viernes, 17 de marzo de 2017

EL IMPETU FUE ELEMENTAL EN LA CHAMPIONS

 En la totalidad del partido del Leicester y en el segundo tiempo de un Mónaco que hizo prevalecer el aguante antes que la verticalidad del primer tiempo, hay un punto en común y es que la garra y el espíritu combativo se hicieron ejes principales de ambas llaves. 
 Esa fue en gran parte la fórmula exitosa del equipo inglés para concretar la hazaña de la Premier, sin recurrir en demasía a los pases al ras y a un ritmo con pausa, sino más bien apostando a lo que solían hacer los equipos ingleses en la antigüedad, dependiendo de la segunda jugada y los envíos frontales (decimos antigüedad porque en lo que se conoce como fútbol moderno prepondera la salida por abajo desde el arquero, y un juego armonioso acompañado por volantes internos y distintos jugadores en posición de ataque), y se llevó por delante a un Sevilla totalmente desdibujado, sin conducción y con desatenciones en jugadas llevadas a cabo por el empuje que ofrece nuevamente este equipo luego del cambio de entrenador. Por eso vale la pena detenerse en un comentario de Latorre muy bien formulado y más que cierto: "la garra, que es algo que complementa al juego, termina siendo lo elemental". Eso es porque para el Leicester jugar es meter, es un elenco diseñado a través de un orden táctico que requiere de la energía colectiva prepotente para lastimar al rival. Por eso gana sin brillar, pero brilla su coraje. 
 El Mónaco se impuso por gol de visitante gracias a su gran poderío ofensivo que lo transforma en el equipo más goleador de esta temporada en el viejo continente, por la inclinación que propone generando superioridad numérica y acertando en los últimos metros, pero en vez de conservar su perfil inicial, en el complemento fue un conjunto de más temple y con mucha contención, lo que hizo que la cancha se vuelva a inclinar pero esta vez a favor del City, que tuvo la posesión a su merced pero a la hora de profundizar y desdoblar los espacios se vio con dificultades para dar el toque final, mientras que una sola oportunidad en todo el segundo tiempo alcanzó para que el equipo del principado se imponga por la regla de más goles en condición de visitante. La cuestión que da para el raciocinio es si fue una orden y estrategia del entrenador o sus jugadores se vieron ubicados detrás de la línea de la pelota porque fueron superados por el rival y jugó un papel importante lo psicológico del resultado, que tiende a transformarte en conservador acorde a la ventaja y no ir en busca de ampliar la diferencia. 
 Algo parecido le pasó al Leicester cuando en un momento jugó dentro de su área, donde dio la sensación de que jugando mal pero gracias a su insistencia, el equipo de Sampaoli tendría alguna chance, y esa debía ser concretada si soñaba con el alargue; y el penal errado le dijo que no a las ilusiones. Esos detalles también son muy puntuales a la hora de decidir el destino, además de cómo se juegue y los cambios de métodos que se desarrollen en el transcurso de un partido. 
 El Cholo Simeone manifestó que la única fórmula es ganar. Para conseguir esa fórmula es evidente que se pueden pasar por más de una faceta con el afán de cumplir el objetivo, en el caso del Mónaco; y que no se necesita de demasiado material, necesario si se requiere de esplendor, para llegar a una instancia decisiva, como lo hizo el Leicester, ni siquiera en la competición más importante del mundo. 

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