Los tiempos de wing derecho de Messi quedaron tan lejos como el Barcelona de Rijkaard desde que Guardiola revolucionó el fútbol con su equipo multicampeón y decidió utilizar al crack por el centro, en una posición donde no sea una extensión del equipo por el lado derecho, sino que el equipo gire al rededor de él, y siendo fiel al legado de que "los buenos juegan por el centro".
La Selección Argentina selecciona 23 futbolistas por la labor que hacen en los clubes, por lo que es necesario hacerles sentir comodidad adecuándolos a un funcionamiento donde cada uno, sin realizar exactamente la misma función que en su club (es imposible, ya que la idea es distinta, los compañeros son otros) cumplan un papel acorde a su trabajo que los catapultó al seleccionado. Es por eso que Banega, por ejemplo, se siente a pleno cumpliendo la función de enlazar los pasajes de defensa-ataque como lo hace en Sevilla, sin tener a Gameiro o a Coke pero entendiéndose bien con Di María o Gaitán para jugar rápido.
Dicho esto, teniendo la suerte de tener al mejor del mundo, y que actualmente supera a todos los futbolistas del planeta en un sistema que lo tiene arrancando por la derecha pero que lo suelta por el centro y detrás de Suárez y Neymar, no había ningún motivo para que Messi juegue en la selección como en la última Copa América: por momentos muy encerrado en la derecha, con Pastore cumpliendo a pleno el rol de conductor malgastando al 10 por el costado como si fuera un jugador más. Si se hizo el mejor del mundo jugando libre, hay que dejarlo jugar donde se sienta más cómodo, y no ser excesivamente estrictos con el esquema, porque muchas veces lo que te hace ganar es romper el esquema.
Argentina posicionaba a Fernández mas cerca de Banega que de Mascherano, que muchas veces pasaba a ser integrante de una línea de tres debido al adelantamiento de los marcadores de punta para tomar el mando de un partido que lo tenía a Panamá como el equipo inferior. Pero las buenas intenciones de la Selección por intentar jugar se veían diezmadas, debido al juego de roce y fricción de los caribeños, lo que tornó al encuentro con un catálogo de partido chato. Argentina estaba cumpliendo, iba ganando y no pasaba nada de nada, pero tan solo cumpliendo con la obligación de ganar, sin desentonar, hasta que apareció él para cambiar el asunto como si viniera de otro planeta y transformar todo en una goleada sin objeciones que contradigan a la supremacia albiceleste. Y todas sus apariciones llegaron por el centro: el lugar donde Pep vio la luz, donde él terminó explotando y rompiendo todos los récords, y por donde quedó a un tanto de alcanzar a Batistuta como máximo artillero del seleccionado o poniéndole la pelota a Rojo como con la mano.
Los genios son así: no se les puede obligar a jugar por un lado u otro, sino que tienen que ir donde su volumen se vea mas alto. Messi es el que debe liderar a este conjunto a lo mas alto de esta copa, y para eso hay que hacerlo sentir tan cómodo como se siente en el Barcelona. El ida y vuelta por la derecha que sea para Gaitán, que está jugando más que bien y así en el Benfica consiguió tan buenos rendimientos. Pero el capitán es el conductor, y para conducir solo hay que darle el volante, no decirle mas nada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario