viernes, 29 de abril de 2016

CERRO PORTEÑO 1 BOCA 2: SE ESTÁ ENTENDIENDO COMO HAY QUE JUGAR LA COPA

 Si vamos a las estadísticas, Cerro Porteño tuvo 21 remates (cuatro al arco) y Boca tuvo ocho remates (tres al arco), lo que nos demuestra que lo estadístico a veces explica muy poco el desarrollo de un encuentro. Guiándose por los números, Boca fue inferior y aprovechó las chances que tuvo. La parte de aprovechar las chances es cierta, pero no hay que ser una mente muy brillante para darse cuenta de que Boca fue superior, unió sus líneas de forma inteligente y aguantó la parada. 
 Había dos atenuantes que se dieron poco antes del compromiso: afuera Jara y Chávez, e ingresaban un Erbes que no parecía ser esa pieza fundamental en el equilibrio para Guillermo como lo era para Arruabarrena, y un Pablo Pérez mirado de reojo, luego del papelón del pasado domingo. Ambos cumplieron con creces, lo que nos lleva a la moraleja siempre tan repetida de que el fútbol da revancha: cuando parecía no estar al 100%, Erbes apoyó a los centrales y distribuyó bien la pelota, para darle un guiño a los mellizos de que lo pueden tener en cuenta como volante central, utilizando la variante mas lógica sin recurrir a un lateral/volante derecho, que pudo acomodarse bien en esa posición en una determinada circunstancia, pero habría que verificar cómo conserva el nivel durante el tiempo en una función que no lo identifica; y Pablo Pérez recuperó la confianza no solo por presionar arriba, juntarse con los compañeros y aportar sencillez a la tenencia, sino también (por no decir sobre todo) pasó el examen y cumplió con la oportunidad gracias a su inteligencia para dejar de lado la vehemencia a la hora de recuperar la pelota, para no ver ninguna tarjeta y para que su faceta de buen futbolista no se vea empañada por su lado oscuro del infortunio de poner el pie sin ningún sentido.
 Ajustadas las tuercas que parecían flojas, tuvimos personalidad para sacar pecho como visitante con un juego netamente superior, gracias a que Lodeiro (que se adaptó plenamente a la posición de wing izquierdo, siendo un híbrido entre extremo, enganche y volante por izquierda), Tévez (también adaptado a su posición, la de falso nueve, donde se maneja con suma libertad) y Pavón (que volvió loco a toda la defensa rival, a pura gambeta y velocidad, por derecha e izquierda) se entendieron perfectamente con Meli y Pérez, sin tanta participación de los laterales debido a la peligrosidad de los jugadores rivales. 
 Una versión distinta se contempló de la mitad de la cancha hacia Orión, con algunos desajustes en el juego aéreo (la especialidad de los paraguas que a su vez fue nuestra debilidad) y la presencia ofensiva de ciertos futbolistas que se potenció con el ingreso de Salas, lo que le dio una gota de incertidumbre al partido, ya que a través de Rojas el Ciclón Paraguayo intentó desbordar por la derecha y tuvo en Domínguez un dolor de cabeza para Peruzzi y la individualidad necesaria para ir al frente. Pero en sus zagueros, Valdez y Mareco, no tuvo la firmeza que se requiere para no dejar huecos que sean aprovechados por la habilidad y despliegue táctico de nuestros futbolistas. 
 En resumen, se vio un Xeneize copero: con carácter para irlo a buscar y personalidad combinada con compromiso para bancarse la que venga, donde Pavón todavía tuvo el aire para bajar por una de las bandas y ayudar a sus compañeros. Hasta sin Peruzzi (lesionado) y con un penal en contra inventado: Guillermo construyó un elenco con una columna vertebral y que se mantiene estable ante cualquier contexto. 
 El árbitro Chacón merece un párrafo aparte: una noche nefasta, sin cobrar codazos, inventando penales, con falta de personalidad para acomodar una barrera, hasta con cierta lentitud para cobrar las faltas. Esto es la Copa Libertadores, no es ningún torneo de barrio. Lo que el paupérrimo réferi no entendió, Boca lo procesó de gran manera. 

lunes, 25 de abril de 2016

BOCA 0 RIVER 0: IMPREVISTOS QUE SE PAGAN CARO

 Cuando surge un imprevisto, a uno le deben surgir ideas para cambiar de planes: si estoy volviendo a mi casa y me encuentro con un piquete, agarro otra calle para llegar. Trasladado al fútbol, puede lesionarse un jugador insignia como Gago, pero con el ingreso de Meli y el reacomodamiento de Jara como volante central se puede suplir la desgracia, hasta topándose con un hallazgo bastante valioso. Pero algo muy distinto es que al auto se le pinche una rueda, allí los planes cambian completamente: ya no podemos ni acercarnos a concretar un poco de lo que pretendíamos, ya que la rueda de auxilio ya había sido utilizada y se debió seguir con el neumático en malas condiciones, haciendo el recorrido con el vehículo en un movimiento irregular. Finalmente, cuando estaba previsto llegar a casa a las 19 hs terminamos llegando 21:30, por lo que la pérdida de una herramienta esencial terminó desvirtuando nuestro día. Esto último ocurrió ayer, nada más que en el plano futbolístico la herramienta que se pierde es un jugador, lo que implica jugar en desventaja, correr más de la cuenta, tirar a la basura todo lo que se había planeado: a través de la introspección (método utilizado por el psicoanálisis para comprender qué le ocurre a una persona internamente) podría saberse qué cosas se le cruzan a Pablo Pérez por la cabeza, pero la única forma de analizarlo que tenemos es analizar su juego (el análisis de su mente y conducta quedará para el psicólogo), y lo que sí podemos observar es que no maneja las pulsiones, impulsos y estabilidad nerviosa que tiene que manejar un futbolista, por lo menos en este tipo de situaciones inexplicables, dándole un patadón a Balanta cuando el árbitro ya había pitado, y sin intención alguna de disputar el balón, condenando a Boca a limitar su capacidad ofensiva y desgastarse inhumanamente.
 De este modo, los primeros 10 minutos de combinaciones por las bandas, intensidad y presión se fueron con Pérez a las duchas, y solo nos quedaba aguantar con una rueda pinchada hasta finalizar el camino. Con Lodeiro en una función más defensiva para suplir el hombre de menos, Guillermo apostó a lo seguro: asegurar el cero en nuestro arco. River nos fue llevando cerca del área, pero con ataques desintonizados: D´alessandro fue su conductor, pero nadie supo acompañarlo, por lo que nuestra única incomodidad fueron los remates de afuera del área de este hombre, ya que si bien Casco se integraba como un volante más para generar superioridad numérica, Jara y Peruzzi controlaron bien a Bertolo, Gago y Lodeiro le hicieron complicado el partido al enganche rival (que no tenía compañía), Silva se las arregló con las subidas de Mercado, y Tobio e Insaurralde respondieron con sobriedad iniciativas de nuestros hijos que resultaban inofensivas, como arremetidas o centros (de mierda), producto de la falta de solidaridad para con D´alessandro y desequilibrio para tener la pelota. Más allá, como en una isla desolada en el medio del Océano Atlántico, se encontraba Pavón, que protegía la pelota como un león y la corría como un chita para darle a sus compañeros algo de oxígeno, y haciendo lo que podía para avanzar hacia un Barovero que quedaba bastante lejos. Carlitos no desniveló, y fue porque no es un delantero que aporte fajándose con los zagueros y que se ofrezca para que le tiren el bochazo, sino que está para otra cosa, mas precisamente para lo que Boca venía haciendo los últimos partidos, jugando corto y acompañándolo con dos extremos y un circuito de juego que lo favorecía, idea que se deshilachó al quedar con 10 jugadores.
 Para destacar queda la hombría, actitud y coraje para meter hasta el final en las condiciones en las que estábamos, y para que de los dos equipos, a pesar de estar en un escenario totalmente adverso, terminemos siendo el que menos preocupado se quede en referencia a conclusiones futbolísticas. El que tendría que preocuparse es Pablo Pérez por sus irresponsabilidades, que hace rato se van acumulando y que con la de este superclásico tuvo su punto de cocción: el Automóvil Club ya le dio varias ruedas de auxilio, y si las pincha todas no dan ganas de seguir dándole favores, hasta porque es una pérdida de dinero para la empresa y es injusto para los demás socios.
 Y a pesar del empate, hoy Boca perdió: con Gago 7 meses afuera, se pierde mas que un jugador: se pierde un referente, claridad, primer pase, recuperación de la pelota con criterio. Esperemos que el volante que se incorpore dé la talla y desde la dirigencia y el cuerpo técnico no se equivoquen en la elección, porque se debe reemplazar a un futbolista irremplazable. Desde estas líneas quiero brindarle apoyo y una pronta recuperación.

jueves, 21 de abril de 2016

BOCA 6 DEPORTIVO CALI 2: LOS JUGADORES TAPARON EL MAL ESTADO DEL CAMPO DE JUEGO

 Con la clasificación en el bolsillo, un equipo visitante que venía a jugar por el honor, la previa no daba para mucho más que hablar del mal estado del campo de juego, víctima de las incesables lluvias a pesar de haber remodelado el drenaje en el último tiempo. Estos jugadores lograron que en vez de que el post-partido se trate de lo mal que estaba el sector cercano a los palcos y que sea el resultado que fuese se diga que Boca no jugó bien por las malas condiciones del césped, se logró que no se hable de otra cosa que no sea la apabullante goleada de un conjunto demoledor, que supo muy bien qué era lo que tenía que hacer y se implanta cada vez más el mellizos-chip de tocar, jugar, desmarcarse, ser agresivo con la pelota y presionar a más no poder.
 Provechoso de una descoordinada y confundida defensa colombiana, el elenco de los Barros Eschelotto enamoró con un fútbol que da gusto de ver, y que se parece a lo que era él como jugador: vivaz, ágil físicamente, rápido con la pelota, pícaro. Carlitos condujo una vez más al Xeneize, y sin ser el nueve que estuvo alentando desde el palco, otra vez ofreció certezas como falso delantero, acompañado por Pavón y Chávez, que hacen lo que tienen que hacer: meterse en el área si la pelota se juega por el otro lado, correr al lateral para continuar con la posesión de la pelota, animarse a encarar, pero con inteligencia para saber cuando seguir y cuando largarla. Lodeiro fue el futbolista que también nos marcó el camino: a pura rotación, pared, toque de primera, solidaridad para atacar y solidaridad para defender, donde se mató esforzándose por correr en sentido de la recuperación. Y observando la actuación de Fabra podemos encontrar un resumen de la capacidad funcional del equipo como conjunto: siempre como una opción para posibilitarnos de ser profundos, con el objetivo de asociarse con los compañeros y no tirar ningún centro inservible que tanto hincapié hizo Guillermo, y a pura potencia: si está un compañero libre la paso, sino le saco provecho a la débil marca contraria para seguir hasta romperle el aro al arquero, con toda la determinación del mundo en el primer gol. 
 Siempre que se ve una actuación tan contundente y categórica de parte de un equipo de fútbol, no es nada simple alcanzar tal nivel, pero viendo el encuentro, parece que como si todo fuera muy fácil: entendimiento absoluto del juego para tocar de primera, jugar a dos toques, cuando jugar por adentro, cuando jugar por afuera, tener claro en qué momento se verticaliza la posesión, y con todas intervenciones con el único objetivo de elaborar, sin apurarse, pero cuando se tienen pretensiones de marcar goles, lógicamente la intensidad es dinámica, imprevisible. Un buen ejemplo es el quinto gol, con la apertura para Fabra, el centro sutil, la inteligencia de Chávez para bajarla de cabeza, y la capacidad de Jara para acomodarla y sacar el derechazo, ¿no parece todo muy sencillo? Uno se da cuenta cuando un equipo juega realmente bien al fútbol en el momento que dan ganas de meterse a jugar. Esa sensación generó el equipo de los mellizos. 
 En un lapso del primer tiempo hubo partido, y fue en el momento en que Roa se mostró participativo, no parecía haber manera de interceptar y bloquear sus intervenciones, atravesando el medio e introduciendo el peligro en el área, con cierta fragilidad de nuestra parte, donde una dupla de centrales que podría llamarse improvisada tuvo un yerro de Rolín en el desborde de Sambueza que terminó en un tiro a la tribuna, miró la pelota en el primer gol y hubo una siesta comunal de todos en el 1-2, donde Gago (un jugador cuyas pérdidas son muy sensibles) se desconcentra y no estuvimos del todo atentos para enfrentar mano a mano al mencionado Roa. Luego, todo de Boca, que respondió con goles, y sobre todo un estilo de juego que lo respaldó para sacar adelante el compromiso. Lo que natura non da: la aberración en ese puñado de minutos de algo que parecía preverse desde el primer instante no podía con la naturaleza del encuentro: Boca era mucho mas que Deportivo Cali, y era solo cuestión de volver a concentrarse. 
 Un elenco con decisión, identidad, solidario y contundente, así es cómo pedimos que siga siendo la cuestión. Uno no juega bien cuando quiere, pero la intención (estilo) es lo que no se puede negociar, salgan las cosas y/o el rival nos supere. Y cuando se tiene un estilo definido, es mas probable que se juegue bien, aunque tal vez no se vean todos los días estos duelos donde parece que un equipo juega a dársela al de la misma camiseta, y a ver si el rival puede quitársela. Ahora la búsqueda es transmitir toda esta onda positiva en el superclásico, lo que todo hincha quiere ganar, y es la excepción donde sin que no importe, menos importa cómo. 

domingo, 17 de abril de 2016

BOCA 4 ALDOSIVI 1: ENCONTRAMOS EL TOQUE DE GRACIA

 Se podría decir que comenzamos algo desconcentrados, que por más de que se juegue en la Bombonera y haya una diferencia significativa en cuanto a presupuestos, con un juego sencillo, teniendo claro cómo jugar, y con algo de impericia de nuestra parte, Aldosivi nos ganaba bien, y hasta se animaba a estirar la ventaja. Digo que la del equipo marplatense es una fórmula sencilla porque tiene un tanque de área como Penco, un jugador que puede moverse por todo el ancho como Bandieras, un habilidoso como Rosales que implica que siempre la pelota haga escala en sus pies, un lateral que se anima a pasar y lo hace bien, como Canever, entre otras cosas que lo hacen un elenco complicado, dinámico, y vivaz para conseguir lo que quiere, pero era cuestión de tiempo para que Boca se acomode, se despierte de la siesta y aproveche los espacios que los marplatenses le dejaban.
 Una posesión de la pelota que para el partido resultaba inalterable, porque Messidoro se acoplaba a la línea de volantes para conducir, pero ya sea por el mal estado del campo en ciertos sectores o por su precipitado debut en la Bombonera, se requería de mas precisión y no había conexión, y como se dijo anteriormente, pecamos de la animación del rival cuando intentó lastimar, donde no había una superioridad notoria, de hecho, en el gol Jara y Molina estaban tácticamente bien parados para interceptar la dualidad de Rosales-Canever, pero sin dudas había que ajustar algunas tuercas. 
 Siempre irse al vestuario con un gol es una motivación propia y una preocupación para el equipo que recibe el tanto, que espera con ansias que terminen los 15 minutos de descanso para volver a la ventaja, y eso consumado al ingreso de Lodeiro y la cátedra que le habrán dado los mellizos a los jugadores en el entretiempo, son los fundamentos de la levantada. Pero si nos introducimos a fondo en cómo se dio la reversión, podría decirse que encontramos ese toque de gracia para darle sentido a la movilidad y rotación del balón, para neutralizar y romper las líneas del equipo de Quiroz y cerrar por completo el asunto. El gol del empate viene luego de una traslación de la pelota que encontró una culminación en el centro: allí estaba Meli para dar el toque final. Si lo había visto a Chávez o instintivamente le salió colocar el pie que terminó de efectuar la asistencia, solo él y la almohada lo saben, pero lo que sí sabemos es que fue una intervención genial, y sobre todo sencilla, de un jugador criticado por aportar demasiado barullo, y que esta vez aportó claridad, en una jugada que luego se vería potenciada en el segundo tiempo.
 Con el ingreso de Lodeiro, el mensaje de cara al segundo tiempo fue el de un equipo mas agresivo, con Jara como lateral y con un mediocampo sin referencias pero con mucha elaboración, ya que Meli, Messidoro y Lodeiro (este último con mas libertades y mas recostado sobre la izquierda) se movilizaban a merced de lo que requería la mecánica de la jugada, y gracias a ello pudimos implementar el famoso "ingenio para atacar" junto con la "táctica para defender" que le gustan a Guillermo. Así es como los golpes del final del primer tiempo y el inicio del segundo terminaron deshilachando a un conjunto que en principio parecía insinuarse como bien armado.
 Además, otro triunfo que se consiguió este sábado fue la vuelta de Erbes, un hombre clave para la recuperación y para darle una mano a los centrales. Con el ingreso de Cubas, teniendo a ambos como volantes centrales pudimos tener la pelota y recuperarla rápidamente, y así cuidar un resultado que nos sentaba bastante cómodo.
 Lo mas importante junto con los tres puntos y el regreso de Pichi es la vuelta al gol de Chávez, una versión solvente y con un despliegue interesante de parte de Meli, el buen juego de Messidoro que le da una carta mas a los Barros Schelotto, y un Lodeiro que sigue aportando su categoría para convertir, rotar en distintos puestos y ser el organizar o conductor que siempre se necesita para dar esos toques de gracia para romper el molde, tirar la pared o habilitar al delantero, ¿y porqué fue fundamental el uruguayo? Porque cuando él no estuvo, encontramos ese pase final gracias a Meli, en 45 minutos donde el control del partido se disputaba y no ejercíamos superioridad, y con él en cancha, durante los otros 45 minutos esos pases fueron habitúes de un juego fluido y versátil.

jueves, 14 de abril de 2016

RACING 0 BOCA 1: HUEVO, HUEVO, HUEVO, JUEGO, JUEGO, JUEGO

 La mejor simplificación para definir a Racing es como un equipo temible adelante y flojo atrás, es por eso que sacrificar a Carrizo para que Lodeiro ejerza mayor población en el medio del campo fue una gran idea, dónde Boca construyó el juego y dejó en evidencia la división que tiene Racing: dos equipos en uno.
 Sava todavía no encuentra la forma de equilibrar a un conjunto que no logra unirse entre los delanteros y el mediocampo, y el mediocampo con la defensa: o apuesta todas las fichas a matar o morir, dejando múltiples espacios en la zona defensiva con un estilo kamikaze; o como en este encuentro, ubicar a Videla y Aued cerca de la línea de cuatro, discretamente ayudados por un Lisandro López que se mata colaborando por la izquierda (función que no puede realizar los 90 minutos). y apostando a la conexión con un Romero que si llega al área rival le cuesta volver, y si decide jugar en largo para que se arreglen los tres fenómenos, todo queda en el simple intento y la inconclusión.
 Aprovechando la dejadez del rival para tapar huecos, se intentó jugar con Gago y Pérez como ejes, Lodeiro como un punta/volante con llegada al área y sin posiciones fijas, Pavón instalado en la derecha como una flecha en todos los tiros, y Tévez como el armador, ya que al fin y al cabo no era el jugador finalizador de las jugadas, sino que era el que -afuera del área- intentaba con la paredes, con las triangulaciones con Pavón, para que los que conecten en el área sean otros.
 Aún en momentos de poca profundidad, hasta de imprecisión, debido a una posesión que en algunos lapsos fue poca ambiciosa y se vio devorada por el contexto y por la presión que por momentos sí supo implementar Racing en su propia área, siempre la dualidad entre ambos elencos fue clara: una Academia partida, con un juego demasiado vertical donde Bou, Milito y López no tuvieron posibilidad de encontrar espacios y perdieron los mano a mano en las individualidades, mientras en el otro polo Aued y Videla no ejercían una restricción respaldada por el resto del equipo, lo que le permitía a Boca circular la pelota e intercambiar posiciones, lo que justifica el resultado, cuyo desarrollo tuvo a Boca como el que intentó jugar más y mejor.
 El equipo de los mellizos sigue evolucionando, y hoy tuvo su primer triunfo clave, en un clásico, en una cancha donde nadie se siente cómodo y que valió la clasificación, nada mas ni nada menos. Y en ese trayecto evolutivo, además de afianzarse un andamiaje colectivo, se afirman certezas individuales: Gago es indiscutible y es fundamental para la precisión y la elaboración; Guillermo logró que Carlitos se sienta cómodo, rinda y encima en la posición dónde se cuestionaba no haber incorporado un reemplazante de Osvaldo; Pavón se sigue mostrando, es un aire fresco cuando se ofrece como descarga por su sector, y es vital para meter esos busca pies difíciles de interceptar; Cubas es un relojito en la mitad del campo, lo libera a Gago y nunca erra un pase; Pablo Pérez mete, juega y va a buscar; y Fabra esta vez atacó como pocos laterales lo hacen en el fútbol argentino, a pesar de mostrar ciertas flaquezas en la marca y por momentos no pasar adecuadamente (más precisamente en los momentos en que Boca no dominaba del todo el encuentro); y si queremos mezclar las individualidades para transformarlas en un coordinado funcionamiento, veamos el gol: Gago aclarando el panorama (pasando entre Videla y Aued, donde se atraviesa la endeble presión de Racing mencionada anteriormente), Pavón introduce una bocha como cuando le clavaron una estaca a drácula, Pérez anticipa, y Lodeiro deja su posición de organizador para llegar libre y empujarla. ¿Que tal?
 Los clásicos no solo se ganan con huevos, sino que se necesita fútbol, y cuando uno juega mejor que el rival, sabe mejor lo que quiere y tiene con qué hacerlo, puede que a la larga la justicia aparezca, como también puede que como muchas veces, en el fútbol triunfe la dinámica de lo impensado. Esta vez, se dio el resultado lógico. La crítica hacia Arruabarrena sobre los pocos resultados positivos en los clásicos no se debe a que no se jugaba con la actitud que requieren este tipo de partidos. Actitud de meter había, lo que faltaba era actitud de jugar y superar estratégicamente al rival, ya se Racing, San Lorenzo o River en la copa. Muchas veces nos acordamos del huevo, huevo, huevo, y nos olvidamos del juego, juego, juego, y hay que acordarse que juntando ambas cosas como en este caso, el triunfo y la lógica pueden jugar para nosotros, porque para eso nosotros jugamos para tenerlos a ellos.

lunes, 11 de abril de 2016

TIGRE 2 BOCA 0: POCA REACCIÓN

 Cuando nos referimos al término -reacción-, hablamos del efecto que se provoca en una determinada acción. Y cuando hablamos de falta de reacción, hablamos de que el equipo alternativo que alineó Guillermo debía jugar por lo menos a la altura de los titulares, para ganarse más lugar en la consideración del DT. Pero lamentablemente, se notó que los mellizos metieron mano en el equipo, y no es muy difícil de explicar: equívocas intervenciones a la hora de tener la pelota, otorgándole destinos erróneos; flojas respuestas para cancelar un avance rival; inentendible definición cuando se nos pudo haber dado la ventaja; poca motivación para dar vuelta un resultado. Se podría resumir todo en que no acertamos en las distintas reacciones que requiere un partido.
 El resultado es justo: de los dos equipos, Tigre fue el que jugó por lo menos un poquito más, ensanchando la cancha con jugadores desequilibrantes como Janson o Rincón, con llegadas internas de parte de Menossi y Castro, por la colaboración de González para salir del área y saber jugar con los extremos, por el ofrecimiento de los laterales, por la correcta actuación de los centrales, por la robustez de Píriz. ¿Y qué hizo Boca para ganarlo? Nos quedamos con la oscura imagen, tan oscura como la nueva camiseta, de Chávez y Palacios completamente aislados, de Colazo sin pesar en el medio ni en la delantera, de Pérez sin conectarse con Meli ni con Bentancur, y de las desconcentraciones generales ante los centros, los rebotes, los mínimos toques de distinción que pudo tener un partido que no fue deslumbrante ni por asomo.
 Cuando se ven encuentros con tanta fricción, aceleración, rigor físico, donde el juego se minimiza a alguna inspiración solitaria o algún error, es donde extraño a Riquelme, le pido a gritos que juegue por lo menos cinco minutos para ver algo de lo que hace gustar al fútbol, como un jugador frenando la pelota y pensando a quién dársela para prosperar en una asociación colectiva, y no ver 22 tipos chocando como en un partido de rugby. Definitivamente el juego no aparecía, Gago (el que tenía mas intenciones de no lastimar a la pobre pelota) erraba pases pero no era pura responsabilidad de él, ya que si se aprecia bien la imágen, Gago está mas rodeado de jugadores de Tigre que de sus propios compañeros; Colazo no es lo mismo que Carrizo, ni siquiera ocupan la misma posición, por lo tanto la amplitud por las bandas, el juego punzante y vertical de lateralizar el ataque se esfumó desde el principio; tan solo alguna lamparita que se encienda en el medio de tanta desclaridad podía darle destellos al encuentro (hablamos de ambos conjuntos), como sucedió con Janson y con Palacios, pero no se puede depender exclusivamente de la habilidad velocista o individual de un jugador para llegar al arco, sino que esa característica debe fusionarse con un andar colectivo que la complemente.
 Cuando no pasa nada de nada y cae una chance del cielo, se debe aprovechar, porque tal vez no vuelva a haber otra oportunidad, pero increíblemente Chávez no supo aprovecharla, y luego nuestra nivelación permaneció moribunda. En cambió el equipo de Victoria tuvo otro nivel de rebeldía, para que Castro se desprenda y conecte con los puntas, recuperando la pelota con otra esencia, con objetivos más agresivos para atacar, aprovechando nuestra mencionada escasez reaccionaria para convertir ambos goles.
 Otra evidencia que dejó en claro que se notó el recambio fue en el ingreso de Tévez: Carlitos no tenía con quién jugar para tirarse atrás, o combinar con Pavón o Carrizo. La vorágine general lo hizo ser uno mas en la confusión, restringiendo su juego a encarar solo a toda la defensa rival, sin opciones de pase.
 A 11 puntos del puntero, el campeonato local es una utopía, pero la Copa Libertadores que tanta importancia le damos y por la cual ubicamos un equipo B para este certamen, es la misma competencia cuya participación en el 2017 depende de conseguir el segundo puesto en el torneo doméstico, entonces empecemos a reaccionar, tal vez no para que estos jugadores se muestren como recambio a tener en cuenta, sino para no comprometer la participación internacional de este club, que esta por encima de cualquier nombre.

viernes, 8 de abril de 2016

BOCA 3 BOLÍVAR 1: QUEBRAR UNA DEFENSA NUMEROSA CON FACILIDAD

 Boca había resurgido de manera notable frente a Atlético de Rafaela, con un funcionamiento y nombres que se ganaron un lugar. Con un rival como Bolívar, que como todo equipo boliviano, es frágil fuera de casa, la misión de entrada parecía resultar más dificultosa por el armado defensivo de un conjunto rival que a pesar de todo, tiene futbolistas que conforman la selección boliviana.
 Hay más de un ejemplo en el último tiempo en el que Boca no pudo contrarrestar estrategias ultradefensivas a pesar de la diferencia de nombres, como Capiatá, Chicago o Crucero del Norte, pero Guillermo nos hace contemplar que con una posesión sin desesperarse, paciente pero electrizante, con desmarques efectivos, sorprendiendo y amplificando el juego por las bandas, con un Gago que recibe la pelota libre para efectuar filtros peligrosos o hacer circular la pelota, y hasta con la inteligencia táctica para pisar el área, una masa de jugadores poblada por cinco defensores y varios volantes puede verse quebrada.
 Cabe resaltar la comunión para efectivizar un andamiaje de rotaciones, verticalismo e imprevisibilidad: para un rival que espera, los pases previsibles son pan comido, mientras que el factor sorpresa lo crucifica. Colocando a Fabra y a Peruzzi en posición de ataque permanente, los volantes tienen más opciones a la hora de organizar, mientras que Carrizo y Pavón tienen apoyo en los carriles, lo que los independiza para soltarse y generar peligro: al tener cada uno un socio, pueden cerrarse, generar el 2-1, acercarse a Lodeiro o a Tévez, es decir, quitarle referencias al rival.
 El modelo de Xavi como volante interno en el Barcelona enamoró a todos los técnicos del mundo, y Boca tiene la suerte de no tener un jugador como el crack catalán, pero sí poseer un futbolista como Gago que es capaz de realizar una tarea parecida, y a alguien como Cubas que sin cometer faltas, bien posicionado para cubrir las espaldas y hacer las coberturas, puede parecerse un poco a Busquets: con Fernando tirado a la derecha, es donde comienza la orientación de hacia dónde hay que avanzar, por dónde se puede comenzar a progresar, y en un funcionamiento que funciona, el que comienza las jugadas puede terminarlas, porque el primer gol no es obra de la suerte por el rebote, sino que es un premio por progresar en campo rival y virtud de Gago por entender cómo moverse en base a la lectura de la jugada, y si se vio el mejor Gago fue porque los compañeros lo ayudaron, y comprendieron que él no es un conductor ni un armador, sino que es un iniciador, que debe comenzar la fabricación y acompañar si la máquina fabricadora tiene un desperfecto y tiene que volver atrás.
 Nunca hay una virtud propia sin aunque sea un mínimo desperfecto del oponente, y eso fue vital para el dominio de Boca, ya que el elenco de La Paz no fue nunca a presionar a Gago, a dejar de ser un espectador de paredes y combinaciones, sin dejar de lado que para eso Carrizo fue imprescindible, porque el Pachi significaba nuestro cambio de ritmo, lo que provoca una atención constante de parte del rival, que puede transformarse en desatenciones con respecto a otros factores, y hasta en el segundo gol tuvo participación sin tocar la pelota, arrastrándole varias marcas a Carlitos.
 Pero hasta en los mejores viajes puede haber desperfectos como eternas esperas en los aeropuertos y papeleos interminables: aunque se encontraron espacios con una facilidad que entusiasma, a través de rotaciones, amplitud e individualidades, lo que hizo parecer que Bolívar no tenía recursos para salir a equiparar una desventaja: Sánchez Capdevilla y Callejón son jugadores que podían explotar los costados de Cubas, pero los toques directos e ineficaces (si se pretende atacar sin tener la pelota por más de 10 segundos, se debe tener una precisión milimétrica) los llevaron a hacer agua. Pero un par de yerros del Chaco Insaurralde nos alarmaron: en el primero marca mal en ataque, y en el segundo comete un penal innecesario. De los errores se aprende, y estos errores son clave para que el resultado no nos confunda.
 Así es como se abre una defensa que parece no tener huecos: ayudando al compañero, sin desordenarse, teniendo claro cuándo jugar por afuera, cuándo por dentro, cómo acelerar en el momento indicado. Si esos requisitos se cumplen, es porque el principal se pudo resolver: jugar bien al fútbol, es decir, entenderse con el compañero, lo que nos incentiva a confiar en uno mismo para gambetear, pegarle al arco, etc.

miércoles, 6 de abril de 2016

ASOCIACIONES ANÓNIMAS: ¿UNA SOLUCIÓN?

 Hace poco se instaló la duda sobre si los clubes del fútbol argentino podrían pasar a ser asociaciones anónimas, es decir, que los clubes tengan dueños.
 Es un sistema que funciona en prácticamente todos los clubes europeos, a excepción de algunos como el Barcelona, Real Madrid o el Bayern Múnich, que no necesitan dejar de ser propiedad de los socios para que sigan barajando millones de euros en sus arcas.
 Mirar al primer mundo nunca está nada mal para tener referencias de cómo se establece el orden y prolijidad, y personas como Carlos Tévez que tuvieron la posibilidad de habitar en ese clima, tienen la opinión de que transformarse en asociaciones anónimas podría beneficiar mucho a los clubes, y el mejor ejemplo es el Manchester City que Carlitos vio crecer: de un club de barrio a uno de los mejores equipos del mundo, con instalaciones de primer nivel. Nadie pretende ni sueña con el cuento de hadas de que se plasme lo que hicieron los jeques árabes del club inglés en la Argentina, pero sí se puede confiar en que los clubes con pasivos descomunales, cierta falta de inversión en aspectos de infraestructura y que no pueden armar en la primera división un equipo del todo competitivo para cumplir con los objetivos, den un paso adelante en el camino de la renovación y reordenamiento de las instituciones, lo que ayudaría conjuntamente con la AFA, que pasa momentos de crucifixión con números que no le cierran, y una de las causas son las deudas impagables de parte de los clubes.
 Si bien no hay indicios de que se esté instaurando la iniciativa, no vendría mal que en la comunidad futbolera nos planteemos hacia dónde pretendemos ir para sanear al fútbol argentino, si queremos avanzar o persistir en la pasividad que se padece en términos económicos, que conduce a la falta de proyectos en inferiores, entre otras cosas. Si hay mas alternativas para el bien común (el bien de los clubes y el fútbol), bienvenido sean.
 Si alguna vez se analiza el tema en profundidad, garantizando que los hechos serán en beneficio de los clubes, el debate dará para la polémica ya que esa cultura no urge en sudamérica, y los socios se sienten y quieren ser dueños de los clubes, y no entregarlos a manos privadas. Nace la disputa entre la razón pasional y emocional con lo estrictamente económico y convencional institucionalmente.
 En ámbitos de ese dilema habita hoy la actualidad de Boca, pero con el asunto del estadio: ¿dejar la Bombonera, el templo del fútbol mundial, el de la acústica inigualable y las mil batallas para que todos puedan concurrir, que es el verdadero objetivo de un estadio? ¿u optar por abreviar el progreso a hacer una no muy significativa reforma y que se sigan quedando miles de socios afuera?

domingo, 3 de abril de 2016

BOCA 3 ATL. RAFAELA 0: LOS JUGADORES ENTENDIERON A GUILLERMO

 Cuando apareció el video de Guillermo comunicándole a sus jugadores que estaba prohibido tirar "centros de mierda", muchos pensaron si lo hacía mirando a la cámara, si cuando se habla de tales aspectos el entrenamiento debía ser a puertas cerradas. Guillermo y Gustavo son personas con sentido común, que no juegan para la prensa, pero tampoco piensan que el equipo va a jugar mejor si el entrenamiento es a puertas cerradas. Boca venía teniendo la pelota, pero la falta de identidad nos hacía recurrir a los pelotazos a la olla, es decir, centros de mierda, entonces, ¿está mal que el DT se lo diga a sus jugadores?. La buena actuación demuestra que los futbolistas captaron el mensaje, y que en este tiempo de parate nadie quiso ninguna cámara, sino que se estuvo laburando.
 La fórmula fue sencilla, pero con pretensiones ambiciosas y de alto vuelo: un 4-3-3 donde Gago (como en sus mejores épocas, jugando sencillo, siendo el ladero del volante central y aportando para la recuperación) y Pérez debían maniobrar la pelota por el centro, para que luego Carrizo y Pavón desdoblen por las bandas, con un centrodelantero como Tévez que como ya se sabe, no está para fajarse entre los centrales y que le larguen toda la carrocería encima, ya que es otro tipo de jugador, que puede salir del área para asociarse y armar un tándem con los extremos. 
 El comienzo fue turbulento, porque Rafaela estaba bien parado, colocaba jugadores encima de Pérez y Gago y con los tres de arriba algo alejados, nuestros volantes no podían quebrar líneas, y hasta por momentos ese pase vertical quedaba en poder de los pies del Cata Díaz, lo que desembocaba en una imprecisión o un pase interceptado, para luego intentar generar tiros de esquina o abrir la cancha con Orfano o Pusetto. Pero luego de pasar algunos minutos de sofocón, la diferencia de jerarquía se terminó evidenciando, y con la actitud y calma con la que se deben sobrellevar tales contextos, el gol llegó solo: Pablo Pérez fue a presionar arriba (lo que quieren los Barros Schelotto: presión alta, agresiva e instantánea) para capturar un error (lo que hablamos de la jerarquía) y agarrando a la defensa saliendo, a Carlitos le quedó vía libre para abrir el marcador. 
 A partir del 1-0, nos adueñamos del asunto y concretamos con creces lo que los mellizos imaginaron desde que llegaron. Pases veloces y directos para romper líneas, Tévez formando un triángulo con los volantes internos para armar juego, generando superioridad numérica por los costados, donde con Carrizo y Pavón tuvimos profundidad, desequilibrio y cambio de ritmo, que siempre intentaron resolver de forma impredecible, la mayoría de las situaciones con pases rasantes que eran como una inyección llena de veneno para el área de los santafesinos. 
 Además, cuando hay una idea que incluye a los 11 futbolistas, nadie queda apartado, sino que todos se alimentan de la misma vocación, como en el gol de Carrizo, donde Jara no se desentiende, sino que va a buscar la habilitación para luego servirle el gol a Pachi. Y también en el tercer tanto, donde luego de abrir la cancha, convierte Lodeiro, enchufado para leer la jugada y llegar al área, luego de que Carrizo efectúe una intervención sutil e inteligente, dejando de lado el vértigo. Esta es la actitud protagonista y afilada que se pretende. 
 Con el triunfo cocinado y con un rival que sufría la inferioridad y contaba los minutos para volver a casa, la intensidad tiende a bajar, por lo que en un lapso del segundo tiempo perduró el dominio pero faltó precisión para ese toque final que posibilite seguir lastimando. Pero será una cuestión de rodaje y seguridad para que la manija del cuerpo técnico se siga afianzando y conquistemos este funcionamiento los 90 minutos. Parece que la etapa de los centros de mierda terminó, y comienza la era de una forma de jugar que logrará buenos rendimientos.