lunes, 9 de noviembre de 2020

CUENTO: EL TROGOMETRO

En la galaxia Pacificus, a 200.000 millones de años de la Vía Láctea, solamente hay un planeta con vida: en el planeta Trogomatia, existen millones de especies llamadas Trogomitas, que no poseen  ni una forma bípeda ni cuadrúpeda; tampoco tienen forma de ave, ni de pez, ni de pulpo, ni de larva; no tienen una composición gelatinosa; ni forma de insecto o de hongo. Son especies completamente diferentes a las terrícolas, y es prácticamente imposible medir su tamaño: en las dimensiones del planeta Tierra, estos seres serían microscópicos, pero trasladando a los humanos a la dimensión del planeta Trogomatia, los humanos serían tan solo un metro más altos. Estos desniveles son debido a la distorsión que implica el traslado de una galaxia a la otra. 
 Todavía resulta imposible determinar la forma de respirar de los Trogomitas, que resulta ser tan extraña como la definición de la forma física de su cuerpo. A pesar de tal desconocimiento, lo que se sabe de ellos es que gozan de una organización sumamente armónica y avanzada. 
 Poseen un sistema de gobierno que implica que los Trogomitas más capaces y con mejores intenciones se encarguen de la administración de la cosa pública; todos tienen trabajo, ya que nadie se queda sin la posibilidad de aprender y aportar a donde se piensa que se puede ayudar; cada Trogomita trabaja en lo que lo apasiona, y se especializa en lo que más le gusta, por eso todos trabajan y en sus trabajos son muy eficientes, a tal punto que ningún empleador Trogomita le dice que no a alguien que quiera empezar a trabajar en su emprendimiento. Hay Trogomitas exitosos, otros que viven bien pero no tienen tanto, pero nadie siente resentimiento por ningún otro, ya que para los Trogomitas, no existe el robo ni el impuesto a las fortunas, sino solo competir para ser más eficiente. Cada uno tiene lo que se merece de acuerdo al mérito de su trabajo, y al que le falta algo solo tiene que trabajar mejor para conseguirlo. Pero más allá de su organización política y económica, hay un componente de su organización social al que los Trogomitas le dan casi la totalidad de su atención: el Trogómetro.
 El Trogómetro es una unidad de medida, sumamente compleja para el entendimiento humano, que mide la felicidad de los Trogomitas. Este instrumento planetario, al alcance de toda la sociedad Trogomita, se encuentra sumamente ligado a la natalidad: es muy probable que cuando aumentan los niveles de la población Trogomita, aumente el nivel del Trogómetro, lo cual es un motivo de festejos y alegría en todas las calles del planeta Trogomatia.
 Si la demografía experimenta una expansión, quiere decir que hay muy buen vínculo entre los Trogomitas; en su mundo reina la paz y el amor, y estos se multiplican al multiplicarse la cantidad de familias. Solo existe la monogamia entre los Trogomitas, y cuando Trogomitas Alfa llegan a un determinado desarrollo deben buscar un Trogomita Omega de acuerdo a la atracción sensorial. Cuando un Trogomita Alfa comienza un vínculo con un Omega, significa que cada uno abandonará su hogar para formar uno nuevo, aumentar su nivel de felicidad y generar una descendencia que haga exactamente lo mismo, transmitiendo los ideales de la paz del planeta Trogomatia. 
 La forma de un Trogomita Alfa de conectarse con un Trogomita Omega una vez alcanzado el desarrollo adecuado es a través del Túnel Trogometral: es un lugar inmenso, sumamente oscuro, donde el Trogomita Alfa ingresa sin ver nada. Al caminar se percata de la existencia de distintas luces, y siguiendo cada luz esta lo lleva al encuentro de un Trogomita Omega. Una vez realizado el encuentro, el Alfa debe introducir su trompa en el cerebro del Omega: si hay atracción sensorial, es motivo de alegría y festejo en las familias, ya que indica la inminente construcción de un hogar, el crecimiento de la natalidad y un buen indicador del Trogómetro; si no hay atracción sensorial, el Alfa continúa su búsqueda. 
 Todo funcionaba a la perfección en Trogomatia, y el Túnel Trogometral era tan infalible, que el Trogómetro no paraba de crecer. La demografía estaba en auge, la felicidad también. Sin embargo, un día todo cambió: en el Trogómetro comenzaron a bajar los indicadores. 
 Los Trogomitas especialistas en el tema, preocupados en gran medida, comenzaron a estudiar la situación hasta que dieron en la clave de lo que estaba sucediendo, y las expectativas no eran nada buenas: diagnosticaron que los niveles del Trogómetro seguirían bajando. El problema estaba en los Trogomita Omega: un día estos dejaron de aceptar a los Alfa como condición para construir un hogar y desarrollar sus vidas, y se pusieron sumamente restrictivos, con el objetivo de cambiar su rol en la estructura social y hacerse cada vez más predominantes: exigieron mucho más tiempo para construir el hogar, sin aceptar que una vez verificada la atracción sensorial, la unión sería inminente; empezaron a cobrar impuestos a los Alfa para introducir su trompa en el cerebro de los Omega; y lo que hizo decaer rotundamente la natalidad, y por lo tanto la felicidad y el Trogómetro, fue el cambio en las reglas del juego del Túnel Trogometral: al alcanzar la luz, muchos Alfa empezaron a ser rechazados por los Omega (no era posible la comprobación de la atracción sensorial, pero tampoco el más mínimo atisbo de comunicación). Esta onda expansiva de rebelión se extendió por todos los Omegas.
 Estas medidas rebeldes de los Omega hicieron que comenzara a caer la demografía, pero lo que hizo caer los indicadores del Trogómetro por los suelos fueron distintas revoluciones de mayor nivel acontecidas en manos de los Omegas: estos dejaron de asistir al Túnel, siendo las luces a la vista de los Alfa cada vez menos; y muchos de los que habían construido un hogar comenzaron a irse de él, e incluso muchos Omegas asesinaron a sus hijos antes de que nacieran. Esta onda expansiva de manifestó también en el lenguaje, donde los Omegas cambiaron muchos de los símbolos necesarios para comunicarse con tal de que el nuevo sistema lingüístico los empodere.
 La conspiración de los Omegas se hizo tan grande, que el planeta tuvo que dividirse en dos circunscripciones completamente separadas: por un lado, los Alfa, y por otro lado, los Omega. El Trogómetro, que estaba del lado de los Alfa, no subía, ya que sin los Omega los Alfa no podían reproducirse, entonces muchos Alfa comenzaron a hacer viajes hacia el ahora sector Omega, buscando traer Trogomitas de aquel lado para construir hogares que hagan levantar la demografía.
 Los Alfas fueron ignorados, despreciados, ninguneados. A muchos se les exigía el pago de impuestos muy altos, imposibles de abonar. Después de años de caída libre, la crisis llegó a tal punto que el Trogómetro dio 0. La especie de los Trogomitas dejó de existir, y el planeta Trogomatia quedó desolado. Los tiempos de paz, cordialidad, felicidad, amor entre Trogomatias Alfa y Omega y la figura de la familia habían quedado muy lejos. 

2 comentarios:

  1. Hola Tomy , muy bueno tu mundo de cuentos , tenés mucha imaginación , te felicito
    besos, Laura

    ResponderBorrar
  2. Parece que los omega no eran tan felices y se rebelaron, comenzaron a cobrar impuestos por una acción que era vital para su existencia y crearon una grieta, que se profundizo hasta provocar la extinción de la especie; una verdadera parábola de la realidad que estamos viviendo, donde una parte le exige a la otra cosas sin medir si realmente las puede afrontar, sin medir las consecuencias de sus actos. Es un ejemplo de como una sociedad puede albergar el germen de su propia destrucción.

    Hermoso cuento Tomy! Felicitaciones!!

    Mario Racki

    ResponderBorrar