La crisis del petróleo de 1973, producida luego de que los integrantes de la OPEP decidieran subir estrepitosamente el barril de crudo, implicó el fin de una era, aquella de los llamados Estados de Bienestar iniciados luego de la calamitosa crisis económica del "crack" de 1929. Una producción en masa basada en gran parte en la alta provisión de energía se vería frenada por los altos costos de la energía, mientras que el alza del precio de la misma agitaría aún más el problema inflacionario en estados con un gasto público cada vez más insostenible. Aquel quiebre fue el que daría lugar al "consenso de Washington" en 1989 y a la etapa "neoliberal" de reducción del estado en todo el planeta, con el objetivo de eliminar el problema del déficit fiscal, el alto endeudamiento y la inflación.
El término "neo" quiere decir "nuevo", por lo que es apropiado hablar de neo-liberalismo para referirse al final de una intervención total del estado en la economía para retomar el liberalismo económico con las particularidades propias del contexto: una producción atada a la demanda, sin acumular stock; un mayor capital financiero; sumados a una mayor desprotección de los trabajadores (hoy la Argentina padece lo contrario, insostenibles costos laborales) y mayores impuestos regresivos. Sin embargo, el término "neoliberal" ya no es utilizado de manera tal de referirse a la historia sino de forma peyorativa. Desde las entrañas de la izquierda más intransigente y reaccionaria urge hablar del neoliberalismo como un insulto a aquellos que se oponen a modelos populistas y demagógicos. Y muchas veces el término sirve como excusa para encontrar un "chivo expiatorio", un culpable a todos los males que ocurren, y de esa forma desligarse de una autocrítica que sería destructiva para los intereses de determinados modelos estatistas.
La viceministra de educación, Adriana Puiggrós, declaró en su cuenta de Twitter el pasado 22 de abril que "El coronavirus infectó sociedades humanas enfermas de neoliberalismo. La destrucción llevada a cabo por el capitalismo financiero liberó el virus. El irrefrenable impulso de los dueños del capital produce una espiral que se retuerce engullendo a la sociedad". Lo argumentado por la viceministra es muy parecido a lo sostenido por Vladimir Lenin en su obra "El Imperialismo": el líder del partido Bolchevique sostenía que el imperialismo sería la fase mas monstruosa del capitalismo, que conduciría inevitablemente a una revolución proletaria y a una caída del mundo capitalista. Esta etapa se caracterizaría por el dominio mundial de los grandes imperios económicos y entre ellos estaba el reino del capital financiero, absorbiendo y monopolizando distintos mercados, llevando a que el mundo se vuelva dependiente de las naciones mas poderosas. Llamar como "destrucción" a lo realizado por el capital financiero, así como intuir que los dueños del capital "engullen" a la sociedad, hacen del tweet una declaración con estrechos parentescos leninistas. Dirigirse a la historia de forma ciega y tendenciosa puede concluir en errores estrepitosos ya cometidos anteriormente: quitarle el capital a los capitalistas como ocurrió en el modelo soviético (y como ocurre actualmente en Cuba y Venezuela) trajo aparejados innumerables problemas que los modelos con mayor libertad económica no padecen.
Hasta ahora, la idea mas certera acerca del origen del coronavirus es que tiene su origen en la ciudad de Wuhan, en China, un régimen que no es precisamente comunista, pero que es gobernado de manera totalitaria por un partido llamado de esa manera, que ocultó los primeros casos y sigue escondiendo información sobre sus infectados. Países como Cuba y Venezuela, cuyos líderes han hecho de la lucha contra el neoliberalismo su bandera, tienen casos de coronavirus y debido a sus delicadas situaciones socio-económicos (falta de suministros de higiene), una propagación del virus similar a la que tuvieron países "neoliberales" puede ser excepcionalmente mortífera.
Por otro lado, descartando que el virus sea producto del "monstruo" del neoliberalismo, tampoco es cierto que todos los males que aquejan a la humanidad sean producidos por este. Si bien es cierto que en la época de los Estados de Bienestar la centralización económica de los estados hizo crecer las economías y amplió los derechos sociales, dicha historia no puede entenderse sin la anterior conquista de derechos políticos y civiles alcanzada en los siglos anteriores, y que el proceso de Industrialización por Sustitución de Importaciones tenía vida corta en el tiempo, ya que ningún país es capaz de satisfacer su mercado interno sin abrirse al mundo. La apertura y desregulación eran inevitables para aliviar a los estados deficitarios que hubiesen contraído "enfermedades" peores si no se aplicaba dicha cura.
Está de más decir que la apertura no implica un estado ausente: es vital que el estado cumpla con el deber de satisfacer los derechos sociales y encauzar un camino sostenible a partir de medidas que impacten positivamente en el desarrollo, pero este es imposible si no hay libertad económica para que el capital genere trabajo, viendo al inversor y poseedor del capital no como un "oligarca" sino como una oportunidad para generar trabajo.
Mucho se dice también del capital financiero, que al ser muy volátil se fuga a mercados externos cada vez que resulta conveniente, que no genera trabajo, y si bien la apertura y desregulación implica esos riesgos, ¿Seguiremos pensando que el capital financiero es un demonio cuando ahorremos dinero producto de nuestro trabajo y queramos invertirlo en un plazo fijo, posibilitado porque los bancos, esos seres que muchos los vislumbran como endemoniados, compran títulos de deuda del Banco Central?¿Seguiremos diciendo lo mismo del sistema financiero, cuando una empresa invierte en bonos para luego invertir y generar más trabajo?¿Diremos que el sistema financiero y los bancos son los malos de la película que hay que nacionalizar, cuando a través de un crédito hipotecario muchos trabajadores compran su primera vivienda, y cuando si caen los bancos, que tienen el dinero de la gente, colapsa todo el sistema?¿El monstruo es realmente el neoliberalismo y su capital financiero, cuando la Argentina vuelve a emitir títulos de deuda, necesarios para pagar sus compromisos más urgentes y no caer una vez más en default y echarle otra vez la culpa a los fondos "buitres"? Sin un sistema financiero confiable y un mercado de capitales sostenible no hay país que pueda sostenerse en el tiempo.
El neoliberalismo y el capitalismo no son los causantes del coronavirus que el mundo socialista piensa, sino que la actividad capitalista, a partir de la investigación científica, es lo que puede encontrar la vacuna y aliviar al mundo de esta pandemia. El día que la clase política argentina deje de atacar la generación de riqueza y deje de tener como chivo expiatorio al neoliberalismo, posiblemente puedan liberarse de sus propios pecados y dejar de hacer justicia social para hacer justicia en serio: el neoliberalismo tampoco tiene nada que ver con la liberación de presos por parte del juez Violini, con fuertes lazos con el justicialismo y la doctrina abolicionista de Zaffaroni.
Que articulo! con un paralelismo histórico increíble desde la aparición del comunismo soviético y con las dictaduras de Cuba y Venezuela. El kirchnerismo le saca a los que realmente producen riqueza para darle a los que no trabajan y solo viven del clientelismo político, viven acogotando ala gallina de los huevos de oro, se ponen por encima de la ley y cualquier acción punitiva por parte de la justicia lo traducen en persecución política, inventan su propia realidad, absolutamente mentirosa para el común de la gente y como toda mentalidad totalitaria inventan enemigos, demonios, como el neoliberalismo; y mezclan cuestiones políticas con todo incluso con la pandemia; ellos nunca son ni fueron sino quienes se les oponen políticamente.
ResponderBorrarFelicitaciones por este trabajo!!.
Mario Racki