jueves, 22 de junio de 2017

UN CAMPEON QUE SUPO REINVENTARSE

 En este torneo largo de 30 fechas, donde se hace clave la regularidad (por más de que en el fútbol argentino hasta perdiendo varios encuentros en seguidilla es posible seguir en la cima a causa de las irregularidades ajenas), no hay dudas de que a lo largo y ancho de esta temporada 2016/2017 Boca fue el equipo que más puntos acumuló merecidamente, y se debe a varios factores.
 No estaría mal decir que en este campeonato, Boca fue el campeón de las modificaciones: el logro tiene su cuota de extravagancia cuando tenemos en cuenta que el 11 titular fue mutando, estando muy claro cuales eran los nombres preferidos de la dupla técnica en determinados períodos, no siempre. Por esa razón los mellizos fueron tan protagonistas como los jugadores: debieron meter mano en muchas oportunidades para perfeccionar el equipo y entonar hacia la bienaventuranza. Lo que nunca intentó cambiarse fue el método Barros Esquelotto, que les dio logros a los mellizos en su paso por Lanús y que acabó de coronarlos en el xeneize, y este es, si bien los cambios de nombres otorgan una inevitable variante en el funcionamiento, siempre ir al frente con los centrales adelantados, laterales que participen constantemente del engranaje ofensivo, volantes internos que distribuyan rápido (en Lanús tuvieron en Diego González y Víctor Ayala volantes con más gol y llegada, ahora con Pérez y Gago fue más conducción/organización que agregación de artillería), extremos que encaren y tengan disciplina para hacer la banda, con un centro-delantero que no se desentienda de la posesión, abarcando un conjunto dinámico y con transiciones veloces concretando un ataque directo, que se hizo más fuerte que la defensa, muchas veces endeble a pelotazos frontales o pases a los espacios que en gran parte de los encuentros era utópico que no aparezcan, ya que la táctica de golpe por golpe tenía en la balanza un gran poderío ofensivo pero al mismo tiempo pecar de la sábana corta, y allí estuvo el defecto de Boca a la hora de neutralizar avances rivales evitables. No es casualidad que la defensa haya sido el sector donde más se haya efectuado el recambio. ¿Que se necesitan centrales más rápidos y de jerarquía? Hace mucho que cada seis meses Angelici viene cerrando incorporaciones de zagueros, y si Guillermo y Gustavo no se deciden a perfeccionar a los que tiene hoy en el plantel o a arriesgarse con algún juvenil este será un problema de nunca acabar. ¿Que se debe ir a buscar un lateral derecho? Otro problema que Boca hace mucho no soluciona, no solo por la errática en los mercados de pases sino porque no se forman futbolistas de ese puesto en las inferiores. Con Peruzzi se había encontrado un marcador de punta serio, pero tuvo un bajón importante con varios errores conceptuales, y ya se habla de Buffarini. ¿El ex hombre de San Lorenzo marca mucho mejor que el ex hombre de Vélez? Traer un futbolista no significa solucionar el problema, pero como todos sabemos, el fútbol es un enigma lleno de incógnitas donde todo puede suceder: tal vez venga un jugador que llegue para quedarse, o entre Jara y Peruzzi se encuentre al sucesor del negro Ibarra. No olvidemos, por ejemplo, que Bou llegó en silencio y se hizo un lugar en la consideración más que interesante. Si bien este deporte tiene una cierta lógica, esta suele ser traicionera. 
 El equipo de la ribera jugó más de un tercio del torneo sin número cinco: no olvidemos que sin demasiada confianza en los colombianos Pérez y el ovacionado Barrios, Boca parecía tener como esquema predilecto al 4-2-3-1 con Bentancur y Pablo Pérez repartiéndose el centro del campo. Entre goleadas y baches futbolísticos, volvió Gago en el momento más complicado, en la seguidilla de los tres clásicos. Allí el equipo tuvo su primera resurrección: Guillermo se inclinó por el clásico 4-3-1-2 y la aparición del volante central significó un orden exponencial para recuperar, entre otras cosas, el nivel más alto de Tévez (a tener en cuenta este dato: hasta la vuelta de Gago, Carlitos había marcado un gol y no venía teniendo un gran rendimiento, y a partir del encuentro con San Lorenzo hasta su despedida ante Colón, el Apache marcó cuatro tantos). Era el equipo de Gago y Tévez, era todo armonía y felicidad, y de repente la ida del ídolo a China hizo que se planteen varias dudas.
 En la segunda mitad, por la pobreza financiera que se padece en el fútbol argentino, es como si empezara otro torneo (Boca perdió a Tévez, San Lorenzo a Blanco y Cauteruccio, Banfield a Silva y Erviti), y Guillermo le dio toda la confianza a Centurión: le dio la 10, lo hizo titular indiscutido y volvió al 4-3-3 que no se cansó de utilizar en Lanús. 
 Sin brillar pero manteniendo la cima justificadamente, luego de partidos buenos y otros no tanto, River le dio a Boca un baldazo de realidad en la Bombonera y fue otro momento de cambios. Allí todo tambaleó: se empezó a hacer mucho hincapié en lo defensivo producto del miedo, prescindiendo del atributo goleador que había caracterizado al equipo; se empleó un juego mediocre y se perdió la identidad, a tal punto que en su momento River tuvo chances matemáticas de quedar primero. Ante Independiente surge la última y definitiva resurrección: Barrios, un alivio para la defensa, ya era titular indiscutido, Benedetto continuó desgastando la pelota pero ahora sin jugar solo, el equipo recuperó la gracia, y ya era imparable su camino al éxito. 
 Del equipo de Gago y Tévez al equipo de Barrios y Benedetto, sucedieron varias mutaciones donde Boca siempre supo salir adelante y superar frustraciones. El factor psicológico fue tan fundamental como la mano de la dupla técnica. Pensar que porque se consiguió el campeonato está todo perfecto es un serio error: siempre hay mucho por mejorar, y si se quiere ganar la Libertadores 2018 no hay que dejar de lado la innovación pero teniendo un equipo regular en el tiempo, entre otras cosas que Guillermo y Gustavo analizarán en el receso de invierno. Pero no por nada el campeón argentino fue primero en soledad durante más de 15 fechas. La gestión Angelici ya lleva tres títulos en menos de dos años, lo que da una pauta de que hay esfuerzo y trabajo con dedicación de las tres patas, es decir, dirigencia, con números en orden (veremos si se puede mejorar en lo institucional, en referencia al estadio); el cuerpo técnico, con hombres como Arruabarrena y los mellizos, que conocen el club y ofrecen un trabajo de calidad; y los futbolistas, que además de ser uno de los planteles más cotizados del país, los resultados demuestran que dejan todo. El esfuerzo da sus frutos. Salud.

sábado, 17 de junio de 2017

ALDOSIVI 0 BOCA 4: A UN PASO

 Boca se floreó en Mar del Plata convalidando el pequeño paso que le queda para alcanzar el título. Analizando el porqué de su casi consagración y el avasallamiento sobre el rival, puede decirse que recuperó la mejor versión de Gago, volvió el dream team con el que soñó Guillermo donde los laterales participan constantemente en las situaciones de ataque, y Benedetto no fue la única carta ofensiva porque, además de lo mencionado de las apariciones sorpresivas y constantes de los marcadores de punta, tanto Centurión como Pavón demostraron ser los socios interesantes que son para el goleador: el primero se olvidó de todo lo extra-futbolístico y siempre la pidió para encarar, ya sea desde un costado o delante de los volantes, y el segundo fue una alternativa gracias a su velocidad y poder explosivo sin nublarse con irregularidades, manteniendo un nivel incesante a lo largo de los 90 minutos. 
 Vale la pena remarcar el rol del centro-delantero en la actualidad: antes, ser el nueve de un equipo significaba ser una especie de complemento, un finalizador de las jugadas, una pieza aparte, que se excluía del progreso colectivo esperando la oportunidad en el área, casi como si fuesen seres extraños que habitan en su mundo, como los arqueros (que hoy en día no ocupan un rol muy distinto, pero se les pide cosas que antes hubiesen parecido descabelladas, como participar en la generación de juego a partir de sus pies); y hoy en día al punta se le pide que salga de su "zona de confort", que deje la marca de los zagueros y se tira atrás a armar juego, y hasta surgen entrenadores de las nuevas doctrinas que prefieren jugar sin nueve, como hizo Guardiola con Messi en el Barcelona y Sampaoli con Vargas en Chile, aplicando la modalidad del "falso nueve". Benedetto es un nueve que lleva el gol en la sangre, que vive de él, pero así como hace Benzema en el Real Madrid, el gol no es su única propiedad. El ex Arsenal sale del área y juega de espaldas hacia los costados, donde esperan Pavón, Centurión o uno de los laterales atacando al espacio, y atrás tiene a Gago o a Pablo Pérez, para rematar o seguir jugando. Con Benedetto no hay solo un goleador serial, sino que el xeneize cuenta con un lector fenomenal del fútbol, clave para higienizar la congestión en el tráfico de la pelota, y muy lúcido cuando comprende que el gol está más cerca en otro compañero: así es como le filtró una pelota bárbara a Pavón, y cuando lo asistió habilitándolo desde el piso. 
 Gracias a un juego electrizante desde el centro a la hora de tirar una pared o animarse a profundizar con un pase penetrante, y punzante cuando había que romper por afuera, Boca nunca se cansó de ir por más, y tuvo mucho que ver el rendimiento de Gago, que fue el mismo volante central que volvió ante San Lorenzo el año pasado, simplemente que parado unos metros más adelante. Gago era el motor de Boca porque daba oxígeno en cada pase, y lo hacía de forma tan sencilla que físicamente solo le implicaba aplicarle dos toques a la pelota, pero mentalmente trabajaba mucho más que el resto. Parecía que Barrios parado de volante central le había quitado el protagonismo, pero solo tenía que recuperar la memoria para ser el mismo jugador en otro posición, pero no hay que confundir la ubicación con el rol: está ubicado como volante interno, pero cumple la misma función que siempre, la de aclararle el camino a sus compañeros. Cuando el colombiano esperaba en el banco de suplentes, Gago era ese aparato que hacía mover el sistema delante de los centrales, mientras Bentancur era el bastón que hacía el desgaste físico; hoy Barrios es el primer pase, el orden, el esfuerzo, el escudo de Tobio y Magallán, al mismo tiempo que Gago hace lo mismo, solo que levemente tirado a la izquierda.
 Además, sorprendió gratamente la efectividad en las pelotas detenidas, una falencia absoluta casi incorregible durante todo el torneo, donde nunca estuvo claro cuales son los ejecutantes más aptos para hacerse cargo. En esta oportunidad tampoco hubo un ejecutante definido, pero se manejó de forma excepcional gracias a que así como hubo un renacer en el partido ante Independiente donde lo psicológico pareció haber activado el elemento futbolístico y físico del funcionamiento, en esta oportunidad la precisión en las pelotas paradas apareció para decir presente junto con buenas ideas. Las buenas ideas fueron dejarle los tiros de esquina izquierdos a Pavón, que con su buena pegada y potencia es un futbolista apto para hacer que la pelota se cierre con fuerza, y entregarle a Pérez los tiros libres cerca del área, ya que tiene sutileza y calidad para bombear la pelota hacia el radio de las cabezas de sus compañeros. Sin tener especialistas entre los once, se dividieron las tareas según los más indicados para determinados contextos. Es una muy buena noticia para Boca. 
 Aldosivi se quedó en atacar de forma directa pero poco clara con sus dos puntas y un Luguercio amenazante como un cuarto volante/tercer delantero, que llegó en algunas ocasiones sin marca pero sin demasiado peligro, y el elenco de la feliz fue vapuleado producto de que quedó largo en muchos momentos del partido y no fue capaz de contener el circuito del visitante, que gracias a su motivación que lo catapulta a un buen momento futbolístico, quedó a un paso de ser campeón.
 Boca está viendo la luz, el final del camino, y no parece llegar de rodillas y con sangre por todo el cuerpo, sino que se lo ve llegando de un modo arrollador, sin ningún rasguño y curado de sus anteriores heridas. Está rozando con las uñas esa luz, le falta muy poco para poder tocarla, y todo indica que se dirige sin sosegar.  

jueves, 8 de junio de 2017

AFA NUEVA, VIEJAS COSTUMBRES

 Esta semana San Lorenzo fue noticia lastimosamente, debido a que decidió postergar su partido por Copa Argentina ante Cipolletti, equipo que milita en el Federal A, cuando no tenía ninguna complicación para disputar el compromiso, ya que el torneo de Primera División no se juega por la fecha FIFA. El equipo de Boedo, siendo una de las cinco instituciones más grandes del país, tuvo una actitud que no lo hace parecer de esa manera, ya que la situación dejó en una postura desvalorada al humilde equipo del interior del país, y el argumento de San Lorenzo para postergar el encuentro son sus futbolistas que no podrían estar presentes debido a las convocatorias de sus selecciones. Como si San Lorenzo fuera el Real Madrid y todos sus titulares fueran convocados. Solamente Paulo Díaz y Néstor Ortigoza fueron convocados para las selecciones de Chile y Paraguay, respectivamente, y es un argumento muy penoso si se tiene en cuenta que estamos hablando de San Lorenzo, con todo el presupuesto que maneja, y más cuando su rival es Chipolletti, cuyo plantel está integrado por futbolsitas de nivel amateur.
 Pero vale aclarar porqué la postergación de este partido es una injusticia: simplemente por falta de justicia. No es justo que Cipolletti haya perdido dinero en reservar su hotel y que sus hinchas hayan tenido que pagar en vano sus pasajes para asistir al estadio. Y eso se debe a un motivo mucho mayor y más deplorable que San Lorenzo haya salido a pedir la postergación, y el motivo es a quién se lo pidió: a la AFA, que acata y responde a este tipo de pedidos como si fuera manejada por los clubes grandes. El organismo que comanda Tapia no debería concederle los deseos a San Lorenzo, ni a Racing, ni a ningún club en particular, ya que sin perder de vista el objetivo que debería cumplir, la AFA es una organización conformada por todos los clubes del fútbol argentino, y debe tomar una posición neutra sin favorecer ni perjudicar a nadie, y en lo posible, hacer nuestro fútbol cada vez mejor. Pero por más de que la asunción de esta nueva comisión directiva en los pasillos de Viamonte sea relativamente nueva, los hábitos son viejos: no hay síntomas de renovación ni del comienzo de una conducción seria, sino que se sigue cayendo en el mismo grondonismo nepotista de siempre. 
 Hay un club al que no le sobra nada que perdió dinero, gente del interior del país que con la ilusión de ver a su equipo compró pasajes que deberá tirar a la basura, y muchos jugadores amateurs de un club del torneo Federal que como en todas las ligas del interior, casi todo su plantel se renueva semestre a semestre, por lo que su sueño de enfrentarse a San Lorenzo no será posible, un club grande que tuvo un comportamiento de nivel bastante chico. Pero lo primero que habría que plantearse como núcleo de la problemática es lo siguiente: ¿porqué un partido que estaba programado con antelación (aunque muchos se programan sobre la hora y sufren cambios de horarios la misma semana, también por pedido de determinados clubes que parecen manejar los horarios) debe ser postergado, y no podemos tener la mínima seriedad de cumplir con los días y horarios de los encuentros como ocurre firmemente en Europa y muchos países del continente? 
 Y Racing también fue noticia, y por el mismo motivo: al ver que a San Lorenzo se le concedió el deseo de postergar su encuentro, el equipo de Avellaneda cayó en la misma bajeza de dejar mal parado a un club que pelea por el pan todos los días en el ascenso. Racing no tiene jugadores convocados a ninguna selección y obviamente este fin de semana no debía jugar la fecha del torneo de primera, y la ocurrencia por la que se inclinó fue para tener un fin de semana libre, como manifestó su DT, Diego Cocca: "el fútbol argentino se vive con mucha intensidad y nos venía bien poder descansar un fin de semana". Es insólito cuando se tiene en cuenta que Argentina es el país sudamericano junto con Uruguay que menos partidos juega por temporada, siendo solo 30, muy por debajo de los 38 o 36 que se juegan en Europa, o sin ir más lejos, los 38 por semestre que se juegan en Brasil en la parte del año en que se juega el Brasileirao, teniendo que jugar un partido cada tres días. Además de que Mitre de Santiago del Estero, rival de Racing por los 32avos de la Copa Argentina, milita en el Federal A y tiene motivos para estar bastante cansado, ya que debe viajar por todo el país como cualquier equipo que participa de los torneos Federal A, B, o C, contando con un presupuesto muy bajo en comparación con las cifras desorbitantes que debe barajar una institución como Racing. 
 Cabe mencionar también que tanto el técnico de Racing como sus jugadores tienen el deber de estar presentes cuando un compromiso así lo dispone, haciendo honor a su profesionalidad. Tampoco se entiende qué beneficio se puede obtener con la postergación, ya que posiblemente cuando deba disputarse se deba hacerlo entre semana. 
 La poca seriedad que se le da a las competiciones manipulando los días y horarios (Boca está pidiendo un horario en particular para su partido con Aldosivi el sábado 17, luego de lo que pasó con el compromiso ante Estudiantes, donde la falta de sentido común a la hora de estipular una hora terminó con los juveniles del seleccionado sub-20 viajando en helicóptero sobre la hora) tiene como principal culpable a la AFA, que no ejerce liderazgo alguno, mientras los clubes grandes, que deberían ser los modelos de nuestro fútbol, intentan sacar ventajas "baratas" y no dan esperanzas de que el rumbo cambie. Los clubes piden y la AFA da: ¿quién cambia este desacertado trayecto con las peores costumbres argentinas, si ni siquiera hay una oposición hacia el grondonismo y los representantes del ascenso en Viamonte no fueron capaces de hacer justicia por los más humildes?

lunes, 5 de junio de 2017

BOCA 3 INDEPENDIENTE 0: UNA TORMENTA DE FURIA

 Puede decirse que en esta tarde del 04/06/17 Boca volvió a nacer, fue con motivación y mostrando los dientes a disputar un partido decisivo, y neutralizó en todas sus facetas a un rival que no había perdido en el año. El sentimiento de furia utilizado en el buen sentido, es decir, para tomarse revancha, aprovechar decididamente las oportunidades o demostrar su valía sirve para marcar un punto de inflexión en una persona. En muchas oportunidades donde coincide ese sentido de liberación es donde una persona vuelve a nacer. De esa manera, Boca consiguió su resurrección ante Independiente. 
 Luego de haber visto una versión temerosa, apática y muy contenida del equipo que está cerca de ser campeón, Guillermo volvió a las fuentes pero llevando a cabo esos nuevos aires que siempre creyó necesarios luego de la derrota frente a River: dejando de jugar con doble lateral derecho (no solo se recuperó el equipo, sino que también se recuperó la dupla técnica, luego de partidos donde parecía que ganaba más el hecho del miedo a perder que su ideología de superar al rival, donde parecía raro que no se animaran a utilizar a Benítez como extremo luego de haberlo pedido como refuerzo), volvió el 4-3-3 con jugadores funcionales a cada puesto, una defensa renovada y un mediocampo escoltado por el enérgico Barrios. Es un equipo que resurgió porque tuvo garra, juego, solidez y contundencia, identificándose a fondo con la historia del club. 
 Luego de que Peruzzi, Vergini, Insaurralde y Fabra sean la defensa titular durante gran parte del campeonato, Jara, Magallán, Tobio y Silva se mostraron sobrios en su tarea, recuperando la seguridad y tranquilidad que estaba siendo alcanzada los últimos encuentros (luego de la derrota frente a River, se recibió un solo gol en dos compromisos, sufriendo poco y nada en el arco de Rossi) pero ahora acompañada por un advenimiento decisivo de parte del resto del equipo para generar un vendaval que garantice la victoria. En pocas palabras, indudablemente se encontró el equilibrio: sin quedar mal parado atrás pero tampoco prescindiendo de generar oportunidades e ir al frente. Es decir, se encajó en la tecla: se encontró el método. 
 Con Barrios, Gago y Pérez formando un triángulo (el colombiano parado detrás de los dos últimos), Boca se apoderó del medio gracias al buen manejo, pases precisos, buenas coberturas y recuperaciones del cafetero, que se gana los aplausos porque tiene sangre azul y amarillo a flor de piel: es metedor pero también sabe con la pelota. Los dos volantes internos volvieron a tener un buen partido luego del bache general: al tener las espaldas bien custodiadas por Barrios, se sintieron libres a la hora de involucrarse en la faz ofensiva, y mientras a Gago parece costarle más recibir la pelota unos metros más adelante que ser el primer pase colocándose entre los zagueros más allá de que no hizo mal su trabajo, se vio nuevamente que si Pablo Pérez engrana oportunamente, Boca es un equipo serio, y la pelota tiene más chances de desplazarse con una productiva naturalidad. En un torneo donde los volantes no tenían muchas incursiones ofensivas, a Pérez le cometieron un penal y estuvo cerca de convertir con un remate a colocar que pasó cerca, mientras que Gago tuvo un tiro interesante de media distancia (algo que se venía reclamando hace mucho por parte de todo el equipo) y a comienzos del partido puso un pase largo exquisito para habilitar a Pavón.
 La presión constante del local para no darle oxígeno al visitante y anular a sus futbolistas más peligrosos (Rigoni, Barco, Meza, que pasaron desapercibidos) se vio evidenciada en un dato: los tres volantes de Boca terminaron amonestados. No es que sea para premiar que un futbolista vea la tarjeta amarilla, pero para bloquear el funcionamiento de Independiente y desarrollar el suyo, Boca le hizo sentir el rigor, relacionado con el enojo y ganas de romper las cadenas de ira con que salió a la cancha. 
 Pero hay dos factores fundamentales a remarcar que están encarrilando a Boca a conseguir un nuevo título: uno es Barrios, por lo que contagia y la dinámica y orden que le otorga a la estructura grupal, aparte de ese elemento místico que significa verlo como un jugador hecho para Boca; y el otro es Benedetto, porque es la figura de este equipo, el que marca la diferencia, el que resuelve las jugadas de espaldas, el que Boca no puede vender. Guiado por estos dos pilares fundamentales, los mellizos rearmaron un conjunto sobre la marcha y recuperaron su nivel futbolístico y emocional. Dicho de otra manera, recuperaron la razón de su hipotético campeonato.