domingo, 6 de octubre de 2024

Opinión: Llegó el momento de hacer política

El Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que a su vez ha absorbido las funciones del extinto Ministerio del Interior, cumple un rol de equilibrista entre Santiago Caputo y el desorden del Congreso.

Si hay un componente característico de la meteórica carrera política de Javier Milei y el movimiento libertario, es el rechazo hacia la política tradicional. El actual presidente no solo llegó al poder enfrentándose a los partidos políticos tradicionales, sino que lo hizo sin contar con un partido propio. La Libertad Avanza fue un frente construido en poco tiempo, con muchos candidatos pertenecientes a distintos partidos (incluso con pasados en el peronismo), y también con gente que venía de afuera de la política como el propio Milei. En alguna ocasión se le ha escuchado al presidente manifestar que la política le aburre, y que esta no es un fin en sí mismo sino un medio para aplicar las medidas liberales que el país necesita.
 A pesar de esto, el gobierno ha entendido que, sin hacer política, es imposible gobernar. La salida de Nicolás Posse para que Guillermo Francos ocupe la jefatura de gabinete es un antes y un después: se trata de la salida de la tecnocracia, para dar lugar a la negociación política. De hecho, Posse no cumplía con la obligación constitucional de presentarse una vez por mes en el Congreso. Francos no solo se habitúa mensualmente a dar cuenta de la marcha del gobierno en una de las cámaras del parlamento (algo que no debería ser optativo), sino que a partir de su pericia para el toma y daca ha logrado consensos que se plasmaron en logros importantes para el gobierno. 
 La crítica que el sociólogo Max Weber le hacía al gobierno de Bismarck en Alemania era que su gobierno de burócratas había llenado el parlamento con más burócratas, sin liderazgos políticos, que se dedicaban a firmar lo que los técnicos requerían. Un burócrata es quien actúa de acuerdo a la maquinaria, haciendo lo más eficiente posible el desarrollo de la burocracia. Sin embargo, para que el sentido dado a la burocracia persista en el rumbo emprendido, el parlamento necesita de vocación política, voluntades para formar coaliciones, convencer a la sociedad. Allí es donde la política bien entendida resulta estrictamente necesaria. 
 Que Milei se reúna con miembros de distintos bloques parlamentarios define su ingreso triunfal en la negociación política: a nivel técnico, su gobierno tiene los profesionales necesarios, pero sin política, la tecnocracia encontrará un freno en el Congreso, tal como le ocurrió con la primera versión de la ley Bases. No obstante, puede hacerse política con referentes que defiendan ideas en el parlamento, como también con lo más viejo y sucio de la misma. En las últimas elecciones, en La Libertad Avanza han estado presentes elementos de esto último en armados provinciales. Hacer política no quiere decir necesariamente mezclarse con la casta. 
 El trabajo de Karina Milei a nivel partidario ha logrado crear a la Libertad Avanza como partido político, por ahora con el sello requerido por la justicia electoral a nivel nacional y en unas pocas provincias. Tener un partido será un gran avance para el gobierno de cara al futuro, con el fin de que La Libertad Avanza no sea solo una mescolanza y rejunte de distintos sectores, sino un frente con un liderazgo partidario y que conserve una cohesión en cada armado distrital, provincia por provincia. Esto será fundamental para ordenar a la tropa propia: teniendo tan pocos diputados y senadores, si ocurren internas y conflictos puertas adentro, difícilmente los legisladores de LLA puedan avanzar con acuerdos y negociaciones con los demás bloques para aprobar leyes y a su vez frenar los intentos de los "degenerados fiscales". Es como dice el Martín Fierro: "Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera". Sin ordenar a la propia tropa, se hará todo cuesta arriba. Una forma de cohesionar los bloques parlamentarios es a partir de la disciplina partidaria. Pero resulta que sin existir La Libertad Avanza como partido, ¿a qué disciplina responden los legisladores libertarios, si cada uno responde en nombre del movimiento y no hay un partido que los comulgue? En el extinto Juntos por el Cambio había diferentes partidos, pero no había discusión en que el Pro era la fuerza que lideraba la coalición y cuando había diferentes posturas existía una instancia institucional que sentaba a los partidos fundadores de la alianza. Teniendo en frente al numeroso bloque castro-chavista del kirchnerismo, no alcanza con amanuenses que solo hagan lo que Milei les dice, pero tampoco con libertinos rebeldes que dan cátedra del desorden. Se necesitan líderes políticos, y más en las elecciones del 2025 donde Milei no estará en la boleta y los candidatos a legisladores deberán contar con peso propio para ser votados.
 Jaima Durán Barba, con quien el poderoso asesor Santiago Caputo ha trabajado, sabía mucho del arte de ganar elecciones: tener mensajes disruptivos y esperanzadores que atraigan a la gente y sobre todo que no la aburran (el "cambio" de Macri, la "casta" y la "motosierra" mileístas). Pero a la hora de gobernar, hay que hacer política en términos de lograr acuerdos: sin el acercamiento con Macri, Bullrich y el Pro, a quienes anteriormente Milei equiparaba con el kirchnerismo, no solamente habría una parálisis legislativa, sino que probablemente Milei no habría ni siquiera ganado las elecciones. Con vistas a las elecciones del 2025, LLA como partido debe formar políticos de vocación a la hora de ampliar su bloque en el parlamento y usufructuarlo para gobernar y obtener consensos. 
 Hay también ciertas elecciones donde la negociación y los arreglos entre partidos hacen a la victoria. En España, la incapacidad del PP y Vox para formar una coalición decantó en un gobierno del PSOE y Podemos. Mientras que en las últimas elecciones bonaerenses Kicillof se impuso como gobernador electo luego de que las candidaturas de Grindetti y Píparo dividan el voto opositor. De las experiencias se aprende. Cuando se juegue la gobernación de la provincia de Buenos Aires en 2027, donde no hay ballotage, los números de la economía y los mensajes por redes sociales sumarán mucho, pero solamente la negociación política, lo que antes parecía aburrirle al presidente, es lo que permitirá construir una coalición que le gane al peronismo. 

Tomás Racki. Politólogo.

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