; lamentablemente hay un 30% de la población argentina que no percibe el valor ético de un estado de derecho; solo les importa votar a "alguien" que les "de algo" (de trabajar ni hablemos) que desprecia y expropia a quienes si hicieron algo trabajando duramente, con crecimientos que abarcan varias generaciones como es el caso de Vicentin.
    Sobre Aristóteles si lo leyeron o no lo entendieron o no les conviene seguir sus enseñanzas.
    Felicitaciones por el articulo Tomy
    Mario Racki

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