miércoles, 17 de agosto de 2016

UNA SOCIEDAD QUE PUEDE DAR SUS FRUTOS

 La buena victoria de Boca frente a San Lorenzo fue, además de ahuyentar un poco la nostalgia del fútbol, un aire fresco para el equipo de los mellizos. La victoria se debe a que mantuvo un nivel de juego superior al rival a lo largo de los 90 minutos, y eso se debe a un cambio estratégico de Guillermo.
 Los esquemas hoy en día son muy relativos: podría decirse que es un 4-4-2, pero cuando Zuqui y Carrizo desbordan por las bandas y Tévez se mueve con suma libertad, se transforma en una especie de 4-2-3-1. Que Tévez estaba incómodo, que no estaba fino, que el área no era lo suyo, muchas cosas se decían alrededor de la posición del Apache. De acuerdo a la volatilidad del fútbol, el nueve puede ser un jugador de otras características y estar avalado por una estructura que lo haga funcionar, pero evidentemente el 4-3-3 que intentó Guillermo no funcionó, y no se le pudo sacar el jugo a Tévez y al resto.
 Ante San Lorenzo, el mapa del jugador del pueblo fue muy distinto: más allá de que no desentonó demasiado, se lo vio bien, con opciones de pase, con más libertad a la hora de moverse a su antojo, con la tranquilidad de que Benedetto va a hacer el trabajo sucio más arriba.
 Con esta variante táctica, Boca sigue manteniendo opciones internas (tal vez sin responsabilidad de pisar el área), opciones para abrir la cancha (los volantes externos y los laterales) y sobre todo un Apache que juega suelto. Pero vale la pena detenerse en el tándem que se vio por el centro: la dupla de Pablo Pérez y Bentancur.
 Ambos fueron un reflejo de la idea de Guillermo: salir limpio desde el fondo, y jugar de forma vertical. Tanto el uruguayo como el futbolista pretendido por Independiente entendieron perfectamente cómo jugar la pelota, cuando jugar corto, en qué momento debía meterse un pase filtrado que rompa líneas, y también cuando avanzar con la pelota cuando el mediocampo del ciclón quedaba partido.
 Bentancur tiene la gran posibilidad de justificar los millones que se ofrecen por él, si es que Boca le sigue ofreciendo un equipo sólido, ágil y con buen juego. Con Pablo Pérez al lado, que entiende el juego tan bien como él y además raspa cuando tiene que hacerlo, se le va a facilitar la tarea. Siempre y cuando el ex Newell´s no cometa sus conocidos errores y deje solo a Bentancur y con 10 al equipo.
 Pero todo está por verse: hay que ver si Guillermo sigue optando por ellos o introduce al recién llegado colombiano Sebastián Pérez en el equipo, un hombre asignado a la recuperación, sobre todo en compromisos decisivos y donde el rival pueda enfrentarse de igual a igual. Y es una sociedad que debe trabajarse: tener dos hombres de creación puede ser tentador, pero debe haber un entramado donde haya coberturas y se sincronicen coordinaciones en la zona media. Nada es imposible: Redondo fue uno de los mejores cincos de la historia del fútbol argentino y era una especie de enganche jugando de volante central, y hasta ha jugado de único cinco.
 Sin un enganche (Lodeiro no lo era, pero era el que reunía las cualidades más cercanas) la mira en la creación estará puesta en unos metros más atrás, en el primer pase de Pérez y Bentancur (cuando Gago se recupere sería una gran alternativa). Ambos se animan a arriesgar cuando hacen la salida con los centrales, y son de un ADN de buen fútbol a la hora de profundizar. Eso es un buen síntoma.
 Con este nuevo sistema tan cambiante como el fútbol (¿con Centurión y Pavón por las bandas?), el trabajo puede dar sus frutos. Que en el centro hay buen juego no cabe ninguna duda. 

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