lunes, 11 de diciembre de 2017

ESTUDIANTES 0 BOCA 1: EL DESTINO ENCONTRADO

 Muchas corrientes de videntes o profetas creen que el destino está predestinado, e intentan estafar a la gente haciéndole creer que puede adivinar su futuro. Si nuestro venidero tiene un final, nunca sabremos cómo es hasta llegar a el, pero no podemos quedarnos sin hacer nada creyendo en el infundio del destino. Nuestro destino debe ser el creado por nuestras acciones, y si se termina de una determinada manera es porque se hicieron las cosas bien o mal para que así sea. 
 Cuando Boca estaba siendo levemente superado por el ímpetu de Estudiantes, solo parecían posibles dos destinos para el xeneize: el de tener suerte y ligar un empate, o que se haga justicia y los de Bernardi se alcen con los tres puntos. Mucho más apartado, se sentía una brisa proveniente de un archipiélago muy lejano en donde con un poco de suerte al equipo de Guillermo no le hacían goles y, que en un momento aislado, se convierta en el arco de Andújar. Pero para fabricar esa suerte, Boca no se debía amilanar ante la preponderancia del local en la mitad del campo, donde mandaba un Braña inoxidable, y donde el pincharrata recuperaba velozmente la pelota y salía disparado, no con tanta claridad pero sí con mucha energía y deseo, al arco custodiado por Rossi.
 En el fútbol, lo colectivo hace a lo individual, y lo individual hace a lo colectivo. En este caso, sin figuras altisonantes ni algún rendimiento en particular que salga de la media, para Estudiantes lo individual hacía a lo colectivo, porque bien parado, el elenco de La Plata triunfaba en todos los duelos individuales, haciéndose de esa forma, superior en lo colectivo. Estando encima de Pablo Pérez y Cardona, presionando constantemente en la salida, lo obligó al equipo de la Ribera a equivocarse, a padecer la condición de visitante. 
 No hay que hablar sin pruebas que otorguen fundamentos, pero se puede conjeturar que en el entretiempo, en el vestuario visitante una intensa charla o reprimenda cambió la cara del equipo. Boca no salió a los segundos 45 minutos arrollando a su rival, pero sí más seguro, sin dejarse estrujar por el vigor físico del oponente, y cuando el equipo de Guillermo es capaz, por lo menos algunas veces, de triangular, hacer el 2-1, verticalizar pacientemente con la pelota en su poder, puede hacer daño. Y en Pavón, cuya posición estuvo descuidada en varias oportunidades por Estudiantes, el xeneize tuvo un arma filosa para profundizar cuando era debido. 
 La notoriedad de la compresión del equipo local anulaba, entre otros, a Vadalá, que todavía parece no tener del todo desarrolladas las aptitudes para aguantar de espaldas, y cuando Cardona y Pérez entraron en juego, por lo menos el destino de perder pasó a estar más lejos. 
 Con bastante suerte, Barrios le dio la victoria a Boca. Pero al enderezar el encuentro, fue una suerte que se buscó. Boca salió del refugio a encontrar su destino. 

lunes, 4 de diciembre de 2017

BOCA 2 ARSENAL 0: LOS EMPRENDIMIENTOS DE GUILLERMO

En los contextos de adversidades y con menor cantidad de recursos es donde se pone a prueba el verdadero nivel de resolución y personalidad de una persona o un grupo. En este caso, un equipo sin sus principales figuras (Gago y Benedetto lesionados, Pérez y Goltz suspendidos) y hasta con el recambio averiado (Bou y Benítez), debía dar muestras de que aún tiene con qué mantener un fútbol apabullante y la punta del torneo.
 Israel es una gran nación por la cantidad de starts-up en que deciden invertir sus emprendedores, porque sin dudas es un país emprendedor. No tenerle miedo al fracaso es una de las claves para animarse a inventar y hacer algo distinto. En este caso, Boca no le tuvo miedo a la innovación de Cardona como interno izquierdo. Un jugador con un talento enorme, pero que no es veloz ni tiene en la marca una de sus principales cualidades. Por ese motivo es que el colombiano no se movió como un volante mixto, rol que cumple a la perfección Nández, sino que tuvo las libertades que siempre suele tener como cuando juega de extremo por la izquierda, con el albedrío para ser un enganche moderno, de esos que tienen responsabilidades en la marca, arrancan levemente tirados en una de las bandas (en este caso a la izquierda de Barrios), pero que de repente aparecen detrás de la línea de los atacantes, haciendo proliferar la comunicación entre los integrantes del conjunto mediante la pelota como un todo homogéneo. 
 De esta manera, con dos volantes internos de alto vuelo para el acompañamiento de los atacantes, Boca tenía por el centro dos armas de un aventurado calibre, que sumado a la velocidad y desequilibrio de Espinoza y Pavón, junto al atrevimiento y frescura de Vadalá, se formaba un combo de detonación a punto de eclosionar. Pero la acumulación de elementos nunca alcanza si no se acompaña del factor sorpresa y la ingeniería para implementar ideas con el arte de la genialidad que conlleva a la improvisación fulgurante: dos pases en diagonal encontraron a Jara pasando al ataque en dos ocasiones: primero, uno de Cardona que fue exquisito; el segundo de Pavón, que se lo ve muy maduro, manejando bien los tiempos. 
 Arsenal hacía del partido una disputa reñida por disputarle la posesión a Boca, y sobre la izquierda la audacia de un perspicaz Wilchez, que casi siempre tenía en las subidas de Corvalán un recurso para escalar hacia el arco de Rossi, intentó incomodar a un Jara muy seguro. Además, el advenimiento del elenco de los mellizos con ataques en multitud le dio en alguna que otra ocasión la ventaja táctica de enfrentar a la defensa en apuros, pero no encontró a Rolón ni a los dos atacantes en ninguna posición de ventaja, además de que ni Papa ni Drocco son volantes que lleguen de forma agresiva al área. En el segundo tiempo, Milo tuvo una posibilidad inmejorable para igualar gracias a la insistencia y la vivaz tozudez de Arsenal para empatar, pero las que no fueron goles de Boca sobre el final en Rosario se compensaron con esta chance que hubiese sido un cataclismo que hubiera significado un volver a empezar enigmático.
 Y en el primer gol podría decirse que hay dos emprendimientos exitosos de parte de Guillermo: el primero es el mencionado anteriormente, con Cardona ubicado en la derecha por las libertades señaladas, y el otro es Vadalá, una joya de las juveniles que luego de vagar en Juventus y en Unión, por fin tuvo su chance, y demuestra que las inferiores de Boca existen y son un gran litigio cuando se las necesita, y es por eso que Vadalá debe ser tenido en cuenta ahora que Benedetto debe recuperarse por meses. 
 Con buenas ideas y un carácter de ensordecedor paradigma, es merecido que el xeneize no pierda la punta. 

lunes, 27 de noviembre de 2017

CENTRAL 1 BOCA 0: CARENTE DE CALMA Y LLENO DE DESAJUSTES

 En el fútbol siempre se debe tener paciencia, ya que de estar de lo mejor se puede pasar a lo peor en poco tiempo. Quedó demostrado con este encuentro que, después de ver a ese equipo goleador e imbatible, Boca no es invencible, se lo puede descolocar y se lo puede hacer entrar en estado de confusión.
 Mismo resultado que en la Copa Argentina, y también un planteo muy similar de parte del equipo rosarino: hacer que los dos puntas presionen en bloque con los volantes, recuadrando toda una zona de obstáculos que Boca no fue capaz de traspasar. Pero por encima de cualquier pretexto táctico, está lo mental: Central le ganó a Boca con la cabeza, haciéndolo sentir nervioso con el trámite y el resultado, tornando el partido muy incómodo.
 Desde el vamos, por naturaleza el xeneize salió a la cancha incómodo, como un hombre que sale a correr rengueando: sin Benedetto ni Bou, Guillermo improvisó con Benítez como punta, que no tiene las cualidades para cumplir ese rol ni siente esa función como parte de su juego. Sin un hombre de peso en el centro del ataque que pueda ser el pivot, sumado a que Barrios se encontraba torpedeado por el asedio del elenco de Santa Fe manifestando insuficiencias para distribuir correctamente el balón, Boca fue un conjunto desdibujado, sin orden ni punción para sacar ventaja como suele hacerlo. El centro-delantero para Boca siempre fue una carta del triunfo porque alimentaba recíprocamente a todo el conjunto, mientras que Pavón pudo sacar su mejor versión porque tenía un socio por el cual desbordar, lo que no pudo ocurrir en esta noche agria. Y si el volante tapón erra pases y traslada de más la pelota, es un síntoma de que se padece la enfermedad de falta de juego.
 Envuelto en una furia impotente por no ver el rumbo, Boca llegó a su clímax de desesperación en la expulsión de Goltz, que entró en el juego de Ruben, haciendo que el rival consiga su objetivo (lo que se mencionó anteriormente de que Central jugó con la cabeza). Ese percance descompuso aún más el sistema, ya que Barrios pasó a jugar como marcador central, Nández y Pérez se repartieron la zona céntrica y Cardona fue una especie de enganche. Si entrar a jugar sin un nueve es algo poco innato, estas modificaciones obligadas desnaturalizaron por completo a la estructura, que además contaba con un hombre menos.
 La idea del DT de Rosario Central en introducir a Lovera por Gil para ser más ofensivo no fue desacertada: contra un contrincante con jugadores en posiciones inestables y estando con 10, el canalla tenía la chance de rematar el pleito con los hombres de Boca mirándoles el número, además de continuar con el litigio físico-espiritual de hacer sentir el rigor de su cancha con la pierna fuerte, en parte exagerada a causa del desconcierto arbitral.
 Parecía un resultado irremontable hasta que el espíritu combativo inoperante de Boca se desactivó para dar lugar al del elenco de transiciones rápidas, veloz por las bandas y con llegadas por sorpresa. Cardona siempre dio la talla probando desde afuera cuando tenía la oportunidad o de sorprender con un pase bombeado que signifique una posibilidad de avanzar, y de a poco se le fueron sumando los laterales, Espinoza y un equipo que de la nada misma reunió fuerzas para someter al rival a un aglutinamiento inesperado para conservar sus aires, hizo que tal vez lo mas justo fuese un empate.
 Los desajustes, entrar en el juego ajeno, y las sorprendentes bajas que sufre el equipo de los mellizos son alarmas de que las cosas pueden estar peor, pero la levantada que pudo haber terminado en empate da cátedra de que volviendo a acomodar los tornillos, la máquina puede volver a funcionar.

lunes, 6 de noviembre de 2017

RIVER 1 BOCA 2: LA NAVAJA SUIZA

 Si había algo que le faltaba conseguir a Boca para terminar un gran año, además de haber conseguido el último campeonato local y estar cerca de terminar primero en el actual, era dejarlo KO a River en una semana que no va a olvidarse nunca. En este tipo de partidos es donde el fútbol como deporte interactúa con todos sus componentes: la suerte, la historia, y sobre todo, lo emocional. Los de Núñez se presentaban con sus sentimientos completamente averiados, no solo por el hecho de quedar eliminados de la copa, sino por la forma en la que los hechos acontecieron: se le hizo honor a su apodo de "gallinas", y no debe haber nada más doloroso para el hincha de River que recordar las manchas de su historia como aquella vez contra Peñarol en donde se les otorgó el apodo, cuando San Lorenzo lo dejó afuera convirtiendo dos goles con nueve hombres, el descenso, y ahora puede sumarse otro capítulo fatídico en su historia copera, empaquetado con un moño azul y oro. Todo ese combo es tan letal para River que no sería descabellado que salga a jugar el partido con Deportivo Morón con miedo a otra tarde trágica. Las emociones juegan un papel muy fuerte, y mientras River salió a jugar en su cancha golpeado, Boca fue a capitalizar esa angustia para convertirla en alegría propia. 
 El espectáculo más fabuloso que puede presentar el fútbol argentino fue entretenido, Boca puso sobre la mesa las armas con las que viene batallando desde que empezó la Superliga que lo tiene con puntaje perfecto, y River expuso una pelea de igual a igual, con distribución en el medio con Pérez y Rojas, conducción y atrevimiento de Fernández y Martínez, y un Scocco siempre temerario. Sin Gago, el dueño de la mitad de la cancha para manejar los tiempos y desplegar fútbol en el xeneize es Pablo Pérez, quien tiene bien merecida la cinta de capitán porque tiene la personalidad para pedir siempre la pelota, poner la pierna fuerte, llevar la bocha bajo la suela y tomarse un tiempo para pensar si es necesario; puede que no sean todas resoluciones majestuosas, pero es el que da un dote de buen timing para el tráfico del balón. Y sin que desentone Benedetto (no tuvo mucha participación, aunque aún así, cada vez que entra en contacto con la redonda da indicios de calidad), Boca daba señales de peligro gracias a la pegada de Cardona, hasta que el nerviosismo de River y las transiciones vertiginosas de Boca guiaron el partido a una patada criminal de Fernández, un tiro espectacular del 10 xeneize, y en un partido que exhibía un ir y venir de ambos conjuntos, se inclinó la balanza a favor de los visitantes, 1-0 arriba y con un hombre de más. 
 Llamativamente, Boca no fue capaz de liquidar el pleito teniendo todo a su favor. Entregó la pelota, Barrios no imponía la presencia que suele establecer, y con orgullo y vergüenza, los de Gallardo procuraron atacar con advenimientos en bloque no del todo claros, pero que en todo momento incomodaron a Boca e incitaron a forzar errores (como el mano a mano que Rossi le tapa a Scocco, donde Magallán marca mal y deja al ex Newell's habilitado), hasta que con toda la bronca Ponzio quiso darle un consuelo a sus hinchas. 
 Pero el fútbol es tan raro, tan cambiante, tan increíble, que cuando todo estaba dado para que River lo de vuelta, gracias al envión del empate, que había recuperado el protagonismo, que Pitana le dio una mano echando injustamente a Cardona, fue el turno de los hombres de los mellizos para rebelar personalidad e ir al frente. Como se dijo anteriormente, Pablo Pérez tiene bien ganada la cinta de capitán, y en un jugadón fabricado desde los pies del capitán, Nández terminó de noquear a River. Es una jugada que refleja las situaciones de ambos rivales: River, con una defensa flácida, que ya no es lo que era, recibiendo cachetazos que siempre terminan con sangre: no puede dar fe de que Lux va a evadir el golpe. Boca es como una navaja suiza multiuso: no fue un gran partido de sus dos delanteros, pero si no le anda el saca corchos tiene la tijera: tiene fútbol en Pérez y llegada con Nández, que también expone un excelente despliegue cuando hay que correr y cerrar el partido; pegada con Cardona y sorpresa con Fabra. Boca es una máquina multi-función, con la agresividad de una navaja suiza. Lo único que le faltó en el partido fue aprovechar más la desesperación de su rival: en dos contraataques con una clara superioridad numérica, se falló en la precisión de los pases increíblemente, imposibilitando ganar el clásico con más comodidad. 
 Esta victoria es pura felicidad para el barrio de La Boca, no solo por cómo se consiguió (con fútbol y coraje, con el árbitro en contra, también por el momento de River), sino porque la gente ya empieza a tener cariño a determinados futbolistas, a encontrar un sentido de pertenencia entre la tribuna y el campo de juego. El fútbol argentino se está pareciendo a una liga europea porque Boca decidió que así sea y partido a partido usufructúa sus fundamentos de forma escarpada. 

jueves, 2 de noviembre de 2017

BOCA 4 BELGRANO 0: UNA HEGEMONÍA DIFÍCIL DE DESTERRAR

 Vamos a comparar el caso de Boca con uno semejante: es histórico que en España, la llamada "liga de las estrellas" sea famosa por dos equipos, que se disputan entre ellos el campeonato hace muchísimos años (sin despreciar los ricos recursos que puedan tener los 18 equipos restantes, que han intentado aprovechar las metodologías de esos dos rivales para enriquecerse), y eso se debe al presupuesto. El Barcelona y el Real Madrid son clubes multimillonarios, tanto que son de los pocos clubes en Europa que lo siguen siendo, sin la necesidad de ser comprados por empresarios para contratar figuras. Es tal el nivel que tienen sus futbolistas (además de proyectos futbolísticos serios y bien trabajados, ya que no alcanzaría con simplemente tener buenos jugadores), que es costumbre ver resultados abultados, que algunos compromisos parezcan un trámite, que hasta jugando mal, en algún momento del partido hagan la diferencia. Por esos motivos el equipo que termina ocupando la tercera posición queda a más o menos 20 puntos del escolta, para ser claros. 
 Nadie dice que ese va a terminar siendo el caso de Boca y la Superliga, pero es innegable que por el momento está ocurriendo. Ya van siete partidos y el mismo número en cantidad de victorias. Algunas más trabajadas, otras en donde floreció el mejor fútbol del xeneize. Este 4-0 ante Belgrano tuvo un poco de todo: al principio, le costó hacer pie; el elenco cordobés aparentó disputarle a Boca el mando del encuentro, hasta que los de Guillermo recuperaron la memoria y parecería ser que Belgrano también, casi como entendiendo que tenía que jugar para no recibir más goles que para conquistar una luz de esperanza. 
 Parecía raro al principio ver la disposición táctica de Boca: la presión no era del todo alta y agresiva, se dejaba que los centrales de Belgrano manejen la pelota y hasta avancen con ella. No se está diciendo que haya sido un error: teniendo en cuenta lo estratégico, el jugador que menos daño puede hacer teniendo la pelota en sus pies después del arquero es el defensa central, y se recalca aún más la maniobra al observar que los abalanzamientos de los zagueros visitantes no generaron peligro alguno, ya que la última línea local continuó con sus reacciones sobrias (elemento fundamental de todos los triunfos conseguidos) y Belgrano no desentonó como para impartir una discordia con el destino. 
 A veces lo bueno debe esperarse. Boca no se encontraba consigo mismo, Cardona estaba lento e impreciso, Pavón no hallaba los callejones, Benedetto participaba poco, Pablo Pérez no generaba con Nández esa sociedad que implicaba la presencia de Gago, hasta que el uruguayo finalmente llegó con libertad y Pavón volvió a resolver con la fuerza y velocidad exacta nuevamente, cualidad de alguien veloz y a la vez intelectual. A partir de ese momento, el equipo de la ribera estuvo en su salsa: puede comprobarse en el segundo tanto, moviendo la pelota de un lado al otro, en bloque y con pases mordaces en los últimos metros y finalizando con el gol del número 10, que se revitalizó junto con todo el equipo. 
 La falsa violencia interpretada contra las "boquitas", que injustificablemente se les ve negada su participación en la previa y en el entretiempo por un insólito e injustificable eslogan para este tipo de casos (su ausencia no tiene fundamentos porque van a hacer exactamente lo mismo en futsal y básquet, solo que no va a ser televisado; ellas mismas se quejaron de la medida; y sobre todo porque televisar a un grupo de chicas bailando no es violencia contra la mujer, sino que es privilegiarlas mostrando a la gente una actividad en la que se destacan), fue la emanada por el equipo para no conformarse e ir en busca de más constantemente. Violencia en el buen sentido: eso es, pases punzantes que quiebren líneas, como la pared de Jara con Espinoza, por ejemplo (violencia que significa placer), y el cambio de formación hecho por Guillermo cuando el partido ya estaba ganado, no para ser más agresivo porque el equipo ya estaba dando signos de supremacía, sino para ensayar una nueva variante, darle minutos a un interesante Espinoza, y demostrar que también se puede ser igual de organizado, disciplinado, profundo y manteniendo el ideal futbolístico con un hombre más de ataque y sin un volante central de contención. Toda una variante que para los tiempos del fútbol de hoy en día en donde muchos equipos optan por jugar la pelota al ras y con extremos ya no es revolucionario, pero que revuela al fútbol argentino porque justifica el liderazgo hegemónico de Boca. 
 No hay que olvidarse de otro estandarte de lo que está siendo esta campaña: Rossi responde en el momento que debe hacerlo, y a estas alturas ya se ganó el título de arquero de equipo grande. 

lunes, 16 de octubre de 2017

PATRONATO 0 BOCA 2: IMPUSO AUTORIDAD

La lesión de Gago es un sismo para la articulación de Boca: el 5 es el jugador que construye el inicio de la concatenación de pases, y para el equipo de Guillermo es el toque de distinción que significa la pausa para tanto vértigo. Nández es un gran jugador, pero es muy distinto a Gago: es agresivo, explosivo con la pelota, de mucho ida y vuelta y no tan cerebral como el ex Real Madrid. Boca puede seguir funcionando muy bien con el uruguayo, pero no seguir funcionando de la misma manera, por el simple hecho de que cuando se cambia una pieza y el sustituto es completamente diferente al fragmento original, toda la estructura se ve alterada. Ahora Boca tiene menos pausa y más detonación. Además, el puntero del campeonato llegaba a Paraná sin Cardona, otro que pone la pelota bajo de la suela y aporta claridad. Con Espinoza y Nández, el xeneize llegaba con la hipótesis de que tenía que ir al golpe por golpe, quebrar el partido a través de la velocidad siendo vertiginoso. 
 Sin quitarle los méritos que obtuvo para estar en primera división, hay que decir que Patronato es un equipo básico: es un conjunto de pierna fuerte en el medio, espeso de la mitad de cancha hacia atrás, que apuesta sus posibilidades a la segunda pelota y bochazos frontales hacia los delanteros. Para desarticular tal soporte, Boca necesitaba de la mente fría de un hombre como Gago, de alguien que no actúe impulsivamente sino coherentemente, que ambicione con destruir la disposición contraria gracias a la paciencia y no con el individualismo. Al escasear de determinados elementos, Boca extrañó a Gago y chocó constantemente frente a la procuración engallada de los propios ideales. 
 Muchas veces el equipo quedó largo ante una mala decisión: había demasiados hombres enfocados en recibir a la carrera, a tal punto que cuando se perdía la pelota quedaba un vacío a sus espaldas, y Patronato por momentos tuvo camino por recorrer para ejecutar un contragolpe. La poca eficacia y determinación de los paranaenses, sumado a los buenos reflejos de Rossi ante un potente remate de media distancia le dan una explicación al cero en el arco visitante. 
 Pero si la ecuación no podía despejarse mediante el esparcimiento de ideas superiores en lo técnico e intelectual del elenco boquense, la vía para el escape hacia la victoria debía manifestarse mediante lo colérico y temperamental: era menester encontrar el oasis del eufemismo colectivo en donde el más poderoso imparta su jefatura ante el más débil conciliando sus fuerzas más espirituales que técnicas. Allí apareció Pavón, corriendo como si el Río Paraná se desbordara y esté a punto de tragarlo, y definiendo en el suelo como si no hubiera un mañana, dejando todo el cuerpo sumido a la eventualidad. Aunque sería injusto diluir todo el gol a la voluntad del cordobés, ya que la cuota de fútbol finalmente apareció de la mano del que más sabe: ese es Benedetto, que juega de nueve pero también de enganche, porque cuando se tira atrás tiene la figura de Pavón en la cabeza, y así como había hecho frente a Chacarita hace una semana, le volvió a poner un pase de forma magnífica, esta vez bombeado, para resquebrajar una defensa que no puede anticipar el movimiento y no quedar expuesta. 
 Boca lleva ganados todos los partidos de la Superliga porque es una fórmula colectiva en donde coexisten diversas sociedades: la de Benedetto y Pavón es una de ellas; y también puede mencionarse la de Pavón y Fabra (cuando el ex Talleres se tira a la izquierda, siempre sabe que el colombiano va a pasarle como una locomotora). La baja de Gago no es la caída de un soldado sino la de un general, pero mientras se tengan en pie otros escuadrones, el ejército podrá seguir marchando. 

miércoles, 11 de octubre de 2017

LA CASA ESTA EN ORDEN

 A lo largo de las eliminatorias, Argentina experimentó distintas metamorfosis, que abarcaron protagonistas, estilos, esquemas, golpes duros en lo deportivo; pero siempre hubo un factor en común: Messi fue la mecha que en momentos de plena oscuridad, siempre estuvo prendida, y el que debía iluminarnos el camino para no volver a tropezar. Messi siempre estuvo en un nivel interestelar, pero la diferencia estuvo en que esta vez los compañeros supieron escoltarlo en la misma sintonía. La final de la última Copa América con la imagen de Lionel encarando solo frente a cuatro chilenos; las únicas aproximaciones argentinas en el 0-0 con Uruguay a través de pases de Messi, que se repitieron con más claridad frente a Perú, donde faltó eficacia. El 10 del Barcelona estuvo a la altura en todo momento: sufrimos lo que sufrimos porque no estuvieron a la altura los demás, es decir, los compañeros (Di María terminando mal las jugadas, por ejemplo), el equipo en general (lo dijo muy bien Menotti: en Argentina no había sociedades. Solo basta tomar cinco minutos del Barcelona y de la selección para darse cuenta la diferencia a la hora de elaborar una jugada, donde en Argentina faltan jugadores que piquen al vacío, que se desmarquen para recibir, volantes que dejen la zona de confort para hacer a la agresividad del conjunto), y hasta de cada uno de los argentinos, que no supieron valorarlo. 
 La improvisación genera esto: una oportunidad para salir ganando o fracasar en el intento. Improvisar implica seguridad en uno mismo para tomar la decisión, pero no deja de ser inseguro en el plano genérico. La inseguridad implica muchas veces sufrir. Cuando Sampaoli tomó las riendas del equipo, trajo consigo una idea que implementó en Chile con mucho tiempo de trabajo: nosotros no podíamos pretender alcanzarla en tan poco tiempo. El DT se la jugó con nombres nuevos: Acuña, Acosta, Rigoni, Icardi, Benedetto, Gómez, Salvio, Fazio, Paredes; con el objetivo de encontrar una respuesta y pensar a futuro en nuevas alternativas. Además de adaptarse a una selección sin pasar por el proceso correspondiente, jugadores como el goleador de Boca debieron cargar con el peso de un posible sexto puesto que los deje afuera del Mundial y los marque negativamente de por vida. Debieron cargar con la responsabilidad y también con una adaptación instantánea. Pero imaginemos toda la carga que debía estar soportando Messi, que es el mayor responsable, el que tiene la lupa encima, el que conduce al resto, el que se espera que nos salve de la catástrofe. 
 Ante Ecuador, por fin tuvimos el desahogo final: no es que Messi haya cambiado, porque siempre fue igual de extraordinario, sino que cambiaron las piezas que son esenciales para que la figura pueda lucirse: con dos carrileros natos y laterales para tener opciones por afuera y también equilibrio, salida muy clara a través de Biglia, sorpresa por parte de Pérez (lo que le faltaba a Banega: no tanta distribución y más compromiso ofensivo para que la posesión no sea tan predecible), y una referencia de área como Benedetto que también es socio de todo el equipo. Parando la pelota, pensando con tranquilidad (Di María es el mejor ejemplo, y el primer gol lo demuestra), tratando de generar superioridad numérica con triángulos en donde alguien pueda romper líneas y no chocar contra una muralla de hombres como ante Perú. Defenderse con la pelota no es tenerla pasivamente, es hacerla rodar para que no te ataquen a causa de que tu equipo es el dominador del encuentro: Ecuador hizo pesar la localía y su abundancia de oxígeno a través de individualidades que crearon sofocos muy de vez en cuando, pero Argentina supo sacarlo adelante no con el físico, sino con la mente: eso quiere decir, estando fuerte de la cabeza, incluso perdiendo a los 40 segundos por una distracción, se puede ganar jugando bien en la altura. No hace falta correr más que el rival para ganar: de hecho los ecuatorianos corrieron más, porque Argentina lo hizo correr detrás de la pelota, y en hombres como Mercado y Otamendi tuvo solvencia para ganar en el mano a mano con una seguridad de caudillo. Eso también es clave: para tener la pelota hay que saber recuperarla. Y mientras la casa esté en orden, Messi va a estar en su fase top. No es que a veces esté apagado, es que el fútbol es un deporte colectivo, y la plataforma grupal hace a las distintas operaciones individuales. Y cuando falta suerte como ante Perú, si se hacen las cosas bien la buena suerte termina siendo una costumbre. 
 Ahora que el objetivo está cumplido, es momento de sentarse a pensar en serio: Sampaoli debe decidir qué hombres son los más indicados, y seguir plasmando su identidad, donde deberá elegir cómo hacerlo. Ante Ecuador, fue con dos carrileros, un punta y un mediapunta con las libertades que se merece un crack. Estará en el DT si fue un esquema apto para jugar en todas las canchas o más para la altura. Lo cierto es que Sampaoli se la jugó y salió triunfando porque consiguió lo que no parece ser fácil para todos los técnicos argentinos: que Messi esté cómodo, y eso no significa hacerlo jugar con el club de amigos. 

jueves, 28 de septiembre de 2017

BOCA 0 CENTRAL 1: EL AMOR PROPIO

Los dos llegaban en momentos muy distintos: Boca, en un gran momento, goleando a sus rivales, manteniendo la punta; Central, llegaba como podía, golpeado, sin rumbo. Uno venía de ganar 4-0, el otro de perder por el mismo resultado. A veces el fútbol no tiene lógica, pasan cosas inesperadas, pero las cosas no se dan porque sí: lo lógico del resultado está en el amor propio de Central, que parecía jugarse mucho más que una clasificación a cuartos de la Copa Argentina: se jugaba la cabeza de su entrenador y la confianza de sus hinchas. 
 Se concretó el peor partido de Boca en lo que va de la temporada, sin fluidez en el juego, sin ganar los duelos individuales, sin encontrar soluciones sobre la marcha, y donde sus grandes futbolistas no pudieron sacar ventaja: Benedetto no tuvo el acompañamiento de siempre, y en la única que pudo acomodarse y sacar un latigazo pasó cerca; Pavón no pudo desnivelar ni por la derecha ni por la izquierda, donde Fabra tuvo intenciones de hacer algo distinto pero lo marcaron bien, sin dejarle los huecos que le dejó Vélez; y a Cardona siempre le adivinaron la gambeta, mientras que cuando quiso ayudar a los volantes a armar juego desde más atrás, Central permanecía sin zarandearse. 
 El canalla jugó con los dientes apretados, con vergüenza por lo hecho de local ante Banfield y con bronca por no estar teniendo contentos a sus seguidores: Montero ubicó un medio campo combativo, con tres cincos para distribuirse solidaria y coordinadamente la presión en el centro, ayudados también por Colman, Ruben y Herrera, que hicieron un trabajo muy desgastante cuando Boca tenía la pelota en su poder. Hay que decir que Ruben y Herrera (que seguramente tuvo la oportunidad en lugar de Zampedri porque atesora características más acordes) también formaron parte de la mitad de la cancha, ya que nutriendo la presión posicionándose delante de Goltz, Magallán y Barrios, lo obligaron a Gago a retroceder, a Cardona a tener que ir a pedirla más abajo porque no le llegaba, a los laterales a tener que dar un pase atrás porque no podían trasladar el balón. Herrera jugó muy bien moviéndose de espaldas para distribuir la pelota, y si bien Central no tuvo un abanico de posibilidades como para decir que fue un sobrio merecedor del triunfo, obtuvo la victoria debidamente por lo hecho para impedir que Boca se sienta cómodo, y porque aprovechó la pelota detenida para sacar una ventaja que tal vez con la pelota en movimiento era desventaja. 
 Para Boca no tiene que ser la muerte de nadie: no jugó bien, pero tampoco fue bailado y goleado, y tiene jugadores tan distintos que por cuestión de detalles tal vez pudo haber encontrado un gol en el camino: Gago, a dos toques, puso un pase entre líneas de una mente imaginariamente inverosímil que no llegó a conectar Cardona, que de hacerlo iba de cara al arco de Rodríguez; y Cardona, que tiene un gran pie derecho, le metió un centro bárbaro a Bouzat (que se pasó y no pudo cabecear), y después probó en un tiro libre que tapó el ex arquero de Independiente. Los cambios no otorgaron nada distinto, sino que sublevaron sus intenciones en seguir galopando en esa lucha fatal contra la presión rosarina, en donde tanto Nández como Bouzat quedaron en buenas pretensiones. Pablo Pérez, uno de temperamento fuerte que aparece mucho en los momentos difíciles para hacer menos denso el tráfico de la pelota, también fue neutralizado. 
 Los de Guillermo se toparon con un rival aguerrido que supo ser mejor, y está bien que se vaya con tristeza como manifestó en sus declaraciones. Pero ese sentimiento debe ser aprovechado para encaminarse en el torneo, porque si bien se esperaba llegar más lejos en esta copa, haberse quedado afuera es un aviso para no subirse al pony, pero tampoco es la caída de un rascacielos. 

domingo, 24 de septiembre de 2017

VELEZ 0 BOCA 4: SE ADAPTA A LAS CIRCUNSTANCIAS

La máquina de Guillermo se florea ante los rivales y goza de su eficacia goleadora, pero hay mucho más detrás de la efectividad de Benedetto y el toqueteo abrumador que lo tiene en la cima. Es un equipo que se adapta, fluye según el rival de turno, capitaliza cualquier equivocación crónica del adversario, y eso se debe a sus buenos intérpretes y a los grandes planteos del técnico. 
 Ante Olimpo hubo un solo equipo en la Bombonera; ante Lanús luchó y aprovechó la que tuvo; contra Godoy Cruz se la jugó al golpe por golpe y ganó por tener mejores futbolistas; y ahora en el Amalfitani frente a Vélez, le dejó tener la pelota al rival, lo mató de contra y después disfrutó de lo que quedaba del partido. 
 Los de De Felippe no tienen un equipo experimentado, pero es un conjunto lleno de juventud, rebeldía y carácter, por lo que no iba a entregarle la pelota a Boca, sino que en su propio estadio y con su gente, fue a ganarlo desde el minuto cero. Con una versión de Pablo Pérez más aguerrida, un Gago que sirvió como contenedor en el medio, y un Barrios que sacó a relucir su estampa de experto y licenciado en ciencias de la táctica y la recuperación del balón, el visitante absorbió al fortín en la mitad del campo, no lo dejó jugar y en las oportunidades que puso en una hipotética posición de avance a uno de sus hombres no pudo resolver de buena manera por la solvencia de los hombres de Boca para defender. Cuando decimos que Boca no es solo Benedetto, es porque también es Goltz y Magallán. Al segundo zaguero se lo ve cada vez más firme, ya como un hombre experimentado a la hora de tirarle el peso encima a un juvenil de Vélez o para salir lejos de su área de forma veloz, y se complementa muy bien con su compañero de zaga, que llegó para ser el dos de Boca y está cumpliendo su labor con creces. A partir de allí, Boca cumplió lo primero: que la pelota en poder del rival no sea un conflicto. Y las estadísticas lo evidencian: solo dos remates al arco en todo el partido de parte del local, y que fueron controlados sin ninguna dificultad por Rossi, que ya se acostumbra a terminar con la vaya invicta. Vargas y Romero, chicos habilidosos que siembran peligro cuando el elenco de Liniers ataca, deben hacerse cargo de los percances a pesar de su corta edad, y todavía no están listos para deformar la cohesión de la solidez del xeneize, ya que la actitud es un factor determinante pero no es lo único esencial, sino que la jerarquía muchas veces termina haciendo la diferencia. Con este dilema se topó Vélez al enfrentarse a un equipo como Boca. 
 Cuando el equipo de los Barros Esquelotto recuperaba la pelota, decidía jugar rápido para atacar al espacio, que muchas veces quedaba expuesto, y otras era fabricado con la sencillez de sus hombres, que hicieron simple lo complicado. En lo sencillo podemos observar goles como el primero de Benedetto, donde Fabra corrió como en las mejores épocas de Clemente Rodríguez por toda una franja izquierda despejada. Y en la parte en la que se hace simple lo complicado vemos cosas como en el segundo tanto, donde una vez que el pensativo Pavón le dio el pase a Benedetto ya era todo muy simple, pero no parecía serlo antes de que Cardona le de un cambio de frente perfecto al ex Talleres. Cuando algo que no parece tan fácil de ejecutar, como ese pase puesto como con la mano, se hace costumbre, es porque nos estamos refiriendo a excelentes jugadores. Y ser un gran futbolista no hace referencia únicamente a la técnica, sino también a la visión para implementarla de la mejor manera. Antes del gol de Fabra, este se mete en el área previendo que Bou va a darle el pase atrás; eso es porque además de sus notables condiciones físicas, tiene sentido de la orientación, tanto para asistir como cuando le pasó por detrás a Pavón en el primer tanto, como para anotar intercambiando posiciones con un compañero. 
 Decir que Boca es capaz de ganarlo todo en esta temporada no suena descabellado si tenemos en cuenta que es una formación que sale de memoria, sus jugadores parecen estar en su mejor momento (Pablo Pérez fue clave ante Godoy Cruz y en la ajustada victoria ante Guillermo Brown, activando la aceleración del entramado, flotando en el medio para conectar, y hasta llegando para convertir como hace mucho no lo hacía), y dependiendo del rival y el contexto se acomoda para terminar disfrutando de la victoria. 

martes, 12 de septiembre de 2017

LANUS 0 BOCA 1: EL DESEO DE GANAR FUE MAS FUERTE

 El fútbol, además de ser un deporte, es considerado por muchos como una pasión, y también un arte. El talento y la buena elaboración es lo que hacen a la belleza de este arte. Y para ser un artista, se necesita de un buen espíritu. Cuando las condiciones terrenales atentan contra el espíritu de los equipos, es donde debe nacer otro tipo de arte: el de la voluntad, el esfuerzo y la improvisación. Uno dirá que los espectadores pagan una entrada para ver a la belleza más pura en todo su esplendor: esa belleza es, en efecto, un partido en condiciones normales, donde la pelota ruede de forma normal, y los equipos no pierdan su esencia, para así poder desarrollar todo lo bello que tengan a disposición. Pero como esto no fue posible debido a los chaparrones que inundaron la cancha de Lanús, hubo que hacer foco en el arte que aparece como desprendimiento y desecho del verdadero, que se vio imposibilitado de realizarse. Para muchos equipos el arte de trabar con la cabeza es su faceta original, pero ese no es el caso de Lanús y Boca, equipos que se destacan por el pase corto y el campo de juego en buenas condiciones es indispensable (en realidad, para todos los equipos del mundo debería serlo, ya que en algún momento todos necesitan darle un pase a un compañero). 
 Como se dijo anteriormente, la salida desde el fondo quedaba descartada: siempre estaba el riesgo latente de que un pase bien dado quede corto, y en el intento por superar al campo de juego Magallán quiso jugar con Rossi y le terminó dando un paquete explosivo: en el anhelo por que no quede el balón a medio camino, realizó un pase con más fuerza que dificultó el dominio del arquero, lo que era igual de peligroso. En estas situaciones, no complicarse y tirar la pelota detrás de la línea del lateral era válido. El juego sincronizado y comunal se vio imposibilitado debido a la misma problemática: lo más valioso del fútbol es conectarse entre compañeros, y muchas veces eso no era posible. Ante tales circunstancias, las oleadas de buen fútbol dejaron de ser tal para transformarse en corazonadas, por lo que ambos conjuntos fueron siempre muy anunciados y las defensas estuvieron cerradas, tornando un encuentro chato, típico 0-0 sin emociones, donde si por alguna eventualidad se generaba una situación de peligro, tal vez esa sería la única. 
 Al no poder implementar el pase raso como siempre lo hace, Boca recurrió al buen pie de Gago para lanzar pases bombeados hacia Pavón, para encontrar la chance de que se abra un espacio a través de su velocidad. Luego se intentó con jugadores electrizantes, como Nández y Benítez, ya que el partido daba más para alguien que se lleve al mundo por delante y no para ejecutar el verdadero arte de parar la pelota y pensar, como suele hacerlo Cardona. 
 Con mucho afán y deseo, sobre el final Lanús pudo rebasar el obstáculo natural y generó asociaciones, donde tocando hacia al centro y moviéndose para recibir el pase a la carrera como hace siempre, demostró querer ganar el partido a su manera por sobre todas las cosas. 
 Pero cuando no hay aciertos, los errores son los que marcan la diferencia, aunque siempre son forzados por algunos aciertos: Jara fue hasta el fondo mentalizado en que los tres puntos eran posibles, se animó a centrar de zurda y Benedetto hizo su trabajo, pero para eso hubo un yerro total de Herrera, fallando en el cálculo para rechazar de cabeza. 
 Es un triunfazo de Boca porque aunque parecía que era un empate clavado y las condiciones no estaban dadas para desarrollarse normalmente, lo sacó adelante como pudo. Este es un síntoma de que este equipo tiene algo más que buen fútbol. 

jueves, 7 de septiembre de 2017

NO SE PUEDEN FORMULAR RESPUESTAS EN TAN POCO TIEMPO

 Esta doble fecha de eliminatorias que dejó a la Argentina con el sabor amargo de dos empates que lo obligan a usar la calculadora demuestra que por más de que se tenga tanta variedad, el fútbol no es tan sencillo, y el que pensó que cambiando de técnico y borrando a Higuaín iban a llegar los resultados, se equivocó.
 Hay que destacar la valentía de Sampaoli: asumió en un equipo con muy poco margen de error, con pocos partidos para que finalicen las eliminatorias, con poco tiempo para trabajar, y aún así impuso sus gustos y metodología que lo identifican. Si se trae un DT como Sampaoli, es por su labor realizado en la Universidad de Chile, selección de Chile y Sevilla, y se espera que haga algo similar con la selección argentina. Su coraje para querer reinventar sobre la marcha al seleccionado vale mucho. Pero no tener un proyecto futbolístico, cambiar tanto de entrenador y hasta de futbolistas no es gratis. Puede comprobarse con un simple ejercicio: pregúntense a ustedes mismos cuál es su proyecto de vida, que planes tienen para el futuro, con qué herramientas cuentan, y finalicen consultándose de qué manera piensan conseguirlo todo. No es una respuesta sencilla, capaz de contestar en dos minutos. Hasta tal vez nunca se sepa la respuesta, aparezcan sorpresas, cambiemos de ideales. Y cuando surge un problema, hay que plantearse como solucionarlo, buscar salidas ante los imprevistos, observar qué inconvenientes puede haber con una idea a llevar a cabo. Y con un equipo de fútbol ocurre algo similar: la propuesta de Sampaoli es ambiciosa, pero no se concreta de un día para el otro, sino que las preguntas se deben ir respondiendo con los entrenamientos, minutos y partidos: ¿es beneficioso jugar sin laterales?, ¿se puede cumplir el objetivo de mantener la pelota todo el partido, con el riesgo de perderla y quedar expuestos?, ¿es el momento de Icardi y Dybala, y se terminaron las oportunidades para Higuaín y Agüero?, ¿hay defensores que tengan la destreza para jugar siempre por abajo y que sean una solución si los volantes externos tienen más ida que vuelta? Y así podrían seguirse formulando preguntas, cuyas respuestas no se elaboran en una semana.
 Pero dadas como están las cosas, con una AFA que peca de desconfianza y un equipo prácticamente nuevo que juega con toda la presión de las formaciones anteriores, nos estamos jugando la vida por participar en Rusia 2018.
 Hubo pasajes superficiales de lo que pretende el entrenador: un juego de posesión con muchos jugadores en posición de ataque y siempre priorizando el pase rasante y corto. El problema ante Uruguay fue que el rival, amontonando futbolistas en el centro detrás de la mitad de la cancha, bloqueó completamente a Dybala, obligó a abrir la cancha, donde por un lado se encontraba Acuña, muy incómodo, y por el otro lado Di María, que no supe resolver bien en un solo centro. No es la culpa únicamente de ambos, ya que el equipo no supo generar variantes para que Di María, por ejemplo, este más acompañado o mejor posicionado para resolver mejor (podría decirse, por ejemplo, que Biglia y Pizarro se dedicaron a distribuir la pelota, y no rompieron el esquema apareciendo por sorpresa para quebrar líneas rivales). Solo Messi, en actos de inspiración, talento y rebeldía, supo inventar un pase para Di María como los que le suele dar a Jordi Alba en el Barcelona, o varias gambetas que terminaron con una pared con Dybala y un tiro al arco. Entonces, no hubo variantes porque faltó movilidad para recibir mejor, los stoppers no avanzaron con la pelota para atraer marcas sino que cayeron en la trampa de tener la superioridad numérica para manejar el balón cómodamente en el propio terreno, para luego no tener opciones en campo contrario, consumado al hecho de que cuando Uruguay presionó en la salida de Argentina, los albicelestes se complicaron de forma superflua.
 Ante Venezuela el escenario aparentó ser diferente: con Mascherano como stopper derecho, es decir, un volante jugando como defensor (el atributo de ser mediocampista otorgó seguridad al integrarse al circuito de la tenencia), se tomó el riesgo de avanzar con la pelota y así poder encontrar más a los atacantes, y lo mismo en el caso de Otamendi. No se tuvo efectividad en las oportunidades que se nos presentaron, y en el segundo tiempo fue un caos total, la mitad de la cancha era un callejón, Mascherano y Otamendi comenzaron a sufrir sus espaldas, y el nerviosismo propio envalentonó las aspiraciones rivales.
 Un equipo no se forma en dos partidos, y la clasificación corre riesgo porque además de que debe haber una adaptación acelerada, el vínculo de los futbolistas con la gente se compromete al ver la imagen de Argentina moviendo la pelota de un lado a otro mientras se empataba con Uruguay y el partido se moría, y las llamativas impresiciones a la hora de ir a buscar la victoria frente a Venezuela. Pero pase lo que pase, en el mejor de los casos se irá al Mundial y puede que allí nazca un equipo que haga historia o se caiga en un intento más por que Messi levante una copa con su país; y en el peor de los casos nos quedaremos afuera, luego de cometer tantos errores organizativos en lo institucional. En el último caso, servirá de lección, y si llegase a ocurrir, esperemos por el bien del fútbol argentino que se haga lo posible por mantener a este cuerpo técnico, y si no es posible, sostener una continuidad, o sino se volverá a caer en el mismo círculo vicioso que nos llevó a esta situación.

lunes, 28 de agosto de 2017

BOCA 3 OLIMPO 0: EL SILENCIO QUE HIZO MUCHO RUIDO

 Hay que decir que el término "Súper" es una palabra que tiene como función agigantar a otra, y que al haber una única liga, el nombre de Superliga tiene un significado puramente marketinero. Pero teniendo en cuenta la cantidad de goles y encuentros entretenidos que supieron entregar varios equipos, hace que el prefijo se sitúe bien. Y un elemento clave para el producto de Fox y Turner que, por cuestiones de negocios, habrá que abonar aparte a pesar de que ya se esté contratando a una empresa televisiva, es el protagonismo de Boca y River, cuyas alineaciones a veces parecen dar la sensación de transformar las chances de todos en una hegemonía compartida entre los rivales de toda la vida para quedarse con el título. En este deporte, el poderío económico suele hacer la diferencia, pero si no se acompaña de un proceso de adaptación de parte de los jugadores hacia la idea del entrenador, el proceso puede no terminar hasta conseguir un título que le saque mucho peso a la camiseta. Boca ese proceso ya lo vivió, lo culminó saliendo campeón y ahora juega de memoria, mantiene a sus figuras y los que llegan solo se tienen que vestir y jugar.
 Boca parece que cuando juega se divierte, tiene variantes permanentemente y los rivales se resignan a no perder con baile incluido. Olimpo fue un conjunto vagabundo, que arrancó el partido de forma enérgica tratando de sacar provecho por la espalda de los laterales. Pueden contabilizarse un intento de llegada que resolvió Magallán luego de un bochazo hacia el sector de Fabra, y un desentendido de Goltz que abrió una apertura por el sector derecho que terminó con un tiro al primer palo y a las manos de Rossi. Luego los de Bahía no encontraron la pelota, y eso se debe a que no encontraron la forma de tomar las marcas, para así neutralizar la posesión de Boca y atacarlo como pueda. Cuando ya no había nada que perder y adelantó sus líneas, lo hizo sin sustento y con pocos pases Boca lo aniquiló de contra. Cuando hay una formación bien parada y con las cosas claras y del otro lado pasa todo lo contrario, las evidencias en el marcador son más que suficientes.
 Boca es un equipo que juega realmente bien porque el concepto de equipo está muy arraigado: Fabra no pasaría al ataque con tanta tranquilidad si no tuviera un Magallán que cuando sale lejos se muestra firme; Gago y Pablo Pérez no se moverían tan libremente si Barrios no estaría detrás de ellos; Benedetto no haría los goles que hace si el equipo no lo asistiría, y además es una relación recíproca, ya que Benedetto también juega para sus compañeros.
 Que la camiseta de Boca pesa 100 kilos no es un mito: lo experimentaron muchos profesionales. Pero cuando la gente asiste al estadio con confianza, sabiendo que además de ímpetu va a haber un fútbol total que pagarían por ver hasta los neutrales, el jugador también está confiado, los nervios desaparecen, y pueden desarrollar sus habilidades al máximo. Eso se debe al campeonato obtenido, que además acomodó todas las piezas que hoy parecen armar una fortaleza impenetrable. Con un Gago confiado, Boca tiene un volante mixto que mete pelotazos que en realidad son pases, y hasta parece que la salida de Centurión y la llegada de Cardona perfeccionó el ideal: se restó vértigo y se sumó pausa, manteniendo calidad y dándole a la alineación un elemento que le hacía falta. Pavón hoy en día es otro jugador, mucho más perfeccionado: a ese jugador potente y veloz que era inhibido por los nervios y tendía a encerrarse en sus propias jugadas, pasó a ser un extremo derecho que le agrega inteligencia a su dinamismo: no cualquiera puede pensar en velocidad, correr y ser preciso como lo fue en los dos primeros tantos.
 Si Olimpo fue incapaz de saber a que jugar, es decir, a entender como recuperar la pelota para luego pensar de qué forma conseguir aunque sea un empate, fue porque la rotación de Boca a la hora de circular el balón fue resplandeciente: los futbolistas se mueven con la pelota, teniendo siempre más de una variante para crear huecos: si Benedetto o Pavón están tapados, Cardona se cierra como un enlace, Pablo Pérez entra por sorpresa, los laterales siempre son opción por cualquiera de las bandas.
 El equipo de los mellizos ya se sacó el peso de encima, juega liberado, cómodo, hasta como quiere. Y hay silencios que dicen mucho: aunque Tévez sea un ídolo e indiscutido, hoy Boca no lo necesita, tiene cada puesto y su funcionamiento en general a pleno. Si viene para la Libertadores 2018, tiene que ser a sumar y debe estar al 100%, porque con estos nombres y rendimientos, no tendría el lugar asegurado. El mensaje se explica por sí solo: la gente no está necesitando ver a un ídolo para sentirse feliz los domingos.

martes, 15 de agosto de 2017

BOCA 5 GIMNASIA Y TIRO 0: LA MEJOR EXPRESION DE LO QUE ES EL FUTBOL

 Cuando un equipo es campeón, muchos de sus jugadores clave empiezan a ser sondeados a causa de sus buenas actuaciones, y en un continente como el latino-americano, retenerlos es una tarea difícil de concretar, y en poco tiempo los equipos consagrados no son más que algo que queda de ellos. Desde lo dirigencial, Boca hizo el impecable trabajo de obtener ganancias y no desarmar la columna de este plantel. Blindó a Benedetto y a Pavón, perdió a Centurión pero ganó a Cardona, lo mismo con Tobio y Goltz. Sin tener ninguna baja, vendió a Chávez por tres millones de dólares (no es una baja porque el ex Banfield llegó y se fue, sin ser nunca parte de la estructura de Guillermo).
 Los futbolistas que ya son parte hace tiempo deben seguir haciendo lo suyo, y acoplar a los nuevos para que se adapten lo más rápido posible. Cuando se habla el mismo idioma, no se necesita de mucho tiempo para entenderse. Es por eso que Cardona se sintió sumamente cómodo en su debut, y aunque ya tenía el partido servido en bandeja, Espinoza también ingresó en el segundo tiempo en sintonía con el resto.
 Con todo respeto hacia Gimnasio y Tiro de Salta, que aunque no haya parecido a simple vista debido al alto predominio de Boca habrá dejado todo para jugarse el partido de su vida, puede decirse que en este encuentro se vislumbró lo que significa una superioridad tiránica en un partido de fútbol, que dicho en pocas palabras sería que el xeneize hizo lo que quiso. Lo técnico y lo físico se hizo notar en las diferencias entre un equipo y otro. A puro toque, desligando a ambos laterales de su tarea defensiva, soltando a Pablo Pérez cerca del área como nunca antes, se vio una de las mejores versiones del Boca que quiere Guillermo, donde en todo momento estuvo todo bajo control, y siempre fue cuestión de esperar a que algún Gago o Cardona vea el hueco para filtrar un pase o jugarse a la individual de parte de Pavón para que la jugada finalice con un moño.
 Las conexiones del campeón a la hora de atacar resultaron excelentes: Pavón, a pura velocidad para ganarle la espalda a los rivales y con una impecable resolución en los espacios que eran reducidos se complementó muy bien con Cardona, que como ya era de esperar, ocupa la posición de extremo izquierdo pero su función es la que marca su naturaleza: ser el que determina los tiempos, el que frena la pelota y lo espera a Fabra a que pase por su costado izquierdo, el que tiende a cerrarse para establecer un perímetro de posesión de pelota de carácter destructivo.
 Y aunque suene repetitivo, se debe destacar la permanencia de Benedetto, con acciones que justifican su posible convocatoria a la selección argentina: tiene buen olfato para el gol, pero también mucho más que eso: Benedetto es, además, un nexo entre los volantes y los extremos, donde se hace notable su calidad técnica para jugar de primera y su lectura del juego.
 La única mancha de la noche fue la pelota que saca Rossi del ángulo ante un rebote en Magallán: fue puro mérito del centro-delantero del elenco de Salta, que aguantando la pelota entre Jara y Goltz, evadió la doble marca para escaparse por izquierda y tirar ese centro venenoso. Pero esa mancha fue limpiada, dejando el estante reluciente, ya que a Rossi le sirvió para convalidar su apropiación de los tres palos para resolver ante la única complicada de los 90 minutos.
 Este partido fue importante para los mellizos y Boca porque es el arranque del semestre, el primer avance en la Copa Argentina y el envión anímico para lo que viene para saber que si se juega como la gente, Gago puede enviar balones largos tan precisos como dios manda. El fútbol, entre otras cosas, es saber resolver lo mejor posible en muy poco tiempo, y una vez que eso se logra, lo explosivo de cada movimiento atrae la belleza del juego y el atractivo en el expectador. Boca sabe como hacerlo.

miércoles, 12 de julio de 2017

ANTE LA POSIBLE LLEGADA DE ABILA, ANGELICI NO ATIENDE LAS PRIORIDADES

 Ya comenzado el mercado de pases, Boca debe empezar a diagramar su plantel para la temporada 2017/2018, donde disputará la Copa Libertadores en el primer semestre del próximo año. Al igual que como viene siendo la política de incorporaciones de esta dirigencia boquense, se apuntan a jugadores con potencial para un buen valor de reventa (como Calleri o Meli, por ejemplo) y con capacidad para que la camiseta auriazul no sea pesada (aunque eso nunca se sabe hasta que llega el momento: el "burrito" Martínez tuvo un mal paso por Boca, cuando todo apuntaba a que iba a ser un refuerzo top). Pero Angelici y su equipo dirigencial junto con Guillermo (es lógico que el DT intervenga y tome la iniciativa en las decisiones acerca de las incorporaciones, ya que es el que va a decidir quienes son los titulares) no parecen estar bien orientados en la contratación de Abila, y en este análisis puede explicarse porqué, además de los aciertos.
 Lo fundamental a tener en cuenta en un mercado de pases es qué puestos hacen falta cubrir, y una vez que se determinan las necesidades, se baraja un presupuesto para ver con qué vara de jerarquía pueden sumarse determinados futbolistas (en el caso de un gigante como Boca, con tantos ingresos y las cuentas en orden, parece dispuesto a romper el chanchito), y luego se buscan los jugadores para esos puestos y que sean afines a la idea del cuerpo técnico. Una vez que se cumplieron las necesidades, que se tiene el agua y el pan, si lo económico ayuda puede aparecer algún lujo para cerrar la comida con un chocolate, siempre y cuando no se caiga en una contratación innecesaria (traer a un jugador en cuyo puesto ya hay más de un profesional tenido en cuenta) y sin tapar erróneamente a un juvenil que puede rendir e incrementar el patrimonio del club en un futuro. 
Todos los cañones del mercado parecen apuntar a Pavón, quien tuvo altibajos pero sacó a relucir sus condiciones de crack en varias ocasiones, con asistencias y goles de gran factura, y parece que el mercado comenzó a moverse, ya que el Zenit ofreció una suma de aproximadamente 15 millones de euros, pero terminó desestimando la compra del pase. Al ser Pavón el jugador a vender, aunque todavía no esté vendido, es una buena idea la contratación de Espinoza, con similar edad y características, para que el puesto esté bien cubierto y haya competencia para Benítez y Solís. Aunque el caso es distinto: hay que recordar que Pavón llegaba procedente de Talleres por una suma muy accesible para Boca, y el ex Huracán se sumará a préstamo con una elevada opción de compra debido a que viene del viejo continente. Pero la cuestión es que Boca necesitaba un extremo, teniendo en cuenta que a Guillermo le gusta jugar con 4-3-3, la baja de Centurión y la posible salida de Pavón. Este refuerzo es un gran acierto. Dependerá de Espinoza ser un beneficio para Boca como lo hizo Pavón. 
 La llegada de Paolo Goltz es una ambigüedad: por un lado, puede decirse que la defensa debió ser removida en su totalidad durante el tramo final del torneo y que sumado a la salida de Tobio, se necesitaba jerarquía en la zaga, y el ex hombre de Lanús es el indicado porque Guillermo y Gustavo lo conocen bien, es un central de buena técnica, veloz y con una voz de mando muy adecuado para el juego del xeneize, y tuvo un gran paso por el granate siendo el estandarte de aquella obtención de la Copa Sudamericana 2013, y siendo titular en su paso por el América, un grande del continente. Además, al igual que Benedetto en su momento, Goltz resignó dinero para poder arribar a la Argentina. Boca necesita jugadores con estas ganas. Pero el lado negativo del asunto es que si se analiza a nivel macro todos los mercados de pases gestión Angelici, no puede contabilizarse uno solo en el que no haya llegado un marcador central, lo que marca una grave falencia en las contrataciones y en la incapacidad para que aparezcan juveniles en primera, aspecto que se hablará más adelante. Con Goltz, Insaurralde, Vergini y Magallán Boca tiene totalmente cubierto el sector central de la defensa, y lo más intuitivo sería pensar que la dupla titular al comenzar el semestre será Goltz-Magallán, este último habiéndose ganado el puesto luego de tiempos en donde parecía haber sido una decisión fallida, rondando de préstamo en préstamo o permaneciendo relegado en el plantel; y si Guillermo decide nuevamente volver a considerarlo como el cuarto central, lo mejor para Boca y sobre todo para el jugador sería comunicarle que no es tenido en cuenta y prescindir de sus servicios, y no darlo a préstamo nuevamente o mantenerlo al margen en vez de hacer que chicos de las inferiores puedan mostrarse.
 Hasta ahora, Goltz y Espinoza son las únicas incorporaciones confirmadas, pero suenan fuertes los nombres de Cardona y Abila.
 En el caso de Cardona, sin dudas sería una muy buena noticia para Boca, porque hoy por hoy además del chico Maroni no cuenta con un jugador de tales cualidades, donde destaquen la conducción, la pegada y el desequilibrio. ¿Puede jugarse sin enganche? Por supuesto que sí, y Boca salió campeón sin uno de ellos, siendo lo mas parecido Centurión encarando detrás de Benedetto o este jugando de espaldas, y tal vez si cuenta con Cardona Guillermo no cambie el esquema y lo utilice, porqué no, como extremo izquierdo. En ese caso, claro está, se contrapone la función con la posición: el colombiano partiría desde el sector izquierdo y seguro se pediría que de una mano cuando no se tiene la pelota, pero estará predispuesto a cerrarse y generar juego a través de su gran pie derecho. También se solucionaría el tema de la pelota quieta. Tener un armador siempre es importante, y también sumar jerarquía, contando con un hombre de selección.
 Pero lamentablemente la idea de Angelici de incorporar a Abila es desacertada, no porque "wanchope" no sea un gran número nueve, sino porque traería más problemas que soluciones: Boca ya tiene a su goleador indiscutible, y en el banco de relevos tiene a Bou, quien supo responder cuando se lo necesitó, y más atrás tiene a Torres, juvenil que pide pista luego de hacer varios goles en la sub-20. Se estaría gastando dinero para un puesto que ya está muy completo, sería un gran problema gran para Guillermo dejar fuera del banco a esa contratación (Bou se merece ser el suplente de Benedetto), y una vez más, se relegan a los pibes. En este tipo de casos, uno no solo cuestiona a Angelici, el primer mandatario, sino a los que lo rodean (claramente, Angelici es asesorado, por más de que sepa de fútbol o no), por pensar que la cantera de Boca no existe. El semillero del club de la ribera sacó grandes jugadores, y si hace mucho eso no ocurre es por este tipo de políticas aislasionistas de juveniles y compradoras a mansalva, que generan inconvenientes y no beneficios. Y uno se pregunta si funciona bien la comunicación presidente-entrenador: por lo innecesario de su llegada y por si el jugador de Cruzeiro es pretendido por Guillermo, cuyo equipo está acostumbrado a jugar con un punta que ayude a habilitar a los extremos y se conecte con los volantes, y no con uno como el ex Huracán, de juego más verticalista y de lucha en el área. El fútbol no es blanco y negro, es decir que Abila podría adaptarse perfectamente, pero sería una llegada extraña por todo lo comentado anteriormente.
 Guillermo es un hombre del fútbol que por todo lo vivido como futbolista y hasta ahora como técnico debe tener un muy buen ojo, mientras que los refuerzos que llegaron en silencio recomendados por tarea de la comisión directiva dieron sus frutos, como en el caso de Barrios, Fabra, etc. Goltz y Espinoza son buenas incorporaciones, pero sería un gran error traer un centrodelantero y no algún lateral ante la salida de Silva, por ejemplo. Recordemos lo básico y elemental: para traer refuerzos, primero se debe observar dónde hace falta reforzar.

jueves, 22 de junio de 2017

UN CAMPEON QUE SUPO REINVENTARSE

 En este torneo largo de 30 fechas, donde se hace clave la regularidad (por más de que en el fútbol argentino hasta perdiendo varios encuentros en seguidilla es posible seguir en la cima a causa de las irregularidades ajenas), no hay dudas de que a lo largo y ancho de esta temporada 2016/2017 Boca fue el equipo que más puntos acumuló merecidamente, y se debe a varios factores.
 No estaría mal decir que en este campeonato, Boca fue el campeón de las modificaciones: el logro tiene su cuota de extravagancia cuando tenemos en cuenta que el 11 titular fue mutando, estando muy claro cuales eran los nombres preferidos de la dupla técnica en determinados períodos, no siempre. Por esa razón los mellizos fueron tan protagonistas como los jugadores: debieron meter mano en muchas oportunidades para perfeccionar el equipo y entonar hacia la bienaventuranza. Lo que nunca intentó cambiarse fue el método Barros Esquelotto, que les dio logros a los mellizos en su paso por Lanús y que acabó de coronarlos en el xeneize, y este es, si bien los cambios de nombres otorgan una inevitable variante en el funcionamiento, siempre ir al frente con los centrales adelantados, laterales que participen constantemente del engranaje ofensivo, volantes internos que distribuyan rápido (en Lanús tuvieron en Diego González y Víctor Ayala volantes con más gol y llegada, ahora con Pérez y Gago fue más conducción/organización que agregación de artillería), extremos que encaren y tengan disciplina para hacer la banda, con un centro-delantero que no se desentienda de la posesión, abarcando un conjunto dinámico y con transiciones veloces concretando un ataque directo, que se hizo más fuerte que la defensa, muchas veces endeble a pelotazos frontales o pases a los espacios que en gran parte de los encuentros era utópico que no aparezcan, ya que la táctica de golpe por golpe tenía en la balanza un gran poderío ofensivo pero al mismo tiempo pecar de la sábana corta, y allí estuvo el defecto de Boca a la hora de neutralizar avances rivales evitables. No es casualidad que la defensa haya sido el sector donde más se haya efectuado el recambio. ¿Que se necesitan centrales más rápidos y de jerarquía? Hace mucho que cada seis meses Angelici viene cerrando incorporaciones de zagueros, y si Guillermo y Gustavo no se deciden a perfeccionar a los que tiene hoy en el plantel o a arriesgarse con algún juvenil este será un problema de nunca acabar. ¿Que se debe ir a buscar un lateral derecho? Otro problema que Boca hace mucho no soluciona, no solo por la errática en los mercados de pases sino porque no se forman futbolistas de ese puesto en las inferiores. Con Peruzzi se había encontrado un marcador de punta serio, pero tuvo un bajón importante con varios errores conceptuales, y ya se habla de Buffarini. ¿El ex hombre de San Lorenzo marca mucho mejor que el ex hombre de Vélez? Traer un futbolista no significa solucionar el problema, pero como todos sabemos, el fútbol es un enigma lleno de incógnitas donde todo puede suceder: tal vez venga un jugador que llegue para quedarse, o entre Jara y Peruzzi se encuentre al sucesor del negro Ibarra. No olvidemos, por ejemplo, que Bou llegó en silencio y se hizo un lugar en la consideración más que interesante. Si bien este deporte tiene una cierta lógica, esta suele ser traicionera. 
 El equipo de la ribera jugó más de un tercio del torneo sin número cinco: no olvidemos que sin demasiada confianza en los colombianos Pérez y el ovacionado Barrios, Boca parecía tener como esquema predilecto al 4-2-3-1 con Bentancur y Pablo Pérez repartiéndose el centro del campo. Entre goleadas y baches futbolísticos, volvió Gago en el momento más complicado, en la seguidilla de los tres clásicos. Allí el equipo tuvo su primera resurrección: Guillermo se inclinó por el clásico 4-3-1-2 y la aparición del volante central significó un orden exponencial para recuperar, entre otras cosas, el nivel más alto de Tévez (a tener en cuenta este dato: hasta la vuelta de Gago, Carlitos había marcado un gol y no venía teniendo un gran rendimiento, y a partir del encuentro con San Lorenzo hasta su despedida ante Colón, el Apache marcó cuatro tantos). Era el equipo de Gago y Tévez, era todo armonía y felicidad, y de repente la ida del ídolo a China hizo que se planteen varias dudas.
 En la segunda mitad, por la pobreza financiera que se padece en el fútbol argentino, es como si empezara otro torneo (Boca perdió a Tévez, San Lorenzo a Blanco y Cauteruccio, Banfield a Silva y Erviti), y Guillermo le dio toda la confianza a Centurión: le dio la 10, lo hizo titular indiscutido y volvió al 4-3-3 que no se cansó de utilizar en Lanús. 
 Sin brillar pero manteniendo la cima justificadamente, luego de partidos buenos y otros no tanto, River le dio a Boca un baldazo de realidad en la Bombonera y fue otro momento de cambios. Allí todo tambaleó: se empezó a hacer mucho hincapié en lo defensivo producto del miedo, prescindiendo del atributo goleador que había caracterizado al equipo; se empleó un juego mediocre y se perdió la identidad, a tal punto que en su momento River tuvo chances matemáticas de quedar primero. Ante Independiente surge la última y definitiva resurrección: Barrios, un alivio para la defensa, ya era titular indiscutido, Benedetto continuó desgastando la pelota pero ahora sin jugar solo, el equipo recuperó la gracia, y ya era imparable su camino al éxito. 
 Del equipo de Gago y Tévez al equipo de Barrios y Benedetto, sucedieron varias mutaciones donde Boca siempre supo salir adelante y superar frustraciones. El factor psicológico fue tan fundamental como la mano de la dupla técnica. Pensar que porque se consiguió el campeonato está todo perfecto es un serio error: siempre hay mucho por mejorar, y si se quiere ganar la Libertadores 2018 no hay que dejar de lado la innovación pero teniendo un equipo regular en el tiempo, entre otras cosas que Guillermo y Gustavo analizarán en el receso de invierno. Pero no por nada el campeón argentino fue primero en soledad durante más de 15 fechas. La gestión Angelici ya lleva tres títulos en menos de dos años, lo que da una pauta de que hay esfuerzo y trabajo con dedicación de las tres patas, es decir, dirigencia, con números en orden (veremos si se puede mejorar en lo institucional, en referencia al estadio); el cuerpo técnico, con hombres como Arruabarrena y los mellizos, que conocen el club y ofrecen un trabajo de calidad; y los futbolistas, que además de ser uno de los planteles más cotizados del país, los resultados demuestran que dejan todo. El esfuerzo da sus frutos. Salud.

sábado, 17 de junio de 2017

ALDOSIVI 0 BOCA 4: A UN PASO

 Boca se floreó en Mar del Plata convalidando el pequeño paso que le queda para alcanzar el título. Analizando el porqué de su casi consagración y el avasallamiento sobre el rival, puede decirse que recuperó la mejor versión de Gago, volvió el dream team con el que soñó Guillermo donde los laterales participan constantemente en las situaciones de ataque, y Benedetto no fue la única carta ofensiva porque, además de lo mencionado de las apariciones sorpresivas y constantes de los marcadores de punta, tanto Centurión como Pavón demostraron ser los socios interesantes que son para el goleador: el primero se olvidó de todo lo extra-futbolístico y siempre la pidió para encarar, ya sea desde un costado o delante de los volantes, y el segundo fue una alternativa gracias a su velocidad y poder explosivo sin nublarse con irregularidades, manteniendo un nivel incesante a lo largo de los 90 minutos. 
 Vale la pena remarcar el rol del centro-delantero en la actualidad: antes, ser el nueve de un equipo significaba ser una especie de complemento, un finalizador de las jugadas, una pieza aparte, que se excluía del progreso colectivo esperando la oportunidad en el área, casi como si fuesen seres extraños que habitan en su mundo, como los arqueros (que hoy en día no ocupan un rol muy distinto, pero se les pide cosas que antes hubiesen parecido descabelladas, como participar en la generación de juego a partir de sus pies); y hoy en día al punta se le pide que salga de su "zona de confort", que deje la marca de los zagueros y se tira atrás a armar juego, y hasta surgen entrenadores de las nuevas doctrinas que prefieren jugar sin nueve, como hizo Guardiola con Messi en el Barcelona y Sampaoli con Vargas en Chile, aplicando la modalidad del "falso nueve". Benedetto es un nueve que lleva el gol en la sangre, que vive de él, pero así como hace Benzema en el Real Madrid, el gol no es su única propiedad. El ex Arsenal sale del área y juega de espaldas hacia los costados, donde esperan Pavón, Centurión o uno de los laterales atacando al espacio, y atrás tiene a Gago o a Pablo Pérez, para rematar o seguir jugando. Con Benedetto no hay solo un goleador serial, sino que el xeneize cuenta con un lector fenomenal del fútbol, clave para higienizar la congestión en el tráfico de la pelota, y muy lúcido cuando comprende que el gol está más cerca en otro compañero: así es como le filtró una pelota bárbara a Pavón, y cuando lo asistió habilitándolo desde el piso. 
 Gracias a un juego electrizante desde el centro a la hora de tirar una pared o animarse a profundizar con un pase penetrante, y punzante cuando había que romper por afuera, Boca nunca se cansó de ir por más, y tuvo mucho que ver el rendimiento de Gago, que fue el mismo volante central que volvió ante San Lorenzo el año pasado, simplemente que parado unos metros más adelante. Gago era el motor de Boca porque daba oxígeno en cada pase, y lo hacía de forma tan sencilla que físicamente solo le implicaba aplicarle dos toques a la pelota, pero mentalmente trabajaba mucho más que el resto. Parecía que Barrios parado de volante central le había quitado el protagonismo, pero solo tenía que recuperar la memoria para ser el mismo jugador en otro posición, pero no hay que confundir la ubicación con el rol: está ubicado como volante interno, pero cumple la misma función que siempre, la de aclararle el camino a sus compañeros. Cuando el colombiano esperaba en el banco de suplentes, Gago era ese aparato que hacía mover el sistema delante de los centrales, mientras Bentancur era el bastón que hacía el desgaste físico; hoy Barrios es el primer pase, el orden, el esfuerzo, el escudo de Tobio y Magallán, al mismo tiempo que Gago hace lo mismo, solo que levemente tirado a la izquierda.
 Además, sorprendió gratamente la efectividad en las pelotas detenidas, una falencia absoluta casi incorregible durante todo el torneo, donde nunca estuvo claro cuales son los ejecutantes más aptos para hacerse cargo. En esta oportunidad tampoco hubo un ejecutante definido, pero se manejó de forma excepcional gracias a que así como hubo un renacer en el partido ante Independiente donde lo psicológico pareció haber activado el elemento futbolístico y físico del funcionamiento, en esta oportunidad la precisión en las pelotas paradas apareció para decir presente junto con buenas ideas. Las buenas ideas fueron dejarle los tiros de esquina izquierdos a Pavón, que con su buena pegada y potencia es un futbolista apto para hacer que la pelota se cierre con fuerza, y entregarle a Pérez los tiros libres cerca del área, ya que tiene sutileza y calidad para bombear la pelota hacia el radio de las cabezas de sus compañeros. Sin tener especialistas entre los once, se dividieron las tareas según los más indicados para determinados contextos. Es una muy buena noticia para Boca. 
 Aldosivi se quedó en atacar de forma directa pero poco clara con sus dos puntas y un Luguercio amenazante como un cuarto volante/tercer delantero, que llegó en algunas ocasiones sin marca pero sin demasiado peligro, y el elenco de la feliz fue vapuleado producto de que quedó largo en muchos momentos del partido y no fue capaz de contener el circuito del visitante, que gracias a su motivación que lo catapulta a un buen momento futbolístico, quedó a un paso de ser campeón.
 Boca está viendo la luz, el final del camino, y no parece llegar de rodillas y con sangre por todo el cuerpo, sino que se lo ve llegando de un modo arrollador, sin ningún rasguño y curado de sus anteriores heridas. Está rozando con las uñas esa luz, le falta muy poco para poder tocarla, y todo indica que se dirige sin sosegar.  

jueves, 8 de junio de 2017

AFA NUEVA, VIEJAS COSTUMBRES

 Esta semana San Lorenzo fue noticia lastimosamente, debido a que decidió postergar su partido por Copa Argentina ante Cipolletti, equipo que milita en el Federal A, cuando no tenía ninguna complicación para disputar el compromiso, ya que el torneo de Primera División no se juega por la fecha FIFA. El equipo de Boedo, siendo una de las cinco instituciones más grandes del país, tuvo una actitud que no lo hace parecer de esa manera, ya que la situación dejó en una postura desvalorada al humilde equipo del interior del país, y el argumento de San Lorenzo para postergar el encuentro son sus futbolistas que no podrían estar presentes debido a las convocatorias de sus selecciones. Como si San Lorenzo fuera el Real Madrid y todos sus titulares fueran convocados. Solamente Paulo Díaz y Néstor Ortigoza fueron convocados para las selecciones de Chile y Paraguay, respectivamente, y es un argumento muy penoso si se tiene en cuenta que estamos hablando de San Lorenzo, con todo el presupuesto que maneja, y más cuando su rival es Chipolletti, cuyo plantel está integrado por futbolsitas de nivel amateur.
 Pero vale aclarar porqué la postergación de este partido es una injusticia: simplemente por falta de justicia. No es justo que Cipolletti haya perdido dinero en reservar su hotel y que sus hinchas hayan tenido que pagar en vano sus pasajes para asistir al estadio. Y eso se debe a un motivo mucho mayor y más deplorable que San Lorenzo haya salido a pedir la postergación, y el motivo es a quién se lo pidió: a la AFA, que acata y responde a este tipo de pedidos como si fuera manejada por los clubes grandes. El organismo que comanda Tapia no debería concederle los deseos a San Lorenzo, ni a Racing, ni a ningún club en particular, ya que sin perder de vista el objetivo que debería cumplir, la AFA es una organización conformada por todos los clubes del fútbol argentino, y debe tomar una posición neutra sin favorecer ni perjudicar a nadie, y en lo posible, hacer nuestro fútbol cada vez mejor. Pero por más de que la asunción de esta nueva comisión directiva en los pasillos de Viamonte sea relativamente nueva, los hábitos son viejos: no hay síntomas de renovación ni del comienzo de una conducción seria, sino que se sigue cayendo en el mismo grondonismo nepotista de siempre. 
 Hay un club al que no le sobra nada que perdió dinero, gente del interior del país que con la ilusión de ver a su equipo compró pasajes que deberá tirar a la basura, y muchos jugadores amateurs de un club del torneo Federal que como en todas las ligas del interior, casi todo su plantel se renueva semestre a semestre, por lo que su sueño de enfrentarse a San Lorenzo no será posible, un club grande que tuvo un comportamiento de nivel bastante chico. Pero lo primero que habría que plantearse como núcleo de la problemática es lo siguiente: ¿porqué un partido que estaba programado con antelación (aunque muchos se programan sobre la hora y sufren cambios de horarios la misma semana, también por pedido de determinados clubes que parecen manejar los horarios) debe ser postergado, y no podemos tener la mínima seriedad de cumplir con los días y horarios de los encuentros como ocurre firmemente en Europa y muchos países del continente? 
 Y Racing también fue noticia, y por el mismo motivo: al ver que a San Lorenzo se le concedió el deseo de postergar su encuentro, el equipo de Avellaneda cayó en la misma bajeza de dejar mal parado a un club que pelea por el pan todos los días en el ascenso. Racing no tiene jugadores convocados a ninguna selección y obviamente este fin de semana no debía jugar la fecha del torneo de primera, y la ocurrencia por la que se inclinó fue para tener un fin de semana libre, como manifestó su DT, Diego Cocca: "el fútbol argentino se vive con mucha intensidad y nos venía bien poder descansar un fin de semana". Es insólito cuando se tiene en cuenta que Argentina es el país sudamericano junto con Uruguay que menos partidos juega por temporada, siendo solo 30, muy por debajo de los 38 o 36 que se juegan en Europa, o sin ir más lejos, los 38 por semestre que se juegan en Brasil en la parte del año en que se juega el Brasileirao, teniendo que jugar un partido cada tres días. Además de que Mitre de Santiago del Estero, rival de Racing por los 32avos de la Copa Argentina, milita en el Federal A y tiene motivos para estar bastante cansado, ya que debe viajar por todo el país como cualquier equipo que participa de los torneos Federal A, B, o C, contando con un presupuesto muy bajo en comparación con las cifras desorbitantes que debe barajar una institución como Racing. 
 Cabe mencionar también que tanto el técnico de Racing como sus jugadores tienen el deber de estar presentes cuando un compromiso así lo dispone, haciendo honor a su profesionalidad. Tampoco se entiende qué beneficio se puede obtener con la postergación, ya que posiblemente cuando deba disputarse se deba hacerlo entre semana. 
 La poca seriedad que se le da a las competiciones manipulando los días y horarios (Boca está pidiendo un horario en particular para su partido con Aldosivi el sábado 17, luego de lo que pasó con el compromiso ante Estudiantes, donde la falta de sentido común a la hora de estipular una hora terminó con los juveniles del seleccionado sub-20 viajando en helicóptero sobre la hora) tiene como principal culpable a la AFA, que no ejerce liderazgo alguno, mientras los clubes grandes, que deberían ser los modelos de nuestro fútbol, intentan sacar ventajas "baratas" y no dan esperanzas de que el rumbo cambie. Los clubes piden y la AFA da: ¿quién cambia este desacertado trayecto con las peores costumbres argentinas, si ni siquiera hay una oposición hacia el grondonismo y los representantes del ascenso en Viamonte no fueron capaces de hacer justicia por los más humildes?

lunes, 5 de junio de 2017

BOCA 3 INDEPENDIENTE 0: UNA TORMENTA DE FURIA

 Puede decirse que en esta tarde del 04/06/17 Boca volvió a nacer, fue con motivación y mostrando los dientes a disputar un partido decisivo, y neutralizó en todas sus facetas a un rival que no había perdido en el año. El sentimiento de furia utilizado en el buen sentido, es decir, para tomarse revancha, aprovechar decididamente las oportunidades o demostrar su valía sirve para marcar un punto de inflexión en una persona. En muchas oportunidades donde coincide ese sentido de liberación es donde una persona vuelve a nacer. De esa manera, Boca consiguió su resurrección ante Independiente. 
 Luego de haber visto una versión temerosa, apática y muy contenida del equipo que está cerca de ser campeón, Guillermo volvió a las fuentes pero llevando a cabo esos nuevos aires que siempre creyó necesarios luego de la derrota frente a River: dejando de jugar con doble lateral derecho (no solo se recuperó el equipo, sino que también se recuperó la dupla técnica, luego de partidos donde parecía que ganaba más el hecho del miedo a perder que su ideología de superar al rival, donde parecía raro que no se animaran a utilizar a Benítez como extremo luego de haberlo pedido como refuerzo), volvió el 4-3-3 con jugadores funcionales a cada puesto, una defensa renovada y un mediocampo escoltado por el enérgico Barrios. Es un equipo que resurgió porque tuvo garra, juego, solidez y contundencia, identificándose a fondo con la historia del club. 
 Luego de que Peruzzi, Vergini, Insaurralde y Fabra sean la defensa titular durante gran parte del campeonato, Jara, Magallán, Tobio y Silva se mostraron sobrios en su tarea, recuperando la seguridad y tranquilidad que estaba siendo alcanzada los últimos encuentros (luego de la derrota frente a River, se recibió un solo gol en dos compromisos, sufriendo poco y nada en el arco de Rossi) pero ahora acompañada por un advenimiento decisivo de parte del resto del equipo para generar un vendaval que garantice la victoria. En pocas palabras, indudablemente se encontró el equilibrio: sin quedar mal parado atrás pero tampoco prescindiendo de generar oportunidades e ir al frente. Es decir, se encajó en la tecla: se encontró el método. 
 Con Barrios, Gago y Pérez formando un triángulo (el colombiano parado detrás de los dos últimos), Boca se apoderó del medio gracias al buen manejo, pases precisos, buenas coberturas y recuperaciones del cafetero, que se gana los aplausos porque tiene sangre azul y amarillo a flor de piel: es metedor pero también sabe con la pelota. Los dos volantes internos volvieron a tener un buen partido luego del bache general: al tener las espaldas bien custodiadas por Barrios, se sintieron libres a la hora de involucrarse en la faz ofensiva, y mientras a Gago parece costarle más recibir la pelota unos metros más adelante que ser el primer pase colocándose entre los zagueros más allá de que no hizo mal su trabajo, se vio nuevamente que si Pablo Pérez engrana oportunamente, Boca es un equipo serio, y la pelota tiene más chances de desplazarse con una productiva naturalidad. En un torneo donde los volantes no tenían muchas incursiones ofensivas, a Pérez le cometieron un penal y estuvo cerca de convertir con un remate a colocar que pasó cerca, mientras que Gago tuvo un tiro interesante de media distancia (algo que se venía reclamando hace mucho por parte de todo el equipo) y a comienzos del partido puso un pase largo exquisito para habilitar a Pavón.
 La presión constante del local para no darle oxígeno al visitante y anular a sus futbolistas más peligrosos (Rigoni, Barco, Meza, que pasaron desapercibidos) se vio evidenciada en un dato: los tres volantes de Boca terminaron amonestados. No es que sea para premiar que un futbolista vea la tarjeta amarilla, pero para bloquear el funcionamiento de Independiente y desarrollar el suyo, Boca le hizo sentir el rigor, relacionado con el enojo y ganas de romper las cadenas de ira con que salió a la cancha. 
 Pero hay dos factores fundamentales a remarcar que están encarrilando a Boca a conseguir un nuevo título: uno es Barrios, por lo que contagia y la dinámica y orden que le otorga a la estructura grupal, aparte de ese elemento místico que significa verlo como un jugador hecho para Boca; y el otro es Benedetto, porque es la figura de este equipo, el que marca la diferencia, el que resuelve las jugadas de espaldas, el que Boca no puede vender. Guiado por estos dos pilares fundamentales, los mellizos rearmaron un conjunto sobre la marcha y recuperaron su nivel futbolístico y emocional. Dicho de otra manera, recuperaron la razón de su hipotético campeonato.  
 

domingo, 28 de mayo de 2017

HURACAN 1 BOCA 1: NO HAY INDICIOS DE SER EL MEJOR

 A pesar del empate ante Huracán en Parque Patricios, Boca continúa siendo el puntero (aunque esté a la expectativa de que River pierda puntos en sus dos partidos que adeuda para seguir en la cima), pero sin mirar la tabla y observando su apariencia, pareciera ser más un ciruja lleno de mugre con la ropa desfachatada que un ser humano limpio y con recursos: en el año se contabilizan pocos partidos de buen auge como para justificar su estado de preeminencia en las posiciones, y hace mucho que no puede desarrollar la idea de los Barros Esquelotto en un buen nivel y en los últimos partidos sucedió algo aún peor: ni siquiera se supo cual es la exactitud de su imaginario.
 Como ante Newell's, la zaga volvió a ser modificada (que a esta altura no se sepan cuales son los centrales titulares es una preocupación importante, ya que es un puesto que debe ser un pilar en la estructura y entendimiento colectivo); Silva no es discutido pero en ataque se siente que Fabra no está (aunque el ex Estudiantes cumpla en la cancha, es difícil de entender porqué el colombiano fue removido, cuando había sido titular todo el campeonato y siendo de lo mejor de Boca); Jara es una rueda de auxilio importante para que no sufra Peruzzi, pero no es extremo (sino que es un lateral devenido en una posición más ofensiva), no va hasta el fondo como lo hace Pavón o podría hacerlo Benítez y entonces Boca pierde chispa; mientras Barrios parece agigantarse cada partido, Gago y Pérez empequeñecen su protagonismo cada fin de semana, estando el primero impreciso y el segundo sin sentirse cómodo (pareciera ser una especie de enlace, un híbrido entre interno izquierdo y enganche, pero se lo ve poco participativo y víctima del poco flujo de un fútbol resplandeciente); Pavón tiene tendencia a emplear un fútbol rápido e individualista que a veces pierde de vista a los compañeros, y en un equipo donde cualquiera pierde del radar a cualquiera, las probabilidades de que se encierre en su propia jugada son mayores; y finalmente Benedetto es el extraterrestre que llegó desde muy lejos para mezclar su cultura de la efectividad con la borrosidad general. 
 Vale aclarar el estado particular de cada pieza de este Boca para darse cuenta de que está sufriendo este tramo final del campeonato, y que no es un conjunto abastecido por once herramientas sino que más bien son once porciones que no logran encajar y conectarse, y que no entran en el mismo partido porque cada uno está en el suyo, buscando la dimensión en común que los traiga al mismo universo que el año pasado (el motivo por el que Boca continúa siendo el primero). 
 Este encuentro con el elenco de Azconzábal fue muy parecido al de la Bombonera ante Newell's: dos equipos poco lúcidos, acumulaciones de arremetidas e imprecisiones recurrentes, solo que esta vez Huracán tuvo en sus dos centrales mucha seguridad, con Fritzler y Compagnucci buena contención y pases precisos y Pusetto se destacó atacando por la zona de los laterales xeneizes. Fueron tan parecidos los últimos dos compromisos de Boca que no pasaba nada hasta que Benedetto quedó de frente al arco por única vez, y es por eso es que es una isla en el medio de este océano en donde Boca está naufragando. La diferencia radical estuvo en que en esta oportunidad, además de falta de juego, a los de Guillermo les faltó astucia: Benedetto concedió un bote con el cual salvarse, y Boca se sujetó mal y se volvió a ahogar. A pesar de tener con el ingreso de Maroni un enganche en el cual cuidar la pelota y proteger el triunfo, Huracán se le vino encima, pero además apareció la remake del caso Patronato porque Zuqui cometió una falta innecesaria, cabecearon en el área del visitante y Rossi cometió un penal que es sinónimo de regalo. Así, jugando a nada (y a la nada misma, a tal punto que Gago, jugador que se destaca por su sencillez, perdió una pelota muy sensible cerca del área que terminó en remate de Pusetto y cerca del campo contrario quiso filtrar un pase que no fue a ningún compañero sino que le llegó mansamente a las manos de Marcos Díaz; mientras que la jugada más seria había sido un remate en dos tiempos de Jara, jugando de "delantero", como si Boca no tuviera extremos para tener que utilizar allí a un marcador de punta), sin saber como congelar el marcador ni defenderse de avances sencillos de neutralizar, no solo se le está dando una gran oportunidad a Gallardo de ser el técnico más glorioso de la historia de River, sino también que en el caso de que Boca se haga con el torneo, el fútbol argentino va a tener un campeón bastante extraño.

domingo, 21 de mayo de 2017

BOCA 1 NEWELL'S 0: TEMPLE Y FIRMEZA PARA NO DEPENDER DE LA ESPECULACION

 Luego del sismo interplanetario generado por la vergonzosa derrota frente a River en el superclásico, el margen de error para Boca era más acotado y para que las matemáticas continúen dando a su favor sin depender de ninguna especulación sino de su propia voluntad, era elemental triunfar en este encuentro y modificar elementos para dejar de dar ventajas.
 Cuando una serie de errores se reitera partido tras partido se deben pulir defectos en la semana o más bien cambiar, y eso implica innovar en la estructura o en los nombres propios. Así lo interpretó Guillermo introduciendo a Tobio, Barrios y Jara en el equipo titular y cambiando el 4-3-3 vertiginoso, vertical y agresivo, aunque muchas veces endeble en la última línea, para pasar a jugar con un 4-4-2 más simple, con más protección poblando la mitad de la cancha y sin jugar al golpe por golpe que Boca nos tenía acostumbrados. De esta manera se reducen las situaciones de gol en contra, y también las chances a favor, pero al venir de un partido ganado de los últimos cinco, y con un funcionamiento que dejó mucho que desear, era momento de cuestionar la idea principal.
 Se puede jugar con doble nueve, se puede jugar con doble cinco, pero no existe jugar con doble lateral derecho; sin embargo, Jara y Peruzzi cumplieron exactamente la misma función, con el ex Estudiantes parado por delante del ex Vélez (por ese motivo es que se dice que jugó como volante), con la obligación de resguardar la banda derecha y ver si aparecía algún callejón por el cual proyectarse. Peruzzi venía de una muy mala actuación ante River, desolando el lateral derecho de la defensa a una flaqueza muy delicada. Guillermo decidió respaldar al jugador e intentar beneficiarlo con una nueva estructura, cubriendo la zona con el otro marcador de punta del plantel. Sin dudas el razonamiento de Barros Esquelotto fue que si con uno solo no alcanzaba, alcanzaría con los dos.
 El centro del campo se repartió entre Barrios, Gago y Pérez, siendo el primero el único en encontrar su lugar y sentirse cómodo con su función, ya que a los dos restantes les costó participar en el entramado, aunque la tarea de aferrarse al resultado fue cumplida efectiva y colectivamente con creces.
 Ambos equipos presentaron un disposicionamiento chato, con pocas variantes y muy abocados a lo defensivo, por lo que el desarrollo se tornó aburrido y se bañó de un juego triste, mezclándose a la perfección con la nublada tarde de la capital federal. Ese juego sólido y contundente de los rosarinos, que le permitió acumular una buena suma de puntos en la temporada gracias a sus escasaz llegadas al arco contrario pero concretadas por sus tres jugadores que hacen la diferencia (Formica, Rodríguez y Scocco), no mostró algo muy distinto a lo que venía haciendo. Mientras que Boca sabía que, controlando a los jugadores más peligrosos del rival, no pasaría sobresaltos, y contaba con un esquema acorde para esa meta. El dilema estaría en cómo convertir: con un juego asociado poco dúctil desde que comenzó el año, con un delantero menos para darle la oportunidad a Jara de equilibrar la estructura, con un Pablo Pérez que es importante para la posesión pero que ya no es más ese volante con gol que Newell's supo tener, con una pelota detenida que no lastima, sin Fabra (que no es tan fuerte en la marca como Silva pero siempre es una buena opción en ofensiva: lo que se dijo antes de reducir las situaciones en contra pero también las que son a favor) y con Pavón en un nivel bajo, el xeneize necesitaba de una aparición ofensiva de Benedetto como única carta para la victoria.
 Cuando el peligro depende de la generación espontánea de los jugadores más comprometidos con ello, pueden ocurrir ese gran control con media vuelta y remate de Benedetto sacado de la galera o no puede ocurrir nada. El hombre por el que Boca pagó cinco millones de dólares quiso que ocurriera. Si bien eso es un síntoma de que al equipo de la ribera no le sobra nada, los mellizos acertaron con el planteo, solucionaron falencias y cumplió el objetivo, incluso mejorando en el complemento esta versión más mezquina de Boca con un Junior Benítez que le concedió más electricidad e impulsos para no conformarse con el resultado, que muchas veces puede resultar traicionero (ya se vivió la experiencia contra Patronato).

lunes, 15 de mayo de 2017

BOCA 1 RIVER 3: LIBRAR UN COMBATE SIN COMBATIR

 Una vez más, el fútbol resultó un juego de aciertos y errores. Aciertos que para Gallardo son más felicitaciones acerca de sus triunfos de Waterloo, y errores para Boca que resultan llamativos, y que da para pensar si este equipo está preparado para disputar partidos de tal envergadura, que no son de vida o muerte (vale aclararlo: nadie tiene que irse despedido con un zapato marcado en el trasero), pero que requieren de una frialdad en la sangre y una llama en el corazón a la hora de plantearlos y disputarlos, que Boca no supo tener. Lo tuvo el año pasado a través de Tévez, jugador que contagia hasta a los tele-videntes, pero pareciera que este año, y más precisamente en este momento de caída libre hacia un pozo cuyo fondo no se termina de ver, Boca no parece tener respuestas para consolidarse y escapar de sus perseguidores; no se defiende como un equipo que está para campeón, y tampoco juega como tal, sino que muestra destellos interesantes que no alcanzan para el aplauso; mientras que River tiene en la capacidad de Gallardo la forma en la que reinventarse cada temporada. Es decir, a los de Guillermo no le faltan actitud ni saber cual es la idea o el mensaje que quiere desarrollar el técnico, pero le falta algo más: ese algo más, que aparece cuando el equipo rival se cierra y no te deja espacios, es lo que tienen los grandes equipos, que parece que Boca todavía no supo encontrar.
 Cuando se comparan uno por uno las alineaciones de ambos equipos, según a criterio de cada uno puede haber dos o tres jugadores mejores a favor de River o Boca; eso puede ser un juego divertido para la previa pero es de un valor muy subjetivo y no pesa a la hora de hacer un análisis, pero si miramos a fondo el transcurso del pleito, es evidente que los futbolistas visitantes supieron pararse y moverse entendiendo a la perfección la táctica que solicitaba el juego, con un Boca partido, desordenado, inseguro. Sin ninguna duda son los jugadores los que deben correr y concretar dentro del campo, pero juega muy fuerte la preparación del entrenador en la semana: Gallardo pareció haber previsto todo lo que iba a pasar (un arte de la profesión), mientras que nunca se supo el partido que imaginó Guillermo.
 El medio campo es como si fuera la articulación de una armadura: en un brazo está el escudo, y en el otro la espada, pero sin brazos que coordinen y sean un nexo, es como ir al combate sin armamento. River fue el amo y señor de una mitad de cancha casi despoblada de hombres de azul y oro. Observando detenidamente los dos primeros goles, puede detallarse que si bien las reacciones defensivas son poco ortodoxas, no hay volantes de Boca que estén presentes para disputar el balón y no dejen tan expuestas las falencias a la hora de marcar. Siendo un equipo totalmente dividido, sin solidaridad colectiva, los volantes de Boca no tienen retroceso, y no hay una organización que así lo determine. Es por eso que moviendo piezas de manera muy sencilla, Martínez se hace un festín por el lado de Peruzzi, Fernández llega sin oposición para asociarse, Alario arma un lío de espaldas (donde, gracias a su jerarquía, transforma un pelotazo de Ponzio en un contraataque) y Driussi tiene mucha libertad para probar de media distancia, llegar a posición de gol o centrar el ataque.
 La temprana salida de Centurión (otra vez) volvió a dejar al xeneize muy intermitente a la hora de lastimar, sin una clara supremacía con la tenencia de la pelota, debido a que es un conjunto anárquico para sorprender, en dejar de lado el fútbol robótico de permanecer cada uno en su posición y probar con algo distinto. Como describe la ciencia de la complejidad a la hora de invertir en un negocio, se define el borde del caos como "el estuario en el que se encuentran el orden estricto y el caos aleatorio para crear grandes niveles de adaptación, complejidad y creatividad". A Boca le falta eso.
 Además, el local se vio derrotado en gran parte porque sus individualidades no estuvieron en un buen día, no tiene volantes con llegadas al área ni jugadores que rematen desde afuera (lo que se habló anteriormente de la creatividad), Pavón no aprovechó la falta de experiencia de Mayada como lateral izquierdo porque no se dieron las condiciones para que encuentre su lugar y muchas veces tuvo que hacer un desgaste enorme para correr como un volante carrilero ante la ausencia de un mediocampista para retroceder; el doble 9 no facilitó el armazón de la estructura, ya que pareció ser que entre Benedetto y Bou había uno de los dos que sobraba en esa función y utilización del espacio, cuando tal vez en vez de dos jugadores que hagan exactamente lo mismo hubiese venido bien un enganche o volante que ejerza más presencia para conducir o contener en el medio. Boca tampoco encuentra en la pelota detenida un arma para abrir el camino: no tiene centrales que den miedo en ese aspecto pero porque tampoco tiene un buen ejecutante. Para empezar, no tiene un encargado de los tiros libres o tiros de esquina: uno lo patea Gago, otro Pérez, otro Fabra, otro Pavón, y pareciera ser que algún día se anime a patear Rossi.
 El gol de Gago (con mucha ayuda de Batalla) al final del primer tiempo fue clave para darle vida al puntero, que en el segundo tiempo estuvo a tiro del empate por la vergüenza y amor propio para ir al frente como sea, pero los de Gallardo jugaron la contraparte defendiendo el resultado de la misma manera (como sea), y tuvo en Martínez Quarta, Ponzio y Maidana a tres pilares fundamentales para que entre las imperfecciones River sea el menos imperfecto, sin ser el mismo equipo que en el primer tiempo.
 En lo que se comentaba en los primeros párrafos acerca de la compenetración con el objetivo es que es inadmisible que Gago, a pesar de ser un excelente jugador, se quede pidiendo una falta o un off-side y que no dispute la pelota cuando esta está en movimiento, como en el gol dilapidado por Auzqui. Esa es una de las materias por aprobar cuando mencionamos que hace falta ese "algo más" y no alcanza con solamente jugar lindo.