sábado, 23 de julio de 2016

EL VICIO DE LA ESCOBA EN LA DERROTA

 Cata Díaz se fue de Boca, Orión se iría en las próximas horas, Tévez se tomó una licencia, y es posible que haya más cambios en la plantilla y sigan ocurriendo cosas que hacen temblar al mundo Boca como suele pasar en momentos de crisis, donde tirarse un pedo tiene la magnitud de una bomba atómica, como diría Goyo Zidar en sus épocas de dirigente de Macri.
 Lo primero que hay que plantearse es por qué se llega a esta situación: porque Boca es un club muy grande, que exige títulos todos los años, y si bien llegar a la semifinal de la Copa ya te atribuye el catálogo de buen equipo, perder con errores tan puntuales, con cierta declinación en determinados lapsos de la serie y ante un equipo novato son atenuantes que dan la sensación de ciclos terminados. Pero vivimos en tierras muy, pero muy resultadistas: Guillermo dijo que a partir del segundo semestre iba a aparecer su equipo, y parecía que con Vergini, Zuqui, Benedetto y Bou alcanzaba para jerarquizar un equipo que faltaba convencer en varios aspectos pero que irreprochablemente llegó a estar entre los cuatro mejores de América. Si con esos cuatro nombres y la gran mayoría con los que recibió el plantel alcanzaban para que sea SU equipo, entonces se hizo una mala lectura, porque aunque lo que se perdió no es poco, una eliminación y dos derrotas no pueden cambiar los planes de tal manera, pareciendo que hay que traer de forma inmediata jugadores de peso como si los que ya están no den garantías. 
 Si uno está convencido de su proyecto, no te pueden hacer cambiar de parecer dos resultados, por más dolorosos que sean: Orión era un fenómeno y ahora se tiene que ir, Díaz era un indiscutido y ahora no encaja en el equipo, Benedetto y Bou iban a traer goles y ahora hay que buscar otro nueve, ahora hay que armar una defensa sólida con otro zaguero (¿y Vergini?¿para qué vino?), etc. Si el mismo jugador se siente desmotivado y piensa que es momento de cambiar de aire y culminar con el ciclo, como puede ser el caso de Orión, hay que abrirle las puertas y agradecerle por los servicios, pero si el Cata fue titular en ambos partidos y pensaba seguir en el club, es porque ni el que llegó (Vergini) ni el que ya estuvo y quieren repatriar (Tobio) eran mucho más en la consideración del DT. Pero en un país donde la esencia del juego (que necesita mucho de la paciencia y aceptación en las derrotas para bancar un proyecto) queda descartada ante el más puro resultadismo, es complicado: si ganás sos dios, si perdés te tenés que ir, sin escalas. 
 Además, el que lidera el barco parece querer bajarse: que Tévez se pida una licencia da señales de un declive emocional y un estrés prematuro que tal vez en Europa no le habrían ocurrido, pero como todos saben, jugar acá no es fácil para nadie, y estos síntomas en el líder debilitan más al grupo. El que lleva la bandera es el que debe mostrarse más fuerte en la adversidad. 
 Por ahora hay más dudas que certezas: los protagonistas de la "renovación" que van a llegar deberían ser nombres de selección, pero todo indica que no se pudieron traer antes de la Copa, y difícilmente lleguen ahora. La realidad es que todo está como las inversiones en el país: iban a llegar en el segundo semestre pero no llegaron; como el equipo que iba a estar para las semis y ahora parece que patearon la pelota para el torneo de agosto. Y la pregunta que hay que hacerse es: ¿si este hipotético nuevo plantel fracasa el año que viene, también va a haber otra renovación? Si se cambia el equipo cada vez que se pierde, no hay continuidad, no hay idea que prospere, y los resultados van de la mano de todo eso. Esperemos que Guillermo elija bien para no tener que volver a cambiar, y que ahora Tévez vuelva siendo el Carlitos de siempre, para no tener que volver a tomarse otra licencia más adelante. Aprender de los errores para no volver a cometerlos. Pero hay un hecho cultural que los nuevos aires que se vengan en nuestro fútbol deberían impregnar: la derrota también es parte del fútbol, y no siempre debe tirarse todo a la basura en ella.

martes, 19 de julio de 2016

EL EGOÍSMO COMO FOCO CENTRAL

 La noticia acerca de la aprobación de la Superliga es un alivio para la AFA, los clubes y el gobierno, pero hay algo que es claro y va más allá de cualquier valiosa innovación: al fútbol argentino hay que sacarlo adelante entre todos.
 Uno de los síntomas que marca el hundimiento institucional por nuestro fútbol es el egoísmo y el poco interés general en la selección que va a afrontar los JJ. OO., dándole plena importancia a las conveniencias propias. 
 La AFA no necesita dirigentes que solo se preocupen por sus clubes y jueguen al juego de que si el otro no cede futbolistas no tengo porqué ceder. La AFA necesita dirigentes comprometidos con la causa y que brinden una actitud solidaria a la hora de pensar en el bien del fútbol y no únicamente de sus instituciones. 
 Es curioso que Moyano, hasta hace poco un hipotético candidato a la presidencia de la AFA, que debería dar una imagen de unión y compromiso con la máxima representación que puede tener el fútbol de nuestro país, que es el seleccionado argentino, refleja la confrontación y desamparo que se deben cambiar para salir adelante. Finalmente Cuesta va a ser el capitán en Río, pero que el camino para llegar a su convocatoria haya sido tan arduo y extenso habla muy mal de su presunto interés por que las cosas estén mejor. Si la explicación es que no hay un reemplazante para Cuesta, la realidad es que es su responsabilidad armar un plantel acorde a tal circunstancia (que no es muy adversa, ya que el jugador estaría de regreso luego de las primeras fechas, es decir, no se pierde ni un octavo del campeonato), y luego uno puede hacerse la pregunta de si las primeras fechas son mucho mas importantes que los JJ. OO. Los fundamentos infantiles de que a Racing o San Lorenzo no les pidieron jugadores agrava más la situación: en vez de sentir orgullo porque un futbolista propio lidera a la selección en un torneo de relevancia mundial (donde al fin y al cabo el jugador puede potenciarse) se saltan esos tira y afloje lamentables.
 Es cierto que los JJ. OO. no son un torneo FIFA y los clubes no están obligados, pero esto no es un tema reglamentario: es un tema de orgullo propio y de pensar en lo que representan sin importar su afiliación. Messi se peleó con Guardiola para ir a los Juegos Olímpicos y representar a su país, ese mismo tipo que seguramente van a pedirle que vuelva la misma gente que le quitó prestigio a dicha competencia.
 Además de Moyano, todos los dirigentes que no cedieron o tuvieron en mente no ceder a sus futbolistas deben replantearse cómo vamos a tener a Messi de vuelta y a la selección mayor ganando algo cuando no se puede hacer algo tan simple como juntar 18 futbolistas en tiempo y forma para afrontar un torneo sub-23, que vaya detalle, puede ser clave para el futuro de la mayor. Y podría abrirse el debate de qué nos importa más, tanto a los hinchas como a los dirigentes, la camiseta de nuestro club o la camiseta de nuestro país. No tendría que importar más uno que otro, sino que el presidente debe defender los intereses de su club, pero sin quitarle nada de importancia a la camiseta que es de todos. Obviamente entra a jugar un papel fundamental el criterio: si Boca juega la Libertadores, Pavón tiene que llegar tarde a la selección porque el compromiso con su club es prioridad. Como cuando Tévez en el 2003 decidió no ir al Mundial sub-20 para jugar la Intercontinental: no es que importe menos la selección, pero hay criterios muy distintos, y la Intercontinental o una Libertadores están por encima de todo por naturaleza. 
 Habiendo dejado claro qué criterio marca la obligatoriedad de no ceder un futbolista, sin dudas el resto de los clubes tuvieron actitudes que justificaron la crisis que se vive hoy en día. No se puede mejorar un asunto si el asunto no les importa. Y si no les importa, no hubiera estado mal que cedan los futbolistas a tiempo y lo disimulen. 

viernes, 15 de julio de 2016

BOCA 2 INDEPENDIENTE DEL VALLE 3: CON LA MÍSTICA NO ALCANZA

 "En la Argentina uno hace la hipótesis de un partido distinto, con Boca más protagonista y un Independiente más débil, pero para eso habrá que ser inteligentes cuando se maneja la pelota en velocidad y estar seguros, mucho más seguros en todos los aspectos". Ese fue parte de mi editorial sobre el partido de ida, con respecto a las falencias que mostró Boca para defender el resultado y las carencias a la hora de liquidar el pleito. La Libertadores es un torneo que no admite errores: si te equivocas, estás afuera. Para no equivocarse es fundamental brindar seguridad (seguridad acerca de la solidez y contundencia que necesita cualquier equipo de fútbol), lo que Boca nunca tuvo. 
 Los primeros minutos fueron arrolladores: ese es el Boca que todos queremos, con Pavón desequilibrante por la derecha, Fabra pasando como una locomotora por su sector, Pérez y Zuqui inquietantes por la zona del círculo central; solo faltaban las pinceladas de Tévez para que el desenlace sea perfecto. Pero para que todo sea color de rosa, hay que convertir las oportunidades en resultado, y de eso no solo se requiere de mentes brillantes, sino también de almas trabajadoras. De un momento al otro los ecuatorianos se nos vinieron encima, aportando un poco del fútbol veloz que nos batió en la altura. Y guiándose por el manual del Cholo Simeone, el fútbol es un juego de errores: en el mejor momento xeneize la última línea rival quiso salir a cortar y quedó pagando muchas veces, pero Pavón le tiró demasiado larga una bocha para Carlitos que era el 2-0, y luego con la bajeza de intensidad, en un tiro de esquina (que depende en supremacía de la concentración para marcar) vino un baldazo de agua fría con un charco de realidad, que nos daba una señal: ellos no están pintados, y con estos errores el resultado podía ser catastrófico. Parece que solo los goles en contra nos despiertan: a partir de ahí, el partido parecía estar cercado en el arco de Azcona, donde sus jugadores parecían un rebaño de ovejas perdidas en el campo, mientras los de Guillermo seguían laburando para extraer la lana; hubo chances, pero se seguía pagando el bache del 1-1, mientras que el pastor que debía liderar la granja seguía incómodo: en un encuentro donde el visitante se esmera en achicar en su propio campo, donde no iba a tener muchos espacios, a Tévez no le sienta para nada placentera la tarea de cuerpear de espaldas al arco, donde el juego que lo podría tener como conductor no abunda, y sí los rechazos ecuatorianos. 
 Y está más que claro que con la mística sola no alcanza: había que ir en busca de un gol, pero tampoco olvidarse de que cuando todo está controlado, alguna oveja puede escaparse por el espacio que hay entre un alambre y otro. El mediocampo estuvo flaco, los centrales quedaron expuestos, lo que deja latente el peligro, y si te cabecean dos veces en la misma jugada, es porque las cosas no andan nada bien, que cuando tenías la mira puesta en otra cosa, otro baldazo te demuestra que no das garantías tampoco para que te dejen de convertir goles. Y con Bou y Benedetto, Zuqui de cinco, y mucha actitud pero sin ideas, vimos caer a un equipo que los mellizos resucitaron y nos dieron la oportunidad de soñar un poquito, pero todo sueño tiene su final: todavía falta mucho para afianzar una idea (no significa que la idea no esté) y dar seguridad como equipo. 
 Ahora será momento de analizar porqué se perdió y como solucionar determinados aspectos, si a Tévez lo favorece el esquema (se ha dicho que Messi era la figura de Guardiola, y eso fue porque el sistema lo favoreció a él y él favoreció al sistema, y habrá que ver si puede pasar lo mismo con Carlitos), porque la realidad es que es un desperdicio tener semejante estrella (que no tendría porqué estar jugando en nuestro país) y que esté tan fastidioso, tan intermitente, por momentos tan tibio. 
 Nos encontramos con un equipo que fue mejor, que sufriendo y disfrutando en distintos momentos de los 180 minutos nos hizo entender que ante un equipo que sabe resurgir de momentos complicados y que sabe explotar los espacios en velocidad sin que le sobre nada, la mística no puede tapar las dudas y la falta de certeza en la culminación de las jugadas o en la incapacidad para sostener un cierto dominio del asunto. De todas formas, gracias por hacernos soñar. Pero queremos seguir soñando, así que esto no termina acá, hay que fortalecerse para que cuando recuperemos el sueño sea todavía más real. 

martes, 12 de julio de 2016

LA POSICIÓN DE BENEDETTO: ENTRE DESGASTARLO Y USUFRUCTUAR

 Surgió una duda con la posición de Benedetto ante Independiente del Valle, como también una polémica ante las declaraciones de Tévez sobre si el jugador puede rendir jugando recostado sobre la derecha. Antes que nada, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿de qué juega el ex delantero de Arsenal? La respuesta sería de nueve, es decir, por el centro. Pero la relatividad del fútbol nos demuestra que dependiendo de lo táctico y sistemático, un futbolista es capaz de rendir en distintas posiciones. Sobre todo en la delantera, si es que el jugador está rodeado de un entorno que le permite ser aprovechado, ya sea arrancando de la derecha, de la izquierda, más atrás o de único punta.
 Indudablemente el mejor ejemplo es el Barcelona de Guardiola, que jugaba con Messi como falso nueve, acompañado por Eto´o y Henry, que funcionaban como dos especies de extremos, pero la realidad era que cuando el diez argentino de desmarcaba yendo a una posición de enlace, ambos picaban a los espacios que se generaban en el centro. Como también en la Argentina de Sabella Messi arrancaba por la derecha pero finalizaba en el área o de armador, con Higuaín bien de nueve y un Agüero que partía por el otro costado como un segundo punta, pero siempre con tendencia a cerrarse, nunca utilizado como un extremo prolífico. Claramente son equipos que tuvieron un andamiaje ejemplar, sobre todo el Barcelona, con delanteros que convivieron entre sí para adaptarse a un plano de la cancha que tal vez no los había tenido tan acostumbrados. Pero en eso tienen mucho que ver las características del futbolista y sobre todo su personalidad. Cuando nos paramos en el segundo punto nos referimos a si realmente está dispuesto a colaborar para poder "llevarse bien" en el campo con sus acompañantes. 
 En el caso de Eto´o, tuvo un rendimiento voraz, pero no toleró el hecho de que lo corran de su ubicación como centro delantero, ya que Guardiola lo posicionó con el objetivo de que Messi sea el eje de un funcionamiento que lo tendría como principal estrella, y para eso era necesario que Eto´o acepté jugar por derecha, lo que provocó la ira e ida del camerunés. 
 Dicho esto, cuando Guillermo toma la decisión de ubicar al jugador proveniente del América como extremo, lo hace sabiendo que Tévez vendría a ser el Messi de su equipo, y lo necesita por el centro, de falso nueve, uniendo líneas para ser el líder futbolístico y conductor que su jerarquía lo hace capaz de ser. No significa que Benedetto cumpla la función de extremo (que haga el mismo trabajo que Pavón), pero sí que para jugar su mejor fútbol y convivir con Carlitos tome ese lugar como iniciativa. En resumen, nos referimos a que Benedetto pueda hacer sus buscados goles tirando alguna diagonal, intercambiando posiciones con Tévez, con el mismo Apache tirándose por momentos unos metros mas atrás y que el Pipa sorprenda apareciendo delante de él. Pero para que conservar el 4-3-3 tenga sus frutos y la sociedad con la nueva incorporación se haga realidad, debe haber un engranaje que lo abale, por lo tanto para no tener que hacer el esfuerzo que sí hace un neto delantero por afuera, la banda derecha debe estar bien cubierta entre volantes y el lateral, o el equipo podría quedar partido como ocurría con el equipo argentino de "los cuatro fantásticos".
 Guillermo sondeó goleadores como Melano o Silvio Romero y terminó trayendo a Benedetto porque la intención era incorporar un punta que sea versátil al sistema (por lo mencionado acerca de Tévez) y no que se limite a jugar únicamente en una posición, y como mencionamos, es menester tener un engranaje que sirva para usufructuar sus cualidades de acuerdo a la idea general. Se vio un Benedetto incómodo y por momentos inconexo, pero un partido es totalmente insuficiente para hacer pronósticos y evaluar un refuerzo: Guillermo y el delantero tienen tiempo para que este último se adapte y demostrar que en el fútbol no hay blanco o negro, sino que muchas veces existen varias variantes. Pero claro, primero el jugador debe aceptar su rol. 

viernes, 8 de julio de 2016

INDEPENDIENTE DEL VALLE 2 BOCA 1: FATALIDADES QUE NOS GUILLOTINARON

 Que el fútbol europeo europeo es más táctico y el sudamericano más individualistas tiene mucho de verso como bastante de realidad. Independiente del Valle se mueve de acuerdo a la velocidad de sus atacantes, y son las habilidades de sus jugadores más ofensivos lo que le dan una identificación, mientras que Boca conserva un padrón de juego más definido, pero pareció perderlo por la extenuación de la altura y descargando todas las posibilidades a intervenciones autodidactas.
 La jugada de fútbol sala entre Zuqui y Pérez de a poco fue quedando muy lejos, y mientras la descoordinación defensiva de los ecuatorianos nos daban chances en los que había espacios y futbolistas a nuestro favor, la imprecisión dilapidó toda chance cercana. A Benedetto parecía que todavía sus compañeros no lo tenían en el radar, ya que en algunas ocasiones se encontró en una posición óptima para convertir y no se la dieron. Mientras que el mediocampo se fue desdibujando de a poco: sin asociación, a pura arremetida, iba la pelota y volvía a campo de Boca automáticamente. Tévez es un reflejo de ello: parecía querer hacer la jugada de su vida, no existía otra opción que empujar hacia delante, cuando un fuera de serie como él tiene condiciones como para hacer la pausa y manejar un poco más la pelota para generar fútbol con sus compañeros.
 No cabe ninguna duda de que Angelici no se equivocó al armar los costados de la última línea: tanto Jara como Fabra están sumamente capacitados para llevar esta camiseta. Pero no solo tuvieron una noche de terror por errores puntuales que fueron fatales, sino también porque no hubo una estructura que los favorezca. Cuando hablamos de estructura nos referimos a varias piezas que conforman una parte del partido, y como mencionamos al principio, una parte fundamental iban a ser los mano a mano de los velocistas con nuestros marcadores de punta, donde se evidenció la ventaja que le sacaba Cabezas a Jara. No hay que desligar al ex Estudiantes de toda responsabilidad, pero Benedetto no es Pavón (no va a hacer toda la banda derecha por una cuestión de características), y Zuqui y Pérez se concentraron demasiado en el circuito que conforman con los de arriba, sin dar una mano por las bandas.
 No hay que olvidar que también el fútbol está compuesto por detalles: ayer Francia le gana a Alemania por jugadas muy puntuales. Primero tuvo suerte cuando los de Low dominaron y eran superiores, y luego supo capitalizar errores que parecieron haber caído del cielo (claro que sin la calidad de Pogba, Griezmann y Giroud no hubiera sido posible). Y en este caso, parecía que se nos daba a nosotros: Independiente llegaba, pero definían incómodos, estaban cerca pero a su vez muy lejos, hasta que dos macanas los terminaron acomodando en el sillón del triunfo. Como en el caso de Francia, sin la categoría de Cabezas y Angulo no hubieran sido tan recordados los infortunios de Jara (hay mucha mala suerte antes de llamar al movimiento como un yerro) y el displicente Fabra. Errores que son fatalidades, que en estas instancias no pueden cometerse.
 Puede decirse que en el final Azcona se encontró la pelota, pero si hubo situaciones fue porque nosotros también las encontramos (sin la pelota Independiente parecía ser otro equipo) y no jugamos como pretendíamos, y de eso se puede hacer una lectura fijándose en que Boca no presionó como supo hacerlo en otros encuentros ni tuvo la posesión agresiva marca Guillermo (el cansancio de la altura juega un papel determinante). ¿Si se pudo haber ligado algo más? Claramente, sin olvidar que en el cierre del primer tiempo hubo otro gol, pero el fútbol es así, y antes hay que fijarse en lo que sí tuvimos: errores que nos terminaron guillotinando y una cancha que se inclinó para el lado de Orión.
 Haber convertido y no perder por más de un gol es clave: en la Argentina uno hace la hipótesis de un partido distinto, con Boca más protagonista y un Independiente más débil, pero para eso habrá que ser inteligentes cuando se maneja la pelota en velocidad y estar seguros, mucho más seguros en todos los aspectos. Si hay alguien seguro es Guillermo: la reacción luego del segundo gol es el mensaje que tiene que llegarle a todos: deben mimetizarse con él.