No estaría mal decir que en este campeonato, Boca fue el campeón de las modificaciones: el logro tiene su cuota de extravagancia cuando tenemos en cuenta que el 11 titular fue mutando, estando muy claro cuales eran los nombres preferidos de la dupla técnica en determinados períodos, no siempre. Por esa razón los mellizos fueron tan protagonistas como los jugadores: debieron meter mano en muchas oportunidades para perfeccionar el equipo y entonar hacia la bienaventuranza. Lo que nunca intentó cambiarse fue el método Barros Esquelotto, que les dio logros a los mellizos en su paso por Lanús y que acabó de coronarlos en el xeneize, y este es, si bien los cambios de nombres otorgan una inevitable variante en el funcionamiento, siempre ir al frente con los centrales adelantados, laterales que participen constantemente del engranaje ofensivo, volantes internos que distribuyan rápido (en Lanús tuvieron en Diego González y Víctor Ayala volantes con más gol y llegada, ahora con Pérez y Gago fue más conducción/organización que agregación de artillería), extremos que encaren y tengan disciplina para hacer la banda, con un centro-delantero que no se desentienda de la posesión, abarcando un conjunto dinámico y con transiciones veloces concretando un ataque directo, que se hizo más fuerte que la defensa, muchas veces endeble a pelotazos frontales o pases a los espacios que en gran parte de los encuentros era utópico que no aparezcan, ya que la táctica de golpe por golpe tenía en la balanza un gran poderío ofensivo pero al mismo tiempo pecar de la sábana corta, y allí estuvo el defecto de Boca a la hora de neutralizar avances rivales evitables. No es casualidad que la defensa haya sido el sector donde más se haya efectuado el recambio. ¿Que se necesitan centrales más rápidos y de jerarquía? Hace mucho que cada seis meses Angelici viene cerrando incorporaciones de zagueros, y si Guillermo y Gustavo no se deciden a perfeccionar a los que tiene hoy en el plantel o a arriesgarse con algún juvenil este será un problema de nunca acabar. ¿Que se debe ir a buscar un lateral derecho? Otro problema que Boca hace mucho no soluciona, no solo por la errática en los mercados de pases sino porque no se forman futbolistas de ese puesto en las inferiores. Con Peruzzi se había encontrado un marcador de punta serio, pero tuvo un bajón importante con varios errores conceptuales, y ya se habla de Buffarini. ¿El ex hombre de San Lorenzo marca mucho mejor que el ex hombre de Vélez? Traer un futbolista no significa solucionar el problema, pero como todos sabemos, el fútbol es un enigma lleno de incógnitas donde todo puede suceder: tal vez venga un jugador que llegue para quedarse, o entre Jara y Peruzzi se encuentre al sucesor del negro Ibarra. No olvidemos, por ejemplo, que Bou llegó en silencio y se hizo un lugar en la consideración más que interesante. Si bien este deporte tiene una cierta lógica, esta suele ser traicionera.
El equipo de la ribera jugó más de un tercio del torneo sin número cinco: no olvidemos que sin demasiada confianza en los colombianos Pérez y el ovacionado Barrios, Boca parecía tener como esquema predilecto al 4-2-3-1 con Bentancur y Pablo Pérez repartiéndose el centro del campo. Entre goleadas y baches futbolísticos, volvió Gago en el momento más complicado, en la seguidilla de los tres clásicos. Allí el equipo tuvo su primera resurrección: Guillermo se inclinó por el clásico 4-3-1-2 y la aparición del volante central significó un orden exponencial para recuperar, entre otras cosas, el nivel más alto de Tévez (a tener en cuenta este dato: hasta la vuelta de Gago, Carlitos había marcado un gol y no venía teniendo un gran rendimiento, y a partir del encuentro con San Lorenzo hasta su despedida ante Colón, el Apache marcó cuatro tantos). Era el equipo de Gago y Tévez, era todo armonía y felicidad, y de repente la ida del ídolo a China hizo que se planteen varias dudas.
En la segunda mitad, por la pobreza financiera que se padece en el fútbol argentino, es como si empezara otro torneo (Boca perdió a Tévez, San Lorenzo a Blanco y Cauteruccio, Banfield a Silva y Erviti), y Guillermo le dio toda la confianza a Centurión: le dio la 10, lo hizo titular indiscutido y volvió al 4-3-3 que no se cansó de utilizar en Lanús.
Sin brillar pero manteniendo la cima justificadamente, luego de partidos buenos y otros no tanto, River le dio a Boca un baldazo de realidad en la Bombonera y fue otro momento de cambios. Allí todo tambaleó: se empezó a hacer mucho hincapié en lo defensivo producto del miedo, prescindiendo del atributo goleador que había caracterizado al equipo; se empleó un juego mediocre y se perdió la identidad, a tal punto que en su momento River tuvo chances matemáticas de quedar primero. Ante Independiente surge la última y definitiva resurrección: Barrios, un alivio para la defensa, ya era titular indiscutido, Benedetto continuó desgastando la pelota pero ahora sin jugar solo, el equipo recuperó la gracia, y ya era imparable su camino al éxito.
Del equipo de Gago y Tévez al equipo de Barrios y Benedetto, sucedieron varias mutaciones donde Boca siempre supo salir adelante y superar frustraciones. El factor psicológico fue tan fundamental como la mano de la dupla técnica. Pensar que porque se consiguió el campeonato está todo perfecto es un serio error: siempre hay mucho por mejorar, y si se quiere ganar la Libertadores 2018 no hay que dejar de lado la innovación pero teniendo un equipo regular en el tiempo, entre otras cosas que Guillermo y Gustavo analizarán en el receso de invierno. Pero no por nada el campeón argentino fue primero en soledad durante más de 15 fechas. La gestión Angelici ya lleva tres títulos en menos de dos años, lo que da una pauta de que hay esfuerzo y trabajo con dedicación de las tres patas, es decir, dirigencia, con números en orden (veremos si se puede mejorar en lo institucional, en referencia al estadio); el cuerpo técnico, con hombres como Arruabarrena y los mellizos, que conocen el club y ofrecen un trabajo de calidad; y los futbolistas, que además de ser uno de los planteles más cotizados del país, los resultados demuestran que dejan todo. El esfuerzo da sus frutos. Salud.