Yo estaba seguro de que esto se resolvía con paciencia, sin ir al ritmo de la gente, que el gol ya iba a llegar. Cuatro años sin ser campeones, es bastante para un club como Boca, y la gente parece que se viene encima, pero ahí es donde se tiene que demostrar que se puede salir campeón: la clave es estar sereno, en jugar al fútbol que nos llevó hasta acá, y utilizar a la gente a nuestro favor, que el que se ponga nervioso sea el rival.
Boca ganó un campeonato donde en muchos partidos ganó merecidamente, de a ratos con buen fútbol, y de a ratos empujando, ganando con jugadas aisladas a través de la jerarquía individual, es decir, un conjunto que si no se lo llevaba con juego, se lo llevaba con garra y corazón. Este encuentro pintaba complicado, muy disputado en esa "enredadera" que proponía Tigre para replegarse, y como tenemos jugadores que esperan la pelota al pie y no hombres que se caractericen por la llegada por sorpresa, caíamos muchas veces en la trampa, pero no había que desesperarse, que con paciencia el gol iba a llegar.Y el grito del campeonato llegó a través de un muchacho al que muchos tomaban de distraído, de imprudente (me incluyo), pero que no dejaba de ser un futbolista surgido de nuestra propia cantera, y que además de ciertas irregularidades, siempre mostró altas capacidades técnicas, oficio a la hora de marcar por su sector, y buen poderío aéreo, con el cual dio el testazo sagrado para cerrarle la boca a todos y darnos el título.
Este equipo tuvo muchas pálidas, como el affaire panadero, al que le dedicamos el título exclusivamente, porque cuando parecía que todo se derrumbaba y estábamos camino a la destrucción, llegó Carlitos como anillo al dedo: dejó ese olimpo lleno de dioses que es el fútbol europeo donde además le llovían los billetes, y volvió para esto, para ser campeón, para hacerse dueño de un equipo que desde la partida de Riquelme no tenía a alguien que potencie a sus compañeros, que absorba toda la presión y si bien al fútbol se juega de a 11, Tévez contagia de mística a todos, hace que todos tengan un Carlitos adentro, es decir, desde que llegó, todos jugaron para Carlitos, y el Apache jugó para todos.
Este grupo estuvo siempre unido: el panadero, la Bombonera sin público, expulsiones, la dura derrota con San Lorenzo, la lesión de Gago, pero eso fue lo que nos caracterizó como un equipo fuerte y que confirma lo que dijo el Vasco de que se dejan los egos de lado: siempre salimos adelante, como Monzón, que hace poco tiempo parecía relegado por la macana en el Súper de Córdoba, y hoy es el héroe de la epopeya.
Boca merecía esta alegría, Angelici se merecía el campeonato después de poner tanta plata, se lo merecía la gente, que en estos cuatro años de sequía nunca dejó un lugar vacío en la cancha, y se lo merecía el Vasco, que muchos creían que no podía manejar planteles tan ricos, pero finalmente salió el 11 de memoria, con no más de dos dudas (el lateral izquierdo se terminó de consolidar en este partido con la maniobra épica de Monzón que lo llevó a los libros y tal vez hay una duda en un volante interno ante la falta de Gago).
Como dice el título, se lo dedicamos a todos: al panadero, el que nos sacó a todos la ilusión de la Copa, pero nos dio mas furia para ir con todo en este campeonato; a los que trataban a Boca de que "no juega a nada", y a mi entender, es muy complicado que un elenco que estuvo primero mas del 80% del torneo y que es campeón no juegue a nada, y si les gusta tanto Central, está bien, no hay problema, el equipo de Coudet es el equipo que mejor juega, pero Boca es el mejor equipo, por eso es campeón; y finalizamos con la dedicatoria a nuestros hijos bobos, que luego de tiempos fatales en el ascenso recorriendo zonas desconocidas para lo que es nuestro GPS, se les dio la oportunidad de ganar varios campeonatos, pero desde que volvió Carlitos volvió todo a la normalidad, así que el año que viene vamos a ver si siguen siendo los mejores, porque esa frase digna de un poeta es tan cierta como que esto es el comienzo, que nosotros vamos a ir por más.